ALIANZAS CONCERTADAS
Inspirada en Nijinska, Led Silhouette estrena mañana en el MUN de Navarra una pieza que reinterpreta, un siglo después, la mirada crítica de la creadora rusa sobre el matrimonio forzado. Hablamos con sus directores...
Texto_JUDIT GALLART Fotos_ANA ESCARIO
Madrid, 30 de octubre de 2025
Tras el éxito indiscutible de Halley, Martxel Rodríguez y Jon López, líderes de la compañía navarra Led Silhouette, se preparan para presentar mañana en el Museo Universidad de Navarra (MUN) un nuevo proyecto, alejado de la ciencia ficción de su trabajo anterior, que llega bajo el familiar título de Noces. Arropada por la octava edición del Ciclo Museo en Danza de esta casa, la pieza toma como punto de partida la escena final de Les Noces (Las bodas), obra con la que la coreógrafa Bronislava Nijinska, hermana de Nijinsky y miembro también de Los Ballets Rusos, presentó hace 102 años una rupturista visión del matrimonio que la situaría no solo como pionera en el ámbito de la creación coreográfica, sino también como una adelantada a su tiempo al exponer desde una mirada crítica las alianzas concertadas.
“Nos interesa Nijinska no solo por el hecho de firmar en su tiempo una coreografía siendo mujer, sino también por romper con esa tradición del ballet donde la mujer es feliz siendo salvada y en la que las bodas son siempre una celebración”, confiesa Rodríguez enfatizando la desigualdad de poderes que la rusa quiso señalar en la que supone la primera obra creada por una mujer que ha perdurado hasta nuestros días. Tomando como punto de partida la escena final en la que Nijinska introducía al recién concertado matrimonio en su nuevo hogar, Led Silhouette ha querido profundizar en todo lo que ha podido ocurrir en esa casa durante este último siglo.

Gira complicada
“Podemos imaginar que ha habido un nacimiento, una pérdida, una fiesta, una mudanza, pero también episodios de violencia. Indagamos en lo que significar el hogar y los espacios de cuidado, pero teniendo en cuenta que a veces puede ser un lugar donde ocurren violencias que suelen ser invisibilizadas”, nos adelanta Jon López sobre un proyecto en el que lo ritual es relacionado con el elemento del fuego, cuyo material para la combustión no es otro que la madera obtenida de los bosques. “Un matrimonio que sea forzado y con roles de poder muy establecidos entre hombre y mujer, no deja de ser un bosque quemado para nosotros. Desde ahí no puede surgir vida porque desde la imposición no puede brotar algo fértil”, sentencia Rodríguez.
Nueve bailarines, así como las treinta voces y los siete músicos que conforman la Coral de Cámara de Pamplona darán vida al que supone el proyecto más operístico de la compañía bajo la batuta de David Pintado, director musical de la agrupación que ha logrado extender a una hora de duración los poco más de 20 minutos que presenta la partitura original de Stravinsky, al ponerla en diálogo con pasajes de Lorca y Carlos Suriñach. “Lorca nos permitía explorar algo más improvisado porque sus composiciones no estaban cerradas y eso nos ha permitido disfrazarlo de Stravinsky. Además, Suriñach tiene unos recursos estilísticos muy parecidos a Stravinsky y poner todo esto en diálogo nos ha ayudado a hacer respirar la escena y darle una dramaturgia más armónica”, afirma López sobre un trabajo que toma la cotidianidad como elemento clave, trasladando a la contemporaneidad lo que en su origen representó una boda tradicional entre campesinos rusos.
Es precisamente la enorme magnitud que presenta la pieza debida en gran parte a la presencia de la Coral de Cámara, lo que la hará difícil de girar, por lo que sus creadores se encuentran explorando nuevas versiones con la que poder presentarla en otras ciudades. “Nos hace mucha ilusión introducirnos en un proyecto de esta envergadura, pero somos conscientes de que será difícil moverlo. Estamos pensando en una versión sin el coro, pero con los solistas para hacer que la pieza siga viva y poder mostrarla en diferentes contextos”, concluyen.






