LUZ ARCAS: “AHORA BUSCO MÁS EL BAILE QUE LA DANZA”
La directora de La Phármaco estrena esta noche con su compañía ‘Tierras raras’ en los Teatros del Canal. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_PABLO LORENTE
Madrid, 30 de mayo de 2025
La creadora y bailarina malagueña Luz Arcas ha escarbado la tierra y de lo que ha encontrado allá abajo ha extraído Tierras raras, la nueva creación para su compañía madrileña La Phármaco que estrena esta noche en los Teatros del Canal, en la recta final de XL Festival Madrid en Danza, con función adicional mañana. Nos cuenta que este trabajo supone una nueva investigación después de sus dos trilogías, Bekristen y la El ciclo de los Milagros.
“No hay una continuidad con las trilogías pero es verdad que esta nueva coreografía no hubiese sido posible sin haber hecho estos trabajos”, nos comenta. “Las trilogías son dos búsquedas de lo mismo en direcciones diferentes. En la de los milagros se trata de mi cuerpo en relación a mi pasado, enfocado en Málaga y en lo local, en mi pueblo y mis vivencias, y en la otra, es el cuerpo colectivo, un paisaje más amplio. Los milagros fue importante en la construcción de una estética y Bekristren me abrió caminos en la desestructuración y reestructuración coreográfica. Pero el punto de partida de Tierras raras está en realidad, en Bordo Poniente, una pieza que monté por encargo en México en 2024, y no me cierro a que esta investigación ahora de paso a una nueva trilogía”.
El trabajo con los bailarines mexicanos se centró en el desecho, en la basura, en lo que abandonamos por inservible. En su nueva creación, en cambio, se suman otros intereses, nuevas preocupaciones. La muerte, entre ellas, el cuerpo cuando deja de estar vivo. “No sé decir muy bien qué es lo que veréis esta noche. Ha salido una obra intensa, oscura, muy física… Puedo decir que habrá muchos materiales no escénicos como plásticos, mangueras, herramientas y desechos, aunque poca tierra, la verdad. Todo ello supone un salto en la estética de las producciones de La Phármaco. Seremos cinco bailarinas en escena pero no está relacionado con el universo femenino, porque hemos creado más bien un mundo masculino. Lo que pasa es que me encanta trabajar con ellas, ya las conozco. Si ahora me pidieran montar un western, también las llamaría, porque hay muy buena relación y entendimiento”.
Lejos de lo que pudiera pensarse, Tierras raras no es una pieza sobre la simbología de la Tierra ni tampoco sobre la ecología y el planeta en peligro. Como suele ocurrir en La Phármaco se trata de posturas más personales, vinculadas a las inquietudes que, en un momento dado, Luz Arcas decide desarrollar. “No he trabajado lo telúrico, la Madre Tierra, el origen ni nada de eso. No va por ahí, lo que me ha interesado es lo que está debajo al escarbar la tierra. Los muertos, sobre todo, pero también lo tecnológico, esos minerales deseados, los fósiles, los vestigios, la basura, las ciudades enterradas… con lo de los muertos, me interesaba también desmitificar esa noción de que en Europa no hay ritos, magia ni supersticiones”.
Lo básico
Cada trabajo supone también un avance en su trayectoria como bailarina, tanto en trabajos unipersonales como los del Ciclo de Los Milagros o en los colectivos como es el caso de estas Tierras raras. “Como intérprete, creo que estoy en una búsqueda personal y ahora me siento más vinculada a lo básico. Con Mariana [de la trilogía de los milagros] he cerrado un ciclo y siento que ahora aquí me abro hacia una danza más libre y salvaje, no en el sentido animal, sino menos preocupada por cómo debería ser la danza o la forma de tener el material trabajado. Estoy en un punto en el que me interesa la pulsión original. Creo que busco más el baile que la danza”.
Luz Arcas vive un momento profesional intenso, lleno de proyectos. Por los pronto, con Tierras raras visitará el Festival de Ribadavia casi de inmediato. Más tarde, el próximo año, será el Mercat de les Flors, de Barcelona y el Teatro Central, de Sevilla. Este verano estrena en el Festival de Itálica, en Sevilla, una nueva creación, “casi artesanal” nos define, que se llama Nana para Emmy Hennings. Hay a la vista un proyecto en Brasil y el año próximo también atenderá una invitación de Muriel Romero, nueva directora de la Compañía Nacional de Danza (CND). Nos dice que le gusta trabajar con otros cuerpos y otras agrupaciones por el reto que suponen, pero las distingue de su trabajo con La Phármaco.
“Son piezas distintas. No las incluiría en el repertorio de mi compañía”, confiesa. “Son paradas en el camino, obras en las que no eliges los cuerpos, con las que tienes poco tiempo y en las que la forma de producir es muy distinta, pero eso no tiene que ser necesariamente para mal ¿eh? Porque de pronto son proyectos que te sacan de tu mundo y con los que haces hallazgos. Son todos trabajos que revierten y alimentan, son oportunidades de aprender”.