IVÁN GIL ORTEGA SE COLOCA AL FRENTE DEL QUEENSLAND BALLET
Poco conocido en nuestro país, el madrileño ostenta una relevante carrera que lo ha llevado hasta la dirección artística del importante colectivo australiano. Hablamos con él…
Texto_JUDIT GALLART
Madrid, 24 de junio de 2025
Tras una ceremonia celebrada la semana pasada, Iván Gil Ortega (Madrid, 1977) se pone al frente de una de las compañías más relevantes de Australia al haber sido nombrado director artístico del aclamado Queensland Ballet, con sede en Brisbane, lo que le convierte en el segundo español al frente de una compañía de ballet importante de Australia, después de Rafael Bonachela, que sigue llevando el timón de la Sydney Dance Company.
Con ganas de posicionar la agrupación como una de las más relevantes en el panorama internacional, Gil Ortega promete apostar especialmente por las nuevas creaciones. “Tengo una visión de crecimiento y busco sobre todo establecer una plataforma de oportunidad para crear y que podamos desarrollar nuevas ideas incorporando la visión de nuevas generaciones”, nos cuenta Gil Ortega, que ya está dando las últimas pinceladas a la primera programación diseñada por él para la compañía y que será presentada el venidero mes de septiembre para dar inicio a la temporada con la llegada del nuevo año. “Voy a traer ese sabor más europeo, pero también asumir más riesgo y dar oportunidades, ya que la queja general es que se termina utilizando siempre a la misma gente”.
Toma el relevo de Leanne Benjamin que, después de tan solo seis meses al frente de la agrupación, decidió abandonarla a finales del verano pasado debido a que las aspiraciones artísticas de la creadora no pudieron alinearse con las condiciones económicas de la compañía, quedando ésta a cargo de su subdirector artístico, Greg Horsman. Sería Horsman quien terminaría de diseñar la actual temporada incluyendo en la programación la pieza Dangerous Liaisons (Las amistades pelgrosas, en la foto inferior) de Liam Scarlett, coreógrafo que en 2019 sería suspendido del Royal Ballet de Londres tras ser investigado por acoso sexual a sus alumnos y terminaría quitándose la vida en 2021.
Amistades peligrosas
“Creo que nos gusta mucho meter el dedo en la llaga cuando no sabemos bien lo que ha pasado. Yo personalmente pienso que hay que separar las obras del creador y no me atrevería nunca a opinar del escándalo que hubo porque nunca sabremos exactamente qué pasó. Pero me gustaría que, al menos nosotros, con respeto a todo el mundo, podamos seguir con su obra”, asegura el nuevo director de la compañía australiana de la que Scarlett fue coreógrafo asociado. Al momento de conocerse el escándalo, el Queensland Ballet lo destituyó y bajó de su programación, justamente, Dangerous Liassons, la pieza que ahora sí será representada.
“Mucha gente está recuperando sus obras, por ejemplo, el Joffrey Ballet. De hecho, la programación de Dangerous Liaisons ha tenido muy buena recepción por parte del público, puesto que es el espectáculo que más hemos vendido y creo que es importante escuchar lo que el público quiere”, afirma sobre la pieza que será representada a lo largo del próximo mes de octubre.
Con una trayectoria como intérprete que desde muy joven lo sacó de España y lo llevaría a establecerse como primer bailarín de compañías como el Stuttgart Ballet o el Het Nationale Ballet de Ámsterdam, Gil Ortega ha trabajado como asistente artístico, consultor y director de ensayos de agrupaciones con fuerte prestigio internacional, destacando el Royal Ballet, el Bolshoi Ballet o incluso el propio Queensland Ballet, este último en 2016, 2018, 2023 y 2024. “Como bailarín tuve la suerte de trabajar mucho, pero tenía muy claro que no iba a bailar hasta los 40, por eso siempre he estado muy enfocado en la gestión, de hecho, mi primera experiencia en este ámbito fue con 24 años y sabía que era ahí a donde quería llegar”, nos cuenta el artista que colaboraría junto a creadores como Goyo Montero, Derek Deane o Christian Spuck.
Aunque no hay previsión de una gira internacional que conduzca al Queensland Ballet a España, mostrar su trabajo en su país de origen, en el cual aún no es demasiado conocido, es algo que asegura que le encantaría. “No me han contactado de España, pero estaría encantado de estrechar lazos con las instituciones de allí, aunque aún no saben muy bien quién soy y por eso tampoco es una prioridad, pero lo importante sería poder aportar algo a la cultura de mi país”, concluye.
Gil Ortega se incorpora así a una nómina, ya larga, de artistas españoles al frente de grandes instituciones internacionales, encabezada por José Carlos Martínez, en la Ópera de París; Tamara Rojo en el San Francisco Ballet; Blanca Li en La Villette de París o Marina Mascarell en la Danish Dance Theater.