LAS DANZAS QUE HAY EN MÍ
La creadora canaria Paula Quintana estrena mañana en el FAM Tenerife su nueva creación ‘Atlas de anatomía humana’, un solo para un cuerpo y cuatro voces, en el que se autoproclama mestiza. Nos lo ha explicado…
Texto_OMAR KHAN
Madrid. 05 de junio de 2025
La canaria Paula Quintana -bailarina, creadora e impulsora de la danza-, dio por concluida su muy ingeniosa Trilogía sobre el alzamiento y elevación de los cuerpos con Huerto, en 2023, con la que trató de demostrar cómo la danza puede participar en el avance científico, tras los estrenos de Las alegrías (2019), un solo lejanamente flamenco, y La carne (2021), un festín adolescente. Tras este proyecto largo de investigación y creación, que ocupó su atención durante más de tres años, regresa ahora con Atlas de anatomía humana, coreografía para un cuerpo, el suyo, y cuatro voces, las del coro eLe, en una propuesta que verá la luz mañana en el Espacio La Granja, de Tenerife, en el marco de la décimo quinta edición del FAM, el Festival de Artes del Movimiento, ahora en curso.
“La trilogía ha cerrado un período profesional y vital. Lo he sentido, ha hecho ‘clac’, se ha cerrado y hay una parte de mí que al fin se ha quedado tranquila”, nos relata. “Pero hacerla me ha servido de mucho. Trabajar con científicos en Huerto, por ejemplo, me sirvió para entender lo que pasa con el cuerpo que baila, he podido sorber de la sabiduría del cuerpo. Esta trilogía también me ha llevado a la madurez y coincide con el fin de una etapa a nivel personal”.
Con la que ahora abre quiere mirar hacia la danza como arte y quiere también mirarse a sí misma, revisar todas las danzas que conviven en ella. Las profesionales y las del ocio. La de la danza contemporánea y experimental que es eje de su trabajo. También la salsa, el merengue y el reguetón, que asegura la hacen feliz cuando los baila, pero muy especialmente el flamenco, que en una época pretérita lo practicó con ahínco, cultivando el sueño de ser una estrella de esta disciplina.
“Después de la experiencia de la Trilogía sentía necesidad de volver a un lugar puramente artístico, volver la vista a la danza, a las disciplinas y resolver esa pregunta que me vengo haciendo desde hace años, la de cómo es el flamenco que hay en mí” nos dice a propósito de Atlas de anatomía humana. “He querido investigar qué hace el cuerpo con todas estas danzas que, en sí mismas, cada una supone una cultura. Y la conclusión es que soy mezcla pura porque creo que lo puro es lo que está mezclado. Siempre somos demasiado de otra cosa”.
Por todas partes
No volverá al tablao ni se desmelenará como si estuviera bailando reguetón en una fiesta. Su nueva pieza transita por las fronteras, las sutilezas y las evocaciones de esos bailes que ya están, de manera irremediable, atornillados a su anatomía. “En este tiempo de crear nuevos tiempos hay que volver la vista atrás y recuperar nuestro folclore, y aunque en mi nueva creación no hago folclore ni vas a ver un flamenco obvio, estarán por todas partes. Pero sí creo que es importante identificar, en todo eso que hay en ti, lo que te sirve y lo que te ha servido pero ya no. Distingo entre ruinas y escombros”.
Todos los lugares a los que señala su atlas, están regentados sobre los mismos principios de mezcla y mestizaje, una reflexión que sobrepasa la danza y se ubica en la misma geografía insular de su Canarias natal. En las islas todo es mezcla, nada es puro. Como ella y su espectáculo. El compositor sevillano Miguel Marín le ha creado un espacio sonoro que abraza las voces, que no cantan una nana ni se pegan un quejío, pero saben evocarlos. Nos desvela que incluso el vestuario que le ha diseñado el diseñador y también creador catalán Jorge Dutor sigue estos lineamientos.
Pero Paula Quintana también entiende la danza más allá del escenario. Y aunque en su novísimo atlas expresamente ha querido resaltar lo escénico, viene de experiencias muy enriquecedoras en trabajos de mediación, intentos de que la gente se enamore de la danza pero que también la entiendan como algo intrínseco a la propia naturaleza humana y no como la propiedad privada del que opta por ser artista. “He trabajado mucho la mediación, he colaborado con médicos y sociólogos y he activado programas de danza en escuelas de Canarias, en acciones que tienen que ver con el cuerpo como un lugar de transformación que incide en la salud, en el bienestar físico…”, concluye.