La danza vasca exhibió músculo en dFeria
Culminó ayer dFeria, en San Sebastián. El sólido encuentro escénico programó con éxito las nuevas creaciones de Kukai, Cielo rasO y Lasala
Texto_OMAR KHAN
San Sebastián, 15 de marzo de 2019
Como viene siendo usual, dFeria, que culminó ayer con éxito en San Sebastián su vigésimo quinta edición, ha apostado a ganador por la danza. El poder de convocatoria de esta plataforma de artes escénicas, principalmente vascas, permitió al numerosísimo número de programadores, directores de festivales y teatros acreditados, una aproximación significativa e ilustrativa de la nueva danza que se hace en la región. Y lo hizo con la presencia de tres de las más sólidas y relevantes compañías de la región. De esta forma Kukai, Cielo rasO y Lasala encabezaron con sus nuevas creaciones la muestra de danza programada por dFeria este año. Veamos…
La ceremonia ritual
Erritu transcurre como un ritual. Una ceremonia sin fecha que pudo ocurrir en tiempos ancestrales o este mismo siglo. Sin referencia directa a la religión se inclina más por la espiritualidad, la necesidad humana de reunión para hacer de la interioridad una fuerza a través del ritual. Kukai, la compañía emblemática de la nueva danza vasca, sella una alianza con el creador israelí Sharon Fridman, director de su propia agrupación en Madrid, que lleva al equipo que dirige Jon Maya hacia el terreno habitual de sus creaciones, siempre preocupadas por la espiritualidad, incorporando ahora las destrezas, conocimientos y habilidades de la compañía en las danzas tradicionales vascas. Al contrario de Marcos Morau, director de La Veronal, que les montó anteriormente Oskara apoyándose en todo el contexto de la cultura popular vasca, Fridman opta por la danza, que fusiona con release, y le ofrece aires ancestrales a su propuesta de tiempos indefinidos.
El peso de la piedra
Hay algo de Sísifo en Piedra, la nueva creación que Igor Calonge y su compañía Cielo rasO presentaron en dFeria. No solamente por la piedra del título sino por ahondar, de manera poética, en el esfuerzo, la cabezonería y las acciones repetitivas que son muchas veces las rutas para alcanzar los objetivos. Inicia su obra debajo, en el suelo, como si no pudiera levantar a esos tres bailarines que de manera acompasada, repetitiva y monótona se desplazan a ras de suelo por todo el espacio. Desde este inicio y hasta el final, la obra mantiene un ritmo ritual, contemplativo y tranquilo, roto en contadas ocasiones por un frenetismo que pone el escenario en estado de emergencia para volver entonces al mismo compás. A partir de esta premisa, Calonge juega a distintas posibilidades con efectos escénicos, simples pero eficaces, que mantienen la atención como el largo vestido de una mujer que se hace cortina escénica, la lluvia de platos rojos hacia la platea, un bailarín títere con piernas de madera y esa escena final de una bailarina, como un titán, haciendo girar una piedra con la misma entereza y dedicación con la que Sísifo llevaba su piedra a la cima para despeñarla otra vez y bajar a buscarla…
Hágase la luz
Judith Argomaniz consolida la estética de su agrupación Lasala. Luz, la nueva creación que ha presentado en el marco de dFeria, mantiene las constantes formales de sus producciones anteriores aunque no consigue superar el impacto emocional y visual de Now (2016) la que, quizá por enigmática, sigue siendo la obra más intrigante y reveladora de su aún corto catálogo. En Luz destaca la forma por encima del fondo. El escenario dividido en dos espacios, uno impoluto, blanco y puro hacia proscenio, y uno oscuro, enigmático y lejano detrás de una pared traslúcida, al fondo, contiene la esencia misma del discurso que antepone los conceptos de luz y oscuridad como sinónimos de bien y mal. La sobriedad cromática de estricto blanco y negro sacudido por puntos rojos, bajo una calculada iluminación expresiva, otorgan gran plasticidad visual al conjunto. A diferencia de Now, llena de simbolismos y sugerencias, Luz es más directa y lineal en sus intenciones, con su alusión (católica) al mal infernal y negro frente al bien celestial y blanco, y sus contrastes inequívocos de rock estridente-música sacra, luz-oscuridad, bondad-maldad, negro-blanco…
