PATRIMONIO SENSORIAL
Con aires esotéricos, Akram Khan estrenó su nueva pieza Thikra, un ritual femenino, en el Festival de Santander. Fuimos a verlo y esto nos ha parecido…
Texto_CAROLINA LÓPEZ CASTAÑEDA Foto_CAMILA GREENWELL
Santander, 19 de agosto de 2025
La aclamada compañía británica Akram Khan estrenó en España Thikra: Night of Remembering el pasado domingo 17 de agosto en la 74º edición del Festival Internacional de Santander. La producción, con diseño de vestuario y escenografía de la artista contemporánea saudí Manal Al Dowayan es un ritual purificador, cautivador y reflexivo. Porque ya desde la música - demasiado elevada pese a la advertencia - original de Aditya Prakash y diseño sonoro de Gareth Fry, inician al espectador en la liturgia con pasajes sonoros de forma inmediata en la apertura de puertas.
La propuesta ofrece una panorámica conceptual de la tradición en la que se ha dosificado el espacio escénico, no transitado en su totalidad, remarcando la dimensión secreta del discurso coreográfico. Contribuye al enigma Zeynep Kepekli quién ha diseñado una iluminación íntima con efectos de humo y niebla, sutiles pero eficaces, para resaltar el valor estético de Thikra (que significa memoria en árabe). Con impecable coreografía de Akham Khan y acertada dramaturgia de Blue Pieta, la pieza ha conectado el pasado con el presente, transcribiendo un grimorio corporal y etéreo que es un tratado de alta danza, pero de una forma tan elegante en el que la modernidad de la danza contemporánea occidental no ha levantado la voz a la danza Bharatanatyam, sino que se ha dejado guiar por su ancestral sabiduría, lo que a su vez delata a Khan, cuya danza siempre se ha caracterizado por recurrir a esta fórmula.
Las intérpretes, todas internacionales, todas mujeres, trenzan un puente entre tiempo y perfección escénica, llamando con la belleza de sus movimientos acompasados y enérgicos a los espíritus que acuden enmascarados, precedidos de una bandada de pájaros.
El concepto narrativo de Khan y Al Dowayan, nos ha sobrecogido llevándonos de la mano por una travesía esotérica, con cambios de luz, gritos y aromas mágicos, donde hemos coexistido - en trance - en sus dos planos. Y es que Thikra es un patrimonio sensorial, al que durante 65 minutos hemos pertenecido y que ha dejado prendido el fuego por el gusto artístico en la no siempre comprendida danza contemporánea.

 
						 
						 
						 
						 
						
 
						 
						 
						 
						

 
						 
											
	

