VIOLENCIA VICARIA
El BNE vuelve al Teatro Real madrileño esta semana con la reposición del clásico ‘Medea’ del Maestro Granero. Repasamos su importancia…
Texto_ALBA ANZOLA Foto_MERCHE BURGOS
Madrid, 10 de octubre de 2025
Rubén Olmo, actual director del Ballet Nacional de España (BNE), ha decidido reponer la célebre Medea, un título fundamental del Maestro Granero estrenado en 1984, y lo hace dentro de un extenso programa homenaje llamado Leyenda, en el que aparecerán en el Teatro Real madrileño, en funciones del 16 al 9 de octubre, alternando el difícil rol protagonista tres todoterreno: Maribel Gallardo, Eva Yerbabuena como artista invitada, e Inmaculada Salomón (en la foto, junto a Javier Palacios, que hace Jason).
Medea, de José Granero (Argentina, 1936 - España, 2006) supuso un notable paso al frente en la búsqueda de posicionar al flamenco fuera de su propio ámbito, poniéndolo al servicio de una narrativa dramática, muy en la senda de lo que con éxito había conseguido Antonio Gades.
En los años ochenta del siglo pasado, nuevos aires de apertura en torno a la danza en general y la española en particular condujeron al éxito instantáneo de esta Medea, pieza superlativa que congregó en un mismo proyecto los desmesurados talentos de Granero en la coreografía, Miguel Narros en el guión y Manolo Sanlúcar en la música.
Coger una tragedia clásica y narrarla desde la fuerza y fiereza del flamenco tenía aires de epopeya vanguardista en los años ochenta. El éxito nacional de público fue indicio de la aceptación rupturista de Granero y el internacional, no menos sonado, llevó al planeta las buenas nuevas de renovación de un arte que pujaba por salirse del marco exótico y de folclor español en el que parecía haberse quedado atrapado.
La Medea de Granero sabe cómo volcar el desgarro, organicidad y visceralidad propios del flamenco en la tragedia griega, en esa historia de amor desquiciada, en la que una hechicera, que había traicionado a su propio pueblo por amor al aventurero Jasón, veía ahora cómo éste se iba a casar con otra, por lo que diseña una terrible venganza vicaria que incluye la muerte de los dos hijos que tuvo con el traidor, la de la nueva prometida y la suya propia en acto de autoinmolación. Artistas sólidas, de importante reputación, como Manuela Vargas, Marche Esmeralda, Maribel Gallardo, Lola Greco y más recientemente Helena Martín, han acertado con las exigencias interpretativas y dramáticas de este rol.
Medea ha superado el paso del tiempo, prueba de fuego para cualquier clásico. Desde luego acusa, desde su puesta en escena, una estética muy vinculada a los años ochenta pero sigue intacta y vigente su fuerza dramática, su capacidad para transmitir con nitidez la dimensión trágica de lo que narra y esa habilidad de Granero para las grandes escenas corales.
El espectáculo, que se alza como merecido homenaje al Maestro Granero, incluye también sus piezas Leyenda, Cuentos del Guadalquivir y Bolero, además de nuevas creaciones de Miguel Ángel Corbacho y Eduardo Martínez.