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DESLUMBRANTE DIDO

Muy eficaz resultó la alianza de Blanca Li y William Christie, que estrenaron anoche ‘Dido & Eneas’, en Teatros del Canal. Fuimos a verlo y esto nos pareció…

 

Texto_OMAR KHAN Fotos_PABLO LORENTE

Madrid, 18 de enero de 2023

Anoche, en el estreno mundial de su Dido & Eneas en Teatros del Canal, ha reactivado y renovado Blanca Li el principio de la ópera-ballet, corroborando el matrimonio bien avenido que suponen juntas ambas disciplinas. Se ubica en las antípodas de Pina Bausch, cuyo período temprano, en los setenta, también se centra en la simbiosis de danza con ópera. Es verdad que coincide con ella en el hecho de colocar sobre la escena a bailarines, músicos, coro y cantantes, pero se desmarca al liberar a los seis intérpretes de su compañía de cualquier responsabilidad en la narrativa de la historia, creando para ellos una danza libre pero atenta a la música, que huye del remedo a lo que entendemos por danzas barrocas, reivindicando así la versatilidad y capacidad de la contemporánea para hacerse valer en contextos que podrían parecerle ajenos.

No es el único hallazgo de este deslumbrante montaje resuelto en negros y dorados, en el que ha puesto en directo la emocionada música de Henry Purcell toda una autoridad en la materia: William Christie y su excepcional equipo de música barroca Les Arts Florissants, con sede en Francia. Aseguraba el maestro norteamericano en la presentación del espectáculo la semana pasada en Madrid que éste quizá sea el décimo montaje de Dido y Eneas en el que ha participado, y que cuando mejor ha funcionado siempre ha sido cuando un coreógrafo se encargaba de la puesta en escena. Anoche pudo ratificarlo.

Sobre el escenario conviven varios equipos y cada uno de ellos parece autónomo. Los músicos van aglutinados en una tarima sobre ese linóleo mojado que, a un tiempo, es metáfora del mar de Cartago por donde ha llegado y se aleja Eneas cuando abandona a Dido y por otro, ingenioso elemento que modula y condiciona la danza, con esos cuerpos constantemente deslizándose y jugando con el efecto y posibilidades siempre eficaces que produce el líquido sobre el escenario, muy bien aprovechado aquí por la coreógrafa.

 

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Solistas escultóricos

Luego están los tres cantantes protagonistas, ingeniosamente encajados en una suerte de esculturas de apariencia metálica con pedestal ideada por la artista plástica alemana Evi Keller, también escenógrafa, que hace del todo una potente instalación plástica que adquiere gran responsabilidad en la estética y atmósfera de esta inusual y ciertamente sorprendente y original presentación de la conocida ópera barroca. Aparte del impacto visual, estos trajes-esculturas le permiten a Li inmovilizar a los solistas y crear espacio para la danza acuática, pero sin que pierden nunca su estatus protagonista al ser presencias gigantes, persistentes y siempre imponentes.

Todos los elementos, a pesar de su autonomía, forman un oscuro conjunto armónico, extraño y bello a un tiempo, que nos va seduciendo y conduciendo con sagacidad hacia el gran momento, ese desgarrado final en el que Dido, interpretada con enorme sensibilidad por la mezzosoprano Lea Desandre, inmovilizada y atrapada en esa estructura, nos canta desgarrada su canto del cisne, El lamento de Dido, mientras Eneas, por mandato divino, se aleja abandonándola.

Blanca Li, que ya había colaborado con William Christie en la puesta de Las Indias Galantes, en 1999, para la Ópera de París, demuestra una vez más su versatilidad y capacidad para insertar y revalidar la danza en cualquier contexto. No obstante, ha creado tanto y de tantas maneras, que ya nada le es del todo ajeno. El mundo clásico y las referencias a la estatuaria griega ya los había abordado en Le Songe du Minotaure (2001) y ya había experimentado el agua como recurso estético con aquella fabulosa cortina acuática de su Poeta en Nueva York (2008). Aunque por lo general su danza tiene tendencia festiva, se abstiene aquí frente a la tragedia y opta por la musicalidad, por una poesía de los cuerpos que no narra pero legitima su compromiso con el todo, haciendo aportaciones inestimables.

Esta producción, que supone una alianza entre los Teatros del Canal, dirigidos por Li, y el Teatro Real madrileño, podrá verse también hoy y los días 20, 21 y 22 de enero, regresando a la escena nacional, ésta vez a Barcelona, del 17 al 22 de junio próximos, en El Teatre El Liceu, también coproductor.

ARTÍCULO RELACIONADO: DIDO Y ENEAS / TEATROS DEL CANAL (susyq.es) 

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