LA PARADOJA DE LA SUBVENCIÓN
El jurista cultural Carlos Alonso Naya ha realizado un detallado y extenso informe en el que expone la espinosa extemporaneidad que arrastran las subvenciones para la realización de proyectos. Analizamos con él esta problemática...
Texto JUDIT GALLART Foto_SHUTTERSTOCK
Madrid, 20 de noviembre de 2025
El sector de la danza en España convive desde hace décadas con una precariedad estructural que afecta tanto a intérpretes como a compañías y festivales. A esa fragilidad laboral y económica se suma un problema decisivo, pero habitualmente invisibilizado: el retraso crónico de las subvenciones públicas. En este contexto, el jurista cultural Carlos Alonso Naya ha analizado el funcionamiento real del sistema de ayudas a través de un estudio publicado por la Red Acieloabierto, el “Informe sobre la extemporaneidad de las subvenciones en materia de cultura”. Aunque su investigación se basa en datos de la danza, subraya que las conclusiones pueden aplicarse a otros sectores artísticos e incluso ajenos a las artes, mencionando expresamente el campo de los derechos sociales, donde se reproducen patrones similares.
Naya destaca que una dinámica ya normalizada en el sector es la ejecución de los proyectos desconociendo no solo la cuantía de la subvención, sino siquiera si ésta va a ser concedida. “Entre la ejecución y la resolución definitiva, las entidades deben adelantar todos los gastos. Cuando pueden los asumen con fondos propios, pero en danza contemporánea lo habitual es que el dinero salga de los propios gestores o artistas. Si no disponen de liquidez, recurren a créditos ordinarios que exigen garantías reales como la hipoteca de las viviendas de los solicitantes”, asegura el jurista sobre la que supone una práctica extendida en la que no hay manera de minimizar el riesgo patrimonial para los gestores.
“Una entidad había sido beneficiaria durante años de una subvención para un proyecto concreto. Este año se cambiaron los criterios de valoración en la convocatoria de dicha subvención, por lo que la entidad se termina quedando a las puertas. Este es un caso real que ha ocurrido este mismo año y que ocasionó a los gestores que adelantaron el dinero una pérdida de 14.500 euros”, revela, señalando que se trata de un fenómeno generalizado en España que no responde a una orientación política determinada ni a la capacidad económica de ninguna Comunidad Autónoma. Además, cabe destacar que una de las consecuencias más preocupantes de esta problemática es la dificultad para dar paso al relevo generacional. “Nosotros hemos cogido otra época y tuvimos un piso para hipotecar y un patrimonio que adelantar, pero los jóvenes ahora mismo lo tienen mucho peor, entonces ¿cómo van a emprender un proyecto artístico?”, se lamenta.
En el plano jurídico, Naya atribuye parte del problema a la ambigüedad del artículo 2.1.b) de la Ley General de Subvenciones, que permite ayudas para “proyectos ya realizados o por desarrollar”, por lo que sugiere la eliminación de esta expresión o, incluso, dividir la Ley en tres normas diferenciadas. Explica que la norma intenta abarcar subvenciones, ayudas y premios, aunque cada una de estas tres realidades jurídicas responde a lógicas distintas. “Una subvención solo tiene sentido si financia algo por hacer; si respalda algo ya ejecutado, deja de serlo y pasa a ser un premio”. Aunque insiste que lo más urgente es que las resoluciones lleguen antes del inicio del periodo de ejecución, algo que, como detalla el Informe, no se da en el 100% de los casos.
Pese a que detecta algunas mejoras recientes en comunidades como Andalucía, Cataluña o Asturias, las considera insuficientes, y señala que los datos son consistentes año tras año. Aun así, mantiene cierta confianza en que la toma de conciencia institucional acabe corrigiendo un problema que compromete directamente el futuro del sector. Según él, el escenario ideal es simple: que las resoluciones lleguen antes de que los proyectos empiecen. “Tan simple como eso”, concluye.






