CÓNCLAVE DE CREADORAS EN FUENLABRADA
María Pagés reunió esta mañana a una docena de importantes coreógrafas y las puso a debatir sobre la problemática de la mujer creadora en la danza
Texto_OMAR KHAN Foto_SOLEDAD SÁNCHEZ MERLO
Fuenlabrada, 17 de octubre de 2019
Aún cuando dos relevantes exponentes del Nuevo Flamenco con larguísimas trayectorias como Eva Yerbabuena y Rafaela Carrasco acababan de asegurar que, personalmente, nunca se habían sentido discriminadas en su profesión por ser mujeres, la intervención de la periodista y crítica de danza Marta Carrasco, que se había traído desde Sevilla hasta Fuenlabrada datos concretos de discriminación, arrojó luces sobre una problemática que, a veces, ni siquiera las mismas creadoras alcanzan a vislumbrar. No fue una abundancia de datos pero sí tremendamente ilustrativos. Aseguró que del repertorio de 61 coreografías que atesora el Ballet Nacional de España, solamente 24 fueron firmadas por creadoras, y más abrumadora aún la Compañía Nacional de Danza, que ha contabilizado tres coreógrafas frente a 45 creaciones montadas por hombres en tiempos de Nacho Duato, y apenas otras tres durante la gestión de ocho años de José Carlos Martínez.
El debate había comenzado ya en la rueda de prensa de presentación de la primera entrega de los Encuentros Coreográficos Internacionales de Fuenlabrada, una iniciativa impulsada por la coreógrafa y bailaora María Pagés (foto superior) que, centrada este primer año en el tema del género, consiguió reunir en la sede de su Centro Coreográfico de Fuenlabrada, una docena de reconocidas coreógrafas nacionales, de todos los géneros y de distintas generaciones y procedencias, quienes han pasado el día de hoy discutiendo y analizando la situación de la mujer creadora en España en estos tiempos del #metoo. Iratxe Ansa, Luz Arcas, Mey-Ling Bisogno, Rafaela Carrasco, Patricia Guerrero, Ana Morales, Olga Pericet (en la foto inferior), Mónica Runde, Eva Yerbabuena, la invitada internacional Aszure Barton, de Nueva York, y por supuesto Pagés, se sentaron a debatir el espinoso asunto en las dos mesas de trabajo moderadas respectivamente, por Marta Carrasco y Laura Kumin, directora del Certamen Coreográfico de Madrid. En la coordinación de todo esto, la también periodista e impulsora de la danza para ser escuchada Olga Baeza, de Radio Nacional de España, quien nos ofreció sus reflexiones al respecto.
Destacó la importancia de reunir a todas estas artistas a reflexionar a puerta cerrada y con plena libertad sobre su situación, algo del todo inusual aunque claramente deseado. “Cuando me lo propusieron recordé que había tenido no hacía mucho tiempo una conversación con Mey-Ling sobre la discriminación de la mujer en la danza, y sin hacer un estudio a fondo, descubrí que había más creadoras que creadores en España, pero que no se las veía, que no figuraban demasiado en las programaciones, salvo que fuesen intérpretes, y me pareció interesante la oportunidad de reunirlas a hablar de estos asuntos en los que muchas veces ni siquiera piensan”.
Baeza, consciente de la limitación de tiempo, le pidió a cada una un escrito en el que expusieran su propia experiencia en este sentido. Y surgieron de allí algunas problemáticas relevantes que son las que terminaron abordando esta tarde en las mesas de trabajo. “De estas reflexiones he podido constatar, lo primero, que no es una tendencia ni una moda impuesta por el #metoo sino que hay, dentro del ámbito de la danza, situaciones de clara discriminación. Hay por ejemplo bailarinas que aún considerando que no les ha ido mal, cayeron en la cuenta de que en toda su carrera han trabajado para muchísimos coreógrafos varones y con muy pocas mujeres. Otras reflexionaron sobre la idea de lo que cuesta ser artista independiente y no seguir los roles establecidos al convertirse en empresarias y líderes de sus propias compañías, algo que les cuesta más que a los hombres, y otra preocupación real es la dificultad de la conciliación familiar, el conflicto que supone ser madre y creadora”. Sobre este respecto se pronunciaba públicamente la bailaora Rafaela Carrasco. “Es complicado. Yo quiero vivir mi tiempo como madre pero sin dejar de ser creadora y el sistema no ayuda”.
Un granito
Sería ingenuo pensar que esta inédita reunión de creadoras ha cambiado el estado de las cosas y que esta noche después de su encuentro vivirán una realidad más amable pero se debe admitir que poner sobre la mesa sus experiencias y compartir este tema con otras de su misma estirpe, es una manera de empezar un tejido. Lo reafirmaba María Pagés, la impulsora de esta iniciativa. “Lo que saldrá hoy de aquí es un granito de arena, no la piedra gorda que lo va a solucionar. Yo creo que iniciativas como ésta lo que ayudan es a crear comunidad. Entre todas podemos ser más fuertes. Si hoy las mujeres creadoras estamos aquí es porque tenemos esa necesidad de tener voz y ocupar un espacio”, señalaba interconectando la problemática de la mujer y la de la danza misma, que siempre parece en desventaja. “La cultura define la identidad de un país pero hay que preguntarse también qué papel ocupa la danza en la cultura. Ya sé que es una frase hecha lo de la hermana abandonada, pero es que es verdad y para avanzar necesitamos voluntad política, la creación de políticas de Estado”.
Ganas de debate había. Se notaba en la rueda de prensa, en la que las intervenciones de las artistas invitadas iban profundizando y desvelando aristas de la compleja problemática. “Como mujeres lo tenemos difícil”, admitía Aszure Barton que viene del mismísimo país del #metoo, “pero es un momento histórico clave para nosotras y hay que tomar las riendas”. Laura Kumin, que ejerce la gestión, y Mónica Runde, que desde la dirección de su compañía 10y10 ha llevado además la producción, coincidieron en que en este lado de la danza la presión es mayor si eres mujer. “Los primeros 16 años de la compañía los llevé con Pedro Berdäyes y aunque era yo la que me encargaba de las cosas de producción, a las reuniones iba él porque si las pedía yo ni siquiera querían atenderme. He sentido discriminación en esos despachos”, concluye Runde.
