RIDÍCULO, GROTESCO, EXTRAVAGANTE...
Vuelve a Madrid OSMOSIS, la compañía del creador griego Eurípides Laskaridis, que estrena esta semana en Teatros del Canal su nueva y extraña propuesta ‘Lapizlázuli’. Hablamos con él…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ ELINA_GIOUNANLI
Madrid, 08 de mayo de 2024
Es una piedra fascinante el lapislázuli. No solo es bella sino extraña. Cargada de simbolismo, de su color azul intenso surgió su apodo “piedra del cielo”. Tiene la extraña particularidad de adoptar un comportamiento impredecible bajo presión y desde ahora, su nombre también da título a la nueva propuesta escénica de la compañía OSMOSIS, de Atenas, que dirige ese enigmático creador griego que es Eurípides Laskaridis, quien la representará en la Sala Verde de los Teatros del Canal esta semana, los días 10 y 11. Los que vieron en esta misma sala Relic y Titans ya conocen su universo onírico, que se balancea a partes iguales entre lo ridículo, lo grotesco y lo extravagante, y también su predilección por inventar raras criaturas escénicas.
En esta ocasión nos presenta un monstruo, una especie de hombre lobo ni humano ni animal, que puede ser feroz y tierno a un tiempo. Parte de la inspiración para Lapislázuli viene de las películas de terror de los años 40, en especial El secreto del monstruo (John Brahm, 1942), pero también se pueden verificar rastros del expresionismo alemán o la tradición kabuki japonesa. Una amalgama de fuentes que terminan dando forma al universo particular de Eurípides Laskaridis, que ya despunta como uno de los nombres más relevantes de ese resurgir de la nueva danza griega que tiene a la cabeza a Dimitris Papaioannou, quien fue su maestro.
¿Cree que sus obras se mueven en un universo onírico común?
Para mí, cada pieza habita su propio espacio, pero seguramente uno puede verlas como parte de un “universo de ensueño” más amplio, donde los límites de la realidad son fluidos y la exploración de la identidad, la transformación y la condición humana es central. Por ejemplo, Relic y Titans también abordaban la transformación y la identidad, pero utilizan diferentes simbolismos y estructuras narrativas. Aunque cada pieza es independiente, es verdad que todas están unidas por esta exploración común de experiencias surrealistas y transformadoras que desafían nuestras percepciones y, con suerte, provocan reflexión.
Danza, teatro, performance, artes visuales… ¿cómo definiría su trabajo?
Creo que la categorización puede limitar en lugar de aclarar. El comentario más gratificante que recibo es que mi trabajo va más allá de las etiquetas convencionales, por lo que no estoy seguro de poder responder definitivamente a esta pregunta. Sin embargo, tengo una base en el teatro, que siempre está muy presente. A partir de ahí, intento enriquecer mi proceso creativo con influencias diversas. Por ejemplo, prefiero no depender demasiado de la palabra hablada o el texto en mis obras, ya que a veces pueden restringir las estructuras narrativas más fluidas que pretendo explorar.
¿Qué es lo que tanto le fascina de lo grotesco y ridículo?
Esta fascinación surge de su capacidad para desafiar y alterar las nociones convencionales de belleza y normalidad. Estos elementos sirven como herramientas poderosas para explorar verdades más profundas sobre la naturaleza humana y la sociedad. Lo grotesco, a través de su distorsión y exageración, revela las complejidades y vulnerabilidades subyacentes de nuestra existencia, a menudo ocultas bajo superficies pulidas. Traspasa los límites, evoca malestar y nos insta a enfrentar nuestros miedos y prejuicios de una manera cruda y sin filtros. De manera similar, lo ridículo refleja los absurdos de la vida cotidiana y la condición humana, invitándonos a reírnos de nuestras propias locuras y errores, ofreciendo un escape catártico de las presiones y expectativas sociales.
¿Qué tipo de intérprete necesita para sus creaciones?
Para mis obras escénicas, el tipo de intérprete requerido no se define simplemente por la disciplina (ya sean bailarines, actores o músicos) sino por su capacidad de contribuir creativamente. A lo largo de los años, hemos dado la bienvenida a artistas de diversos orígenes, como teatro, música, danza clásica y danza callejera.
Ha trabajado para Dimitris Papaioannou y Robert Wilson. Ha ganado una beca Pina Bausch… ¿han influido estos artistas en su trabajo?
Absolutamente, las influencias de estos notables artistas moldean profundamente mi trabajo. Mi introducción al trabajo de Dimitris Papaioannou durante la escuela de teatro impactó profundamente mi enfoque del teatro y la actuación, especialmente después de participar en sus producciones más adelante y observar de cerca su proceso creativo. De manera similar, mis breves interacciones con Robert Wilson, en POEtry y sustituyendo a un actor en Odyssey, dejaron un impacto duradero en mí. En cuanto a Pina Bausch, su influencia se produjo de otra manera. Si bien nuestro encuentro fue breve (una vez actué como la Morsa en Masurca Fogo), su amabilidad y poderosa visión artística dejaron una impresión duradera en mí. Además, gracias a la beca Pina Bausch, tuve la oportunidad de seguir al director y coreógrafo neozelandés Lemi Ponifasio, una experiencia que enriqueció mi punto de vista artístico con una perspectiva global. Debo destacar también el importante impacto que me produjo Maria Chrysomalli-Katzouraki, mi profesora de teatro durante mis años escolares.