¿ME PONES OTRA?
Conmovió anoche el equipo de Les impuxibles en el Teatro Victoria Eugenia, de Donostia, con su propuesta sobre las drogas ‘Caramel’, en la recta final de dFeria. Fuimos a verlo y también hablamos con Ariadna Peya, su coreógrafa…
Texto_OMAR KHAN
San Sebastián, 20 de marzo de 2025
“No puede ser veneno lo que alivia”. Lo dice la canción al inicio y pronto descubriremos que no por admitirlo es una apología a las drogas. Caramel, la nueva creación de Les Impuxibles, el colectivo catalán que lideran las hermanas Peya: Clara, compositora e intérprete en directo, y Ariadna, coreógrafa y bailarina, sorprendió y conmovió anoche en el Teatro Victoria Eugenia, en la recta final de la XXXI edición de dFeria, el encuentro escénico profesional donostiarra.
“Caramel es un espectáculo sobre el consumo de sustancias, ha sido un proceso de dos años de investigación sobre el tema con personas expertas con personas consumidoras… intentamos aproximarnos a lo que es el consumo y por qué consumimos, un tema que está cerca de todos pero al mismo tiempo tiene mucho estigma”, nos comentaba ayer en San Sebastián Ariadna Peya. “Nos acercamos sin moralizarlo ni romantizarlo, solo intentamos entenderlo… descubrimos que el consumo de sustancias, cuando se vuelve problemático, es el síntoma de otras cosas, la consecuencia de un vacío, que depende de muchos factores: del género, de la clase social, de las circunstancias de cada quien”.
Quizá por eso, en la canción que cierra el espectáculo y a modo de dolorosa conclusión, lo que canta Joan Solé, espléndido como actor y también como cantante, dice sin desespero “quédate, quiéreme, cuídame…” Y es cuando pensamos que, después de todo, quizá esta propuesta no se trata de las drogas sino de las personas y sus abismos y carencias emocionales.
“Tampoco es que haya una postura, me doy cuenta de que según la experiencia que hayas tenido en primera persona con las drogas, puedes tener una posición u otra”, prosigue la coreógrafa. “Entiendo muchas posiciones según cada vivencia, de allí que nos parezca muy difícil posicionarnos radicalmente en una, pero lo que sí pienso es que hay mucha hipocresía, porque hay unas drogas legales y otras ilegales. Hay mucha gente adicta a los fármacos o al alcohol, que se vende sin restricciones. Drogas hay muchas. Las hay terapéuticas, recreativas, para el ocio, para el sexo, para la celebración o para los ritos”.
En un sórdido bar
Por las experiencias con todas ellas – y con el dealer, con la familia, con los amigos o los allegados- se pasea Caramel, que se desarrolla en un bar rojo y negro, más bien tirando a sórdido, un espacio de encuentro y reunión para un equipo híbrido de cantantes, actores, bailarines y una mujer orquesta. Híbrida es también la propuesta escénica en sí misma, que aúna y casa lo inequívocamente teatral, con textos de Pablo Messiez, que ha sido dramaturgista invitado, con una danza inteligente, en tanto se presenta más expresiva que narrativa, y una música inspirada y desafiante a un tiempo, conducida por Clara Peya, intérprete insólita capaz de tocar el piano con la mano derecha y llevar la percusión con la izquierda sin inmutarse.
Se trata de una combinación de imposibles que no es ajena a Les impuxibles. Todo lo contrario, es su práctica habitual. “Durante el proceso han ido creciendo las tres disciplinas a la vez, una coreografía enriquecía a un texto, un texto a la música y así… todo ha crecido a la par. Pablo Messiez no solo ha escrito sino que nos ha acompañado en todas las facetas del proceso”.
La estructura de la pieza parece estar hecha de la unión de tres propuestas de disciplinas artísticas diferentes que coinciden en un mismo tema. Hay momentos puramente musicales, otros de protagonismo del texto y varios únicamente de danza. Esta alternancia, no obstante, procura una progresión irregular, un transcurrir no siempre fluido, que coge fuerza y se desvela más sorprendente solamente en los momentos que, de forma simultánea, la coreografía, el monólogo y la danza se unen para dar la máxima potencia. Son sus momentos más brillantes, los más logrados.
Temáticamente, Caramel es hija legítima de las hermanas Peya (en la foto). Siempre han abordado desde Les impuxibles asuntos socialmente incómodos y nunca lo han hecho desde una postura moralizante. El tema de las drogas, aquí muy focalizado en el alcohol y la coca, no es aleccionador ni tampoco alarmista como las campañas antidroga del Ministerio de Sanidad. “Tocamos temas que normalmente pensamos que están estigmatizados, temas que, de entrada, parecen difíciles pero que a nosotras nos mueven. La violencia sexual, la salud mental, el suicidio… y ahora el consumo. Siempre desde una mirada feminista, inclusiva, que nos transforme a nosotras”.
Aunque es poliédrica a la hora de abordar las distintas aristas de un mismo tema, pasando por situaciones tan diversas como la relación con el camello y el autoengaño (“Qué alegría cuando el camello falla”), la reafirmación en que no pasa nada, el subidón y el bajón, el placer y la alteración de los sentidos, la ansiedad, el bienestar y el malestar, la autojustificación (“Con las drogas pasa como que no eres tú”), lo más demoledor del mensaje es la manera en que nos muestra cómo aquello se nos hace cotidiano: los amigos con drogas, la fiesta con drogas, el sexo con drogas, la felicidad con drogas, la angustia con drogas, la diversión con drogas, el miedo con drogas, la paranoia con drogas…