PISANDO TIERRA
Marco Flores huye de imposiciones estéticas en Tierra Firme, programada hoy en estreno absoluto bajo el manto de Suma Flamenca. Hablamos con él sobre la pieza y la situación del mercado artístico...
Texto JUDIT GALLART Fotos_CELINA ANDREA YEYÉN
Madrid, 01 de noviembre de 2024
Llega al su final la XIX Suma Flamenca que desde el pasado 15 de octubre se viene celebrando en los madrileños Teatros del Canal. Esta noche tendrá lugar en su Sala Roja el estreno absoluto de Tierra Virgen, un espectáculo que parte del flamenco en su forma más clásica y con el que Marco Flores promete introducirnos en un viaje de culturas y estéticas que van desde el folclore y lo popular, hasta lo barroco y la cultura iberoamericana. “La idea es hacer una reinterpretación de esas tradiciones y estéticas artísticas para poder hacer nuestros propios ritos y credos, conectando con nuestros ancestros y volviendo a tocar tierra”, nos adelanta el bailaor en relación a una obra que evita encorsetarse en aquellas corrientes estéticas cada vez más impuestas, construyéndose desde la libertad de reinterpretar lo clásico, lo ritual y lo sacro.
La propuesta, creada en codirección con Patricia Ruth y en la que han participado numerosos artistas, tanto a nivel creativo como en su fase inicial de investigación, contará con la presencia de Chelo Pantoja como artista invitada. “He admirado mucho a Chelo desde niño y necesitaba a una artista como ella, tan camaleónica y que responde a un flamenco clásico que es en el que yo empecé y me he ido desarrollando, pero que también es muy abierta a cualquier tipo de discurso escénico”.
Apología de la pausa
Tierra Firme aterriza como una apología de la pausa, invitándonos a conectar con aquello que nos nutre desde la necesidad de enraizarnos para poder llevar a cabo un ejercicio de afianzamiento en nuestro propio discurso. Pero también presentándose como todo un cuestionamiento hacia aquello que envuelve a nuestra sociedad, particularmente en el mundo del arte. “Actualmente hay mucha polarización en el arte entre lo que es moderno y vanguardista, que se está empoderando frente a lo popular y tradicional que de algún modo se infravalora y pienso que eso no está bien, que cada cosa tiene su sitio y que de algún modo lo contemporáneo se está convirtiendo en un eslogan”.
Una cuestión que venimos escuchando en boca de muchos artistas y cuya responsabilidad achaca Flores a aquellos que controlan el mercado artístico, quienes imponen a los creadores el tipo de trabajos que deben producir. “La moda no la dictan los artistas, ellos están en busca de su verdad, la dictan los empresarios y quienes hacen la caja y ante ello, creo que lo más fiel es ser auténtico y encontrar la actualidad en tu discurso”.
Y es que si hay algo que no se le puede negar a Marco Flores es la fidelidad que, en sus 25 años de carrera, ha mantenido siempre hacia su manera de entender el flamenco. “Yo esto no lo encuentro solo, sino gracias al equipo que me rodea, con el que, escuchándonos, podemos llegar a una poética común que no responda a ningún tipo de reclamo”.
Tiene claro que lo que ha prevalecido en su trabajo durante toda su trayectoria es esa necesidad vital por crear desde la sinceridad, enfrentándose a cada proceso creativo como un aprendizaje y haciendo siempre lo que quiere a nivel artístico. Pero también es consciente de todo lo que ha cambiado en él como artista. “Probablemente la inocencia. Antes bailabas por eso, bailabas porque ya, y eso ha cambiado un poco, como que se va, vuelve y hay momentos de crisis, de esta cuestión acerca del por qué bailas, aunque creo que es algo paralelo a tu madurez como persona”, concluye.