EL DISCRETO ARTE DE LA IMITACIÓN
Quim Girón presentó el pasado fin de semana en el marco del Festival Dansa Metropolitana su propuesta para niños ‘Copiar’, ideada para ocho bailarines que, minutos antes de que empiece el espectáculo, no saben que serán los intérpretes. Esto nos pareció…
Texto_OMAR KHAN Foto_GLORIA SOLSONA
Barcelona, 12 de marzo de 2024
La propuesta Copiar, en sí misma, supone la respuesta a la tesis de la que parte el nuevo espectáculo de Quim Girón, que se vio el fin de semana pasado en el Mercat de les Flors, de Barcelona, en el marco del Festival Dansa Metropolitana. La creación, deslumbrante y elegante en su realización, supone ingenio e innovación frente a cualquier otro intento convencional de danza diseñada y pensada para niños.
Ideada para nueve bailarines, solo uno –el mismo Girón- sabe minutos antes de que se apague la luz que bailará esa noche. Los ocho restantes son niños entre ocho y doce años, que tras ser escogidos por el creador de entre el público, suben invitados al escenario sin saber que durante los próximos 50 minutos no bajarán de allí, que en realidad son ellos (al menos por una noche) los nuevos integrantes de Animal Religion, la agrupación que vinieron a ver, y lo más importante, que quizá vivirán la que puede ser una de las más grandes experiencias de sus vidas aún incipientes.
Mucha fe, seguridad y confianza en todos los niños ha de tener este veterano hombre de circo y danza, para asumir el enorme riesgo que supone sostener todo el espectáculo en la actuación de un grupo de chavales que de nada conoce. Pero el comportamiento de los elegidos va a demostrar, confirmar y reafirmar la que es creencia y moraleja de la propuesta: a pesar de su mala reputación, copiar, copiarse y copiarnos, es un eficaz recurso de aprendizaje constante, casi un acto reflejo de nuestras vidas. Imitar es un arte. Cabe recordar, de hecho, que la mayor parte de la danza escénica que vemos surge de copiar lo que hace, inventa o crea otro.
Visto objetivamente, Copiar es un experimento cuasi sociológico. Una oportuna voz en off nos explica la trascendencia que puede tener copiar, un anfitrión encantador con dotes para el circo suelta una galería de muecas, gestos y gruñidos para que le imitemos y de inmediato, un grupo de niños elegidos, que van tomando paulatina conciencia de que el especáculo son ellos, repiten lo que él hace, le siguen y sin darse cuenta, crean una coreografía fantásticamente interpretada (al menos la tarde del pasado sábado, a saber lo que pueda pasar en otras funciones).
Pero claro que no se presenta como un experimento. Todo lo contrario. Se despliega ante nosotros como un espectáculo visualmente potente y muy sofisticado. Después de todo, se trata de una propuesta de Animal Religion, un team creativo fundado hace doce años en Cataluña por Quim Girón, que ha venido edificando una estética ya reconocible, en la que tienen igual relevancia los cuerpos que la luz y el sonido, formando desde hace tiempo un triunvirato de éxito con Joan Cot Ros, que se encarga del espacio sonoro, y la diseñadora de iluminación Joana Serra.
Esta vez en alianza también con Cube Peak, crea un espacio lumínico cercano a la ciencia ficción, un juego de cubos luminosos y grandes estructuras geométricas de neón, que proporcionan un juego cromático y de composición sorprendentes, todo bajo un manto sonoro, que no por ser una creación para chavalines, elude ser inquietante.
Copiar es una propuesta adulta para niños pequeños. Un viaje lúdico, una celebración de lo que creímos malo e imprudente y nos demuestra, de forma fehaciente, lo que podemos llegar a hacer imitándonos colectivamente. Conmueve y emociona ver al equipo orgulloso saludar al final. Es obra para niños, sí, pero también lo disfrutan tremendamente los adultos (al menos, nosotros).
