UN TROCITO DE MÁLAGA
Hasta Madrid ha querido traernos La Lupi un trocito de su tierra natal con Málaga: Legado Épico que se presenta esta tarde en Teatros del Canal, en el marco de la XIX edición de Suma Flamenca. Hablamos con ella...
Texto_JUDIT GALLART Fotos_DANIEL PÉREZ
Madrid, 31 de octubre de 2024
Siempre ha experimentado una profunda conexión con la ciudad que la vio nacer, hasta el punto de que cada uno de sus movimientos se ha convertido en un tributo al alma de su tierra, encontrando en ella una nueva comprensión de sí misma como artista. Y así, con el deseo de traer un pedacito de Málaga a la capital española, Susana Lupiañez Pinto, más conocida como La Lupi, aterrizará esta tarde en Teatros del Canal con Málaga: Legado Épico en la XIX edición del Festival Suma Flamenca que desde el pasado 15 de octubre se viene celebrando en este teatro.
“Mi madre era muy malagueña y mi padre era un gran aficionado a los cantes de Málaga, eso cala mucho en una artista. Además, Antonio El Álvarez, que es un gran cantaor por fandango, era mi vecino puerta con puerta y me crie escuchando sus cantes y habiendo muchas tertulias flamencas con artistas allí, donde yo nací”, nos cuenta la artista que estará acompañada en escena con las bailaoras Marina Perera y Sara Carnero al ritmo de melodías que prometen evocar, tanto los susurros del pasado, como los anhelos que en el presente han sido una inspiración constante en el baile de La Lupi.
“Yo recuerdo muy bien cada época de mi pasado, con sus luces y sus sombras, pero al futuro lo único que le pediría es seguir con las mismas ganas y que mi vocación se mantenga intacta hasta el día en que mi cuerpo ya no pueda más”. Define su flamenco como multidisciplinar, alejado del más ortodoxo, aunque reconoce que le encanta, achacando todo ello a un componente de cierto autodidactismo. “He tenido un elenco de maestras que me han enseñado las bases y la disciplina del flamenco, pero mi escuela ha sido también el día a día, aprendiendo de mis compañeras y también de mí misma por pura necesidad. Aprendí a mover sola la bata de cola y cuando no tenía mantón, usaba los manteles de mi casa”, nos cuenta entre risas mientras lanza una petición a los programadores para que apuesten por la diversidad.
Llamado a los programadores
“El problema no lo tienen los artistas ni sus creaciones, sino los programadores, porque público hay, tanto para el flamenco más ortodoxo, como para el más vanguardista, y si lo podemos meter todo con equilibrio en un mismo festival, fantástico, porque al público también se le enseña y se le educa”.
La educación también se ha convertido en otro de los ejes vertebrales de su carrera, lo que la ha conducido a llevar su enseñanza por medio mundo hasta establecerse como un referente para la juventud bailaora del momento. “Aprendo muchísimo dando clase y es muy gratificante cuando la gente te mira con tanta hambre de aprender y tú alimentas eso. No tengo nunca sensación de desgaste, sino que me aporta muchísimo”, nos cuenta la artista, quién ha reconocido orgullosa el gran trabajo que desde las escuelas malagueñas se está llevando a cabo, destacando la buena salud en materia de danza de la que goza su tierra, así como el fuerte talento y preparación con la que se están abriendo camino las jóvenes generaciones.
“Está viniendo un elenco de artistas que ya desde los 16, 17 años tienen una preparación fuerte y las cosas muy claras. Estoy muy orgullosa y feliz de que esto siga creciendo y sobre todo creo que tienen que tener muy claro siempre cuál es su verdad y no bailar algo porque sea tendencia, sino porque crean en ello”, concluye.