MURIEL ROMERO: DE INSTITUTO STOCOS A LA CND
La bailarina y creadora murciana se despide esta semana en el MUN de Pamplona de su proyecto personal para entregrarse de lleno a la Compañíua Nacional, con un plan innovador y aperturista. De pasado pero sobre todo de futuro, hablamos con ella…
Texto_OMAR KHAN Fotos_LAURA SAN SEGUNDO
Madrid, 29 de octubre de 2024
Con apenas 16 años, no imaginaba Muriel Romero (Murcia, 1972) la relación de vida que iba a mantener con la Compañía Nacional de Danza (CND), donde entró ilusionada a bailar a las órdenes de Maya Plisetskaya esas paquitas y aquellas sílfides. Cuando salió de allí porque la compañía se quedaba corta en sus aspiraciones dentro del ballet, quizá pensó que se iba para no volver. Voló alto y voló lejos. Primera solista en Bayerische Sataat Ballet en Múnich y en la Deutsche Oper, de Berlín. Y entonces, otra vez la CND, una distinta a la que había dejado porque distinta fue la compañía bajo la égida de Nacho Duato. Ya no más paquitas ni sílfides. Ahora era el cuerpo expresivo que el valenciano demandaba para la plasticidad de sus piezas. Y ella feliz, porque si algo tiene es que es en extremo curiosa y nunca se quedó estancada en el academicismo.
Volvió entonces a salir de la CND y quizá sintió el ‘ahora sí que me voy’. Solista en el Ballet del Gran Teatro de Ginebra y en la Semper Oper de Dresden. Directora, bailarina y coreógrafa, desde 2008, junto al compositor Pablo Palacio, de su propia agrupación, Instututo Stocos, que se ubica en el plano opuesto de cisnes y princesas, con un trabajo interesado por las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y la sociedad futurista… para este año recalar entonces, cómo no, otra vez en la CND. En esta ocasión, nada menos, que como flamante nueva directora artística.
“Yo ahora represento a la CND”, nos dice con seguridad y convicción, “y la CND representa a España. Somos una institución pública y tenemos la obligación de desarrollar un producto que sea para todos, donde quepan todos. En este proyecto, Muriel se queda a un lado porque respondemos a algo más grande, a la marca España. Somos embajadores culturales de este país”.
Por lo pronto, Instituto Stocos seguirá aventura sin ella. No les iba mal, de todas formas. Con su línea de investigación centrada en las posibilidades para la danza que ofrecen hoy las nuevas tecnologías, habían conquistado en 2022 el Mercat de les Flors, de Barcelona, con Embodied Machine, y tenían cerrado el estreno de su nueva creación Incubatio, con el Museo Universidad de Navarra (MUN) para su ciclo Museo en Danza que estrena este jueves, en la que será su última participación en la que ha sido su agrupación, antes de entregarse por completo a la CND.
Muriel Romero desprende ilusión. Se le nota, no lo oculta. Se ilumina cuando habla de esta nueva etapa de su vida, quizá una de las más importantes de una carrera que ya resplandecía. Razones no le faltan. Es la primera mujer desde la Plisetskaya que se coloca al frente de una compañía que ha bailado cada vez al ritmo que le tocaran. De compañía de reperorio académico a dos décadas como compañía de autor con Duato a la cabeza. De allí a alinearse con las grandes y versátiles formaciones europeas del momento durante los ocho años de gestión de José Carlos Martinez, hoy director del Ballet de la Ópera de París y, más recientemete, a un intento de implantar por aquí el modelo y espíritu del neoclásico norteamericano bajo la direccion de Joaquín de Luz.
Creando puentes
El ente tutor de la CND, el Inaem [del Ministerio de Cultura], quería dar un giro de timón a esta última línea y de entre todos los proyectos que se presentaron para sustituirla, optaron por el de Muriel Romero. “No te sabría decir qué parte de mi proyecto fue la que les hizo decidirse pero te puedo hablar de la propuesta que yo les presenté. Es un proyecto como mi vida en la danza, que engloba y crea muchos puentes. He sido primera bailarina en grandes compañías, he trabajado para grupos independientes y pequeños, he sido docente en el conservatorio durante muchos años, he sido directora de mi propio proyecto, Instituto Stocos… y tener estas experiencias me han dibujado un mapa muy claro de la danza, me he movido en un arco que va desde el academicismo hasta las experimentaciones”.
Y en ese arco quiere Romero que se mueva ahora toda la compañía. Quiere que la identidad sea la de no tener una única identidad, que sea un colectivo plural, conservador y vanguarsita a un mismo tiempo.
“Yo creo en la estrecha relación que ha surgido entre las artes del movimiento y otras disciplinas artísticas. Para mi la música contemporánea es muy importante, y creo que en la danza que hacemos en este país esa relación prácticamente no existe. Voy al Auditorio [Nacional de Música] y no veo gente de danza, no hay una conexión entre músicos y compositores, y yo veo allí un incentivo interesante para ampliar nuestro público. Siento también que la dramaturgia y la literatura nos ofrecen muchas posibilidades, nos dan inspiración, y deberíamos prestar más atención. Pero al mismo tiempo soy consciente de lo que está ocurriendo con la danza actualmente y creo que hay que preguntarse también cómo será la danza del futuro. Por eso para mí, lo más importante en el proyecto de la CND, es la pluralidad”.
Ideas le sobran. Los planes y proyectos se le desbordan sobre la mesa, pero no quiere precipitarse. Lo que sí ha comenzado ya es a gestionar es la participación estrecha que quiere que la compañía tenga con los conservatorios y escuelas privadas, lo que le permitiría dar la experiencia a los alumnos de bailar con ellos y de montar obras de gran formato con muchos bailarines. En cuanto a repertorios, quiere abordar todos los estilos, incluyendo las artes vivas y la experimentación, vertientes que nunca han tenido un espacio en la CND, y muy importante, hacer justicia invitando a coreógrafas que han sido pioneras de la danza contemporánea nacional y nunca han tenido la opción de crear para el ente publico.
Casa abierta
“Ahora mismo”, nos dice, “solamente tenemos en activo La Sylphide y la reposición del Don Quijote, de José Carlos Marítinez próximamente en el Teatro Real. Estoy viendo las licencias de las obras estrenadas para ver qué podemos rescatar. Por lo pronto, el año que viene arrancaré con un triple bill [un programa de tres piezas cortas], que incuirá un trabajo mío pequeñito y luego, más adelante, estrenaré una pieza mía de una noche. Pero yo quiero aquí creaciones de Blanchine y de William Forsythe, pero también de Crystal Pite y de Marcos Morau, de coreógrafas españolas que nunca han creado para la CND como La Ribot, María Muñoz [de Mal Pelo] o Cuqui Jerez, y también de talentos jóvenes como Arnau Pérez. Pero tengo que armar el puzzle, ver los teatros, las disponibilidades...”
Desde luego, atenderá esa necesidad siempre manifiesta desde el Inaem de mantener los clásicos en el repertorio, pero huyendo de los grandes y manidos hits (lagos, durmientes, cascanueces), apostando por otras opciones. Habla de su fascinación por Onegin, obra monumental de John Cranko, que abriría en la CND una puerta nunca tocada, la de la larga tradición europea del neoclásico narrativo representado por autores, principalmente británicos, como Kenneth McMillan, Frederick Ashton o John Neumeier.
“Yo dejé mi casa y mi familia con once años porque quería bailar clásico y aquí no era posible. Estuve en Múnich, en Berlín, en tantas ciudades, solo por el clásico… y aunque luego he vuelto, he sido una exiliada. No quiero que eso siga ocurriendo y por eso el clásico tiene que estar, es una parte relevante de mi proyecto”.
La mediación y la proyección son también preocupaciones. Quiere democratizar la danza, hacerla accesibe. “A esta parte del proyecto yo la llamo rural, pero en realidad lo que quiero decir es que hay que descentralizar, y hay que tratar de llegar al máximo de público, la cultura tiene que llegar a todo el mundo. Y es algo que hay que recuperar porque ya estuvo. Cuando tenía 16 años y bailaba para Maya Plisetskaya, esta compañía se iba de gira a ciudades como Puerto Llano, llegábamos a todos los rincones y eso es importante, hay que volver a activarlo”, concluye.