DE AVATARES Y REALIDADES PARALELAS...
El Ballet de Marsella, ahora bajo dirección de (LA)HORDE, inauguró con ovación anoche el Festival Madrid en Danza, presentando 'Age of Content'. Hablamos con Jonathan Debrouwer, uno de sus artífices…
Texto_OMAR KHAN Fotos_PABLO LORENTE
Madrid, 10 de mayo de 2024
El Ballet Nacional de Marsella ha trastocado su identidad conocida desde que, en 2019, el triunvirato (LA)HORDE ganara la dirección artística tras la salida del ítalo-holandés Emio Grego, quien tuvo dificultades a la hora de dejar su huella en este histórico colectivo francés fundado en 1972 por Roland Petit, que lo puso en marcha con el estreno de su ya mítica propuesta psicoldélica Pink Floyd Ballet. Desde 2013, Marine Brutti, Jonathan Debrouwer y Arthur Hare ya venían trabajando juntos como (LA)HORDE en creaciones multimedia, que proponían reflexiones sobre el papel de la danza en la era internet.
Fieles a esta filosofía, montaron recientemente para el Ballet de Marsella que ahora dirigen Age of Content, la contundente superproducción que recibió anoche una estrepitosa ovación del público que abarrotó Teatros del Canal (con función adicional hoy, también agotada), en la inauguración del Festival Madrid en Danza. El título es un juego de palabras sobre la expresión “edad de consentimiento”, que se aplica a ese momento de la vida en que es lícito tener relaciones sexuales, aunque en realidad a lo que hace referencia es a la cantidad de información a la que estamos expuestos y a la desaparición de la realidad, ahora bifurcada en un montón de realidades paralelas diseñadas con inteligencia artificial. Avatares, videojuegos, metaverso, sci-fi, cine de anticipación… son todas ideas sobre el escenario. Acerca de este y otros asuntos hablamos con Jonathan Debrouwer.
¿Qué intenciones tiene Age of Consent?
El detonante del espectáculo fue el covid, y todas esas películas, videojuegos y obras que se hicieron para que los jóvenes pudieran soportar el confinamiento, y también el papel que en esos días jugó Tik Tok a la hora de liberarnos. Hemos querido hablar sobre todo de internet y la Inteligencia Artificial, pero también de la comedia musical, los llamados especialistas, que son los que hacen de dobles de las estrellas en los rodajes, y la sexualidad.
La Inteligencia Artificial ha abierto un debate sobre su lado oscuro ¿En qué lugar os posicionáis?
No nos posicionamos sobre lo buena o mala que sea, solo nos planteamos una reflexión sobre la aceleración de la vida actual, los hábitos de la sociedad de consumo y cómo internet ha terminado aplanando la realidad.
¿Cree que su espectáculo le dice lo mismo a un espectador de 60 años que a un chaval de 20?
Creemos que la percepción del espectador varía según la edad que tengas. Pero no es verdad que todos lo que tienen 60 años desconocen las nuevas tecnologías ni es del todo cierto que solo el hecho de ser joven te convierte en un experto informático. Lo importante de esto es que, todos juntos, nos sentamos a ver un espectáculo mirando hacia el mismo sitio con espíritu crítico, durante un rato en el que nadie está conectado a su smartphone, y eso, en sí mismo, supone un acontecimiento único en el mundo que hoy vivimos.
¿Qué ha cambiado en (LA)HORDE desde que son directores del Ballet de Marsella?
Cuando se abrió la convocatoria para conseguir una nueva directiva uno de los requisitos era juventud e innovación, y pensamos que podíamos tener una oportunidad que nos ayudara a crecer. Se pedía la presentación de un Manifiesto sobre qué era para los aspirantes la danza hoy, así que reflexionamos mucho y elaboramos uno que para nosotros lo más importante era que fuese leído. No hay que olvidar que el Ballet de Marsella se creó para Roland Petit, un artista que vinculó su trabajo con el de diseñadores, artistas plásticos y músicos de vanguardia como Pink Floyd. Y nosotros nos identificábamos con esta audacia, ya trabajábamos de esa manera. Es verdad que ese fuego que encendió Petit se había apaciguado con la llegada de otros directores artísticos [Frederic Flamand o más recientemente Emio Grego, entre ellos] pero quedaban brasas y nuestra propuesta para el Ballet consistía en avivarlas.
¿Qué beneficios suponía para (LA)HORDE?
Para nosotros, una oportunidad de trabajar con un elenco estable, tener una compañía permanente. El Ballet de Marsella tiene estatus de Centro Coreográfico Nacional [una categoría generosamente respaldada por el gobierno francés con dinero y recursos] y es la única posibilidad que hay hoy en Francia de trabajar y mantener un elenco estable de 23 bailarines de 16 nacionalidades distintas como el que tenemos.
Hace poco, en el Festival Dansa València presentaron un programa mixto llamado Roommates con obras de coreógrafos muy diferentes y muy particulares. ¿Es una declaración de principios sobre lo que os interesa?
Tenemos una visión muy plural de la danza, y es lo que quisimos mostrar con Roommates. Nos gustaba la idea de ver dialogar a artistas muy diferentes en una misma velada. Reunimos trabajos de coreógrafos que admiramos pero tienen estéticas y son de generaciones muy distintas, que van desde Lucinda Childs a Oona Doherty.
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