EN BARAKALDO LA DANZA IMPORTA
Residencias artísticas, mediación socioeducativa y una programación cargada de danza, son algunas de las medidas implementadas por el Teatro Barakaldo para promover y visibilizar esta forma de arte. Nos lo cuenta su directora, Ana López Asensio...
Texto JUDIT GALLART Fotos_ANA YÑAÑEZ / ASIER BASTIDA
Madrid, 26 de octubre de 2024
Son tiempos complejos para el sector de las artes escénicas que parece no recuperarse todavía de la sacudida propiciada por la pandemia del covid19, especialmente su componente más efímera, la danza, o al menos así lo refleja el recientemente publicado anuario de la SGAE, situando en apenas un 4,4% el total de representaciones que esta forma de arte ofreció el pasado año ANUARIO 2023.
No obstante, ante este panorama, el Teatro Barakaldo Antzokia se reafirma en País Vasco y apuesta significativamente por la danza en una suerte de discriminación positiva que vela por su presencia y visibilidad bajo la dirección de Ana López Asensio. “En seis años hemos conseguido un incremento del 200% de los espectáculos de danza que se exhiben y en nuestra temporada 2024/25, la danza tiene una presencia del 30% con respecto a otras disciplinas”, nos confirma López respecto a la actividad de un teatro que, además, participa activamente en la programación de Dantzaldia, el relevante festival de danza bilbaíno, y que actualmente, se encuentra celebrando la 28º edición de su ciclo Viernes Flamencos por el que ya han pasado figuras como Alfonso Losa, Paula Comitre o Dani Hernández junto a Eneko Gil.
“Antes, la danza era prácticamente inexistente en los Viernes Flamencos y este año, de cada diez espectáculos, cuatro son de danza, creo que eso lo dice todo”. En lo que resta de año, se espera pasen por allí espectáculos y artistas de verdadero renombre y rabiosa actualidad: Manuel Liñán lleva Muerta de amor (15 de noviembre, en la foto), Sharon Fridman su reciente creación inclusiva Go Figure (23 de noviembre) y Rocío Molina se presenta con sus Variaciones de lo inefable (29 de noviembre), sin contar con que ya en enero, el día 18, escenifican Bach, un clásico de la compañía catalana Mal Pelo.
“Buscamos trabajos que sean complementarios entre sí y que cuando veas la programación en su conjunto, le encuentres un sentido”. La diversidad de orígenes, con especial atención a las compañías de Euskadi, el apoyo a la creación o el cuidado por los intereses de su audiencia representan los ejes vertebrales de un teatro fuertemente comprometido con la mediación y creación de nuevos públicos.
A puertas abiertas
“Decidimos abrir las puertas del teatro en su sentido más amplio, ofreciendo la posibilidad de asistir a ensayos abiertos o de tener una charla con los artistas después del espectáculo porque creemos firmemente en la importancia de conversar con los asistentes, y es que ¿quién mejor que el público del Teatro Barakaldo para ser embajador de lo que aquí sucede?”.
La mediación artística y socioeducativa llevada a cabo por el Teatro con actividades como su Taller de creación, este año guiado por la compañía Babirusa, de Cantabria, en el que ha participado el alumnado de la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Euskadi materializándose en el espectáculo final, Muchos caballos galopando juntos pueden hacer temblar la tierra, que se presentó el pasado día 10 de octubre, es otra de las iniciativas sumadas a la voluntad de introducir la danza en la campaña escolar.
“Ya que en los currículos educativos las enseñanzas artísticas están en malos momentos, procuramos que las niñas y niños que nos visitan tengan oportunidades para conectar con la danza. Incluso que el profesor pueda tener una caja de herramientas para poder trabajar en las aulas”, afirma López, que no solo se ha centrado en acercar la danza a los más pequeños, sino también en ofrecer una plataforma de creación a los profesionales, atendiendo con especial ahínco a los creadores emergentes a través de un programa de residencias acogido por Dantzalabea, una sala de ensayo de 140 metros cuadrados abierta tanto a artistas preprofesionales, como a aquellos ya consolidados.
“La sala está ocupada mañana y tarde todos los días salvo el mes de agosto, ya sea por las residencias artísticas que a veces terminan en creación, o no, porque son simplemente un apoyo a los procesos de investigación; o por los artistas que tienen bolos aquí y necesitan el espacio”. Pero Dantzalabea no solo ofrece un espacio para ensayos. “Muchas veces hay gente que acaba de empezar y no sabe ni a quién llamar, ni dónde puede encajar el trabajo que está realizando. Entonces tratamos de aterrizarles en la realidad de la programación, en la realidad de otros espacios que también apoyan la creación, y tratamos de darles pistas de por dónde se pueden mover, a qué pueden acceder, qué convocatorias y ayudas hay, conectarles con otras compañías o con gestores de otros espacios.”, concluye.