TIEMPO EN EL CUERPO
La creadora vasca Olatz de Andrés presenta mañana en Azkuna Zentroa, de Bilbao, donde ha gozado de larga residencia, su proyecto ‘Tiempo como cuerpo’. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Foto_ETANOWSKY
Madrid, 16 de octubre de 2024
Olatz de Andrés, creadora vasca que venía de un parón creativo con su compañía Lŏkke, estuvo investigando el tiempo como presencia en la danza para una tesina que presentó en el reconocido centro The Play, en Londres. En principio se trataba de indagar en un tema fascinante, que suponía identificar y determinar herramientas coreográficas vinculadas con el tiempo escénico. Se centró en cuatro y estudió a grandes coreógrafos que destacaron en su uso: la repetición en el minimalismo de Anne Teresa de Keersmaker; el rebobinado en Barbazul, obra temprana en la danza-teatro de Pina Bausch; la lentitud en el cultor del butoh japonés Min Tanaka y la quietud en las investigaciones escénicas de Ivana Müller.
“De ahí surgió un deseo de practicarlo en los cuerpos”, nos relata, “experimentar en mi propio trabajo con estas herramientas, así que me sumergí en dos fases de investigación, una en 2021 y otra al año siguiente, que fueron más allá de la danza y generaron mucho material: escritos y reflexiones, dibujo en paralelo, fotografías, testimonios…”
Hasta aquí, Tiempo como cuerpo era solamente un proyecto, una investigación, un ejercicio de inmersión en un tema de danza amplio y poco explorado. Cuando el AzkunaZentroa (antes Alhóndiga), institución bilbaína que mantiene unas inusualmente largas y generosas residencias artísticas de dos años, le ofreció una, lo tuvo claro. “Les ofrecí poner estas ideas en práctica a través de Time is a Muscle, una coreografía duracional que sobrepasaría las tres o cuatro horas y a la vez, montar una exposición que recogiera todo el material que he recopilado y generado en estos años de investigación”. Esta temporada, tras dos años de residencia, el proyecto dejará de serlo y mañana se materializará en distintos espacios del AzkunaZentroa bilbaíno.
Olatz de Andrés, autora de trabajos como Doppelgänger o la trilogía TeGame, TeEndgame y Te Big Game, destaca el privilegio de contar en su ciudad con una institución que ofrezca a los artistas residencias de tan larga duración, especialmente para una propuesta como la suya que versa sobre el tiempo y su valoración.
“Este proyecto abarca el tiempo que se nos escapa y la danza efímera que desaparece, y es una manera de dejar una huella de lo que hacemos. No hay muchas exposiciones sobre danza y menos sobre los procesos, por eso la idea de acompañar la representación con una exposición que quede durante un tiempo y generar, más adelante, un libro que sea un registro permanente de lo que se hizo”.






