FALTA DE SERIEDAD
Carmen Werner estrena hoy ‘Cuando quieras’ en la Sala Cuarta Pared, en el marco del Festival de Otoño, una pieza sobre la locura cotidiana, de la que nos ha hablado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_JUAN CARLOS TOLEDO
Madrid, 15 de noviembre de 2024
Los límites entre la locura y la cordura no están perfectamente definidos. Al menos así lo ve, lo cree y lo baila Carmen Werner (Madrid, 1953) que hoy y mañana estará estrenando con su compañía Provisional Danza su nueva creación Cuando quieras, en la que es su casa, la Sala Cuarta Pared, de Madrid, aunque esta vez venga invitada por cortesía del Festival de Otoño de la capital, que ha decidido acoger su estreno.
“Habla de la vida, de la locura cotidiana”, dice risueña, como es ella, de su nuevo trabajo. “Todos pensamos que somos normales y eso es verdad solo en parte. Hay gente que hace cosas muy raras pero lo asumimos como normal porque terminamos incorporando esos comportamientos en nuestro día a día. Los locos están encerrados por locos, no por tontos, pero fuera hay mucha mezcla de locura y tontuna”.
Cuando quieras está llena de guijarros, piedrecitas que a lo mejor anuncian un derrumbe, y hay en escena cinco bailarines que cruzan un arco de edades que va desde la treintena hasta los 71 años que hoy ostenta la creadora que, justo el año pasado, estrenaba 1953, con la que celebraba sus setenta años de vida imaginándose su muerte. “Yo llegué tarde a la danza y a los 21 años me decían que ya estaba bastante mayor. A mí me venían diciendo que a los 30 hay que ir dejando de bailar y yo tengo la edad que tengo y mira donde estoy. Me gusta bailar, sigo y seguiré bailando, y si no lo hago en escena, lo hago en mi casa. Me encanta el ballet, no te creas, pero el contemporáneo es más abierto a los contenidos y a mí se me da mejor”.
Como en tantas obras montadas –ella confiesa que no sabe a ciencia cierta cuántas han sido y a día de hoy va a ritmo de dos o tres estrenos por año-, Cuando quieras no escapa a lo cotidiano, un tema que se ha sido una constante desde que en 1987 fundó su compañía Provisional, nombre que sugiere algo efímero o poco duradero, aunque hoy sea de las pocas agrupaciones privadas sólidas que quedan en este país. Lo que sí ha sido distinto, nos confiesa, ha sido la chispa que encendió la inspiración.
Locura cotidiana
“Casi siempre mis obras arrancan desde un libro, una película, una lectura o una pintura. Pero ésta vez no. Venía pensando en la locura, miré una película que podría ser, pero no me dio lo que buscaba, así que la obra se ha construido desde lo que he mirado a mi alrededor”.
Tampoco le ha sido tan difícil encontrar rasgos de locura en las calles, en el metro, en las cosas de nuestra vida moderna. Cita la locura de la pandemia, las secuelas que nos dejó, las paranoias que nos inocula el telediario… y a ella misma. “¿No te parece bastante loco estar bailando en los escenarios con 71 años?”. Pese a que la inspiración vino de sus observaciones y no de una obra concreta, siente que ha sido un proceso provechoso.
“Me gustó el trabajo que desarrollamos en el estudio. Partimos de improvisaciones sobre estas ideas de la locura, la cordura, la tontería… y salió una coreografía muy cambiante sobre lo cotidiano. Una obra sobre el orden y el desorden, con textos que hablan de la seriedad y la falta de seriedad, porque yo creo que la realidad es que no somos serios. Yo me considero una persona seria y me parto de la risa en medio de cosas que no se suponen graciosas”.
Desde luego, no ha salido tampoco una obra que rompa los linderos de lo que ha sido Provisional Danza en los últimos 37 años. “Casi todo lo mío viene de lo cotidiano. Tengo mi estilo, mi manera de bailar, y hay constantes: los tacones, el pelo suelto, el tabaco… pero trato de no repetirme. Yo grabo todo el proceso y si hay algo que ya he hecho, corro y lo cambio. Lo que sí se mantiene es que el proceso se basa en que siempre hago lo que me da la gana”, dice entre carcajadas.
Otra cosa que se mantiene en Provisional Danza es esa necesidad compulsiva de Carmen Werner por la creación. Este fin de semana, Cuando quieras tendrá su estreno absoluto, antes de moverse a Zaragoza, donde aparece incluida en el Ciclo Órbita Danza, del Teatro de la Estación, los días 20 y 21 de este mismo mes, para regresar a Madrid, ahora al Centro Cultural Paco Rabal, el día 08 de diciembre. Pero es que la cabeza de la prolífica coreógrafa ya está en febrero, cuando estrene, otra vez en la Cuarta Pared, dentro de su Ciclo Mover Madrid, dos nuevas producciones: La noche y la luna (7 de febrero), un dueto con el bailarín y coreógrafo venezolano Leyson Ponce, y Seguimos enteras (8 de febrero) junto a la joven creadora canaria Acerina Hernández. Adicionalmente, la compañía presentará su ya tradicional Noche de Solos (6 de febrero) con unipersonales de Raquel Jara, Cristián López y Sebastián Clavo, integrantes del grupo.