ARREL
La palabra catalana define raíz, y es a lo que se dedica la Fira Maditerránia de Manresa de artes de raíz, que hoy cierra triunfal su vigésimo octava edición. Les hemos acompañado estos cuatro días y así lo hemos vivido…
Texto_OMAR KHAN
Manresa 12 de octubre de 2025
Los habitantes de Manresa, en Cataluña, saben mucho de tradición y vanguardia. Y cada año, por estas fechas, este conocimiento va en aumento gracias a cuatro días frenéticos, en los que a todos les faltan ojos para ver y oídos para escuchar lo que se muestra y suena en sus animadísimas calles y repletos teatros. La singularidad define a la Fira Maediterranía de Manresa, que hoy clausura su vigésimo octava edición con el éxito y aceptación de siempre. Su subtítulo Arts d’arrel (Artes de raíz) da una pista sobre este carácter único, eso que la separa y distingue de tantas otras ferias y festivales escénicos.
Cubre teatro, música, circo… pero a la danza le da un amplio espacio, quizá porque en esta disciplina, más que en otras, el llamado neofolk vive un auge y una ebullición inusuales. Quizá sea un signo de los tiempos, pero lo cierto es que no son pocos los artistas, mayoritariamente jóvenes, que desde las danzas populares, el folclor del pueblo y las tradiciones de su tierra optan por hacer vanguardia y fusión con miras a ocupar escenarios de la contemporaneidad urbanita.
El fenómeno existe y la Fira lo recoge y comprime en sus cuatro días de agitación escénica. Pero, desde la dirección artística de Jordi Fosas, no solamente se rastrea y se exhibe sino que se estimula, se empuja y se retuerce en aras de la nueva creación y la permanencia innovadora. Se crean programas específicos en las dos direcciones: el estímulo a la danza contemporánea para acercarse a estas formas y lenguajes, y el del amplio mundo del folclor a abrirse y arriesgarse a experimentar con su arte.
Diversificación
La programación, siempre generosa y diversificada, lo que ya nos habla de una abundancia en la temática, atiende lógicamente lo que es más obvio: propuestas de artistas actuales que crean su discurso a partir o teniendo en cuenta las raíces, donde caben propuestas vistas como NO, el flamenco de vanguardia de La Venidera; el delirante flamenco en puntas de ballet de Sol Picó, que estrenó aquí La Cordero y su ejército (en la foto), el originalísimo flamenco empírico de Juan Carlos Lérida en su unipersonal Cher o el más atrevido Pol Jiménez con su libre aproximación a la copla y la cupletista en Cafe de copla.
Se constataron también los esfuerzos de artistas innovadores de comunidades muy arraigadas en su folclor como País Vasco o Galicia, que han tenido su espacio en la Fira. El Colletif Bilaka, de Bayona, con Bezperan, de Daniel San Pedro, ocupando hoy la clausura, o la conmovedora creación OTS, que la veterana Jone San Martín, quien fuera colaboradora de Forsythe, que ha montado para el colectivo Haatik Dantza, a partir de la historia del primer sello discográfico de Euskal Herria, dos de ellas.
Especialmente conmovedora y relevante por su innovación resultó Llavor (Semilla), un experimento que ejemplifica el interés de La Fira por incentivar la creación y la creatividad desde las danzas populares. A través del programa Obrador d’arrel, que pone al servicio de bailarines de danza tradicional a coreógrafos invitados, ajenos a sus lenguajes, se hizo posible esta propuesta, en la que el director de La Nova Galega de Danza, Jaime Pablo Díaz, se vino a trabajar sus danzas gallegas con un grupo de ocho bailarines catalanes.
Nada más este año, el Obrador d’arrel ha hecho el acompañamiento a 22 creaciones. Algunas, como el Esbart Manresa, presentaron obras conectadas con la actualidad reinventando las protestas callejeras. Otra curiosidad en este apartado, el caso del matrimonio entre Andrea Bonilla y Pere Seda que cruza tradiciones de Colombia y Cataluña en los cuerpos de bailarines afrodescendientes de la agrupación colombiana Incoballet, con su pieza Transmissió creuada, que forma parte del Programa d’impuls a la dansa.
A destacar también Aleta (en la foto que abre esta información), de Marc Fernández, que desde el imaginario de las famosas torres humanas de los castelleres, extrae una poética nueva, con participación del público, que vive en directo y en primera persona la experiencia de una tradición catalana especialmente espectacular. De manera simultánea, la Fira ofreció también la oportunidad de ver en acción a agrupaciones de castelleres invitados, confrontando así tradición y vanguardia, en el que la nueva creación nunca va a suponer la desaparición, negación o extinción de la original.