FOLK BATTLE AT THE MANRESA STAGE
Con la delirante ‘Para cuatro jinetes’ de Mucha Muchacha arrancó anoche la vigésimo séptima edición de la Fira Maditerrània de Manresa. Allí estuvimos y así lo vivimos…
Texto_OMAR KHAN Fotos_JOSÉ JORDÁ
Manresa, 11 de octubre de 2024
La liaron las muchachas en el Kursaal. Tiene lógica y sentido que la Fira Mediterrània de Manresa haya escogido para inaugurar anoche en este recinto de la ciudad catalana su vigésimo séptima edición con la inusual propuesta Para cuatro jinetes, del equipo femenino madrileño Mucha Muchacha. Lo tiene porque lo que reza la Fira como propósito encuentra eco perfecto en esta producción en la que, en clave de humor, se invita a la reflexión sobre un asunto serio y visionario que se hace lícitas preguntas sobre qué es y cómo se construye el folclore del futuro.
Es tendencia generalizada referirse y pensar el folclore en pasado, por lo que tiene de herencia y cultura transmitida. No obstante, parece lógico pensar que en un remoto pretérito, la primera vez que alguien bailó una jota, aquello fue un acto de vanguardia revolucionaria. Por otra parte, el mundo hoy corre a la velocidad de internet y sería ingenuo creer que la tradición folclórica se ha quedado estática y al margen, porque visto lo visto, nada se queda rezagado ante esta revolución tecnológica. En este contexto, los medios de comunicación en su afán de competir y llamar la atención, en su mayoría han terminado convertidos en fabricantes de historias, generadores de leyendas urbanas para la posteridad.
A estas interrogantes responden, con ingenio y un agudo sentido del humor, las cuatro amazonas de Mucha Muchacha en su propuesta que, diseñada desde las claves de la danza más actual, ensaya algunas (en apariencia, descabelladas) alternativas para poner el folclor en sintonía con nuestro mundo, sacándolo del pueblo y colocándolo, por ejemplo, en un programa con tertulianos.
Y es que el núcleo central y segmento más surrealista, delirante e importante de Para cuatro jinetes está en la esquizofrénica puesta en escena del insólito programa televisivo Seré folclor o no seré, un delirio armado y articulado, como todo el espectáculo, por las muchachas (Ana Botía, Marta Mármol, Belén Martí Lluch y Marina de Los Remedios) junto a Los Voluble como djs retro-modernos y Celso Giménez, de La Tristura, en la muy ingeniosa dramaturgia.
La insólita tertulia desvela unos más que improbables orígenes de la canción icónica Imagine, de John Lennon, quien habría plagiado a una niñera ibicenca en los años setenta, que cuidó de una hija secreta de Yoko Ono. El rocambolesco relato, desternillante por demás, empuja a una reflexión acerca de cómo se podría construir en nuestros días una leyenda mediática.

Belidance vs Roquetas
Pero es que la segunda parte del programa ya rizando el rizo, nos habla de un posible camino para la reinvención de la tradición, a través de una battle como las de los breakers pero con dos bailarinas folclóricas en combate: Belidance vs Remedios de Roquetas. El Kursaal, anoche a tope, razonablemente se partió de risa pero al fondo del chiste y el buen hacer como chistosas de las cuatro amazonas –fantásticas como tertulianas y también como combatientes, al margen de buenas bailarinas- desliza en nuestras cabezas la gran interrogante sobre si el folclor debería o no, luchar por su renovación y montarse también en el tren hacia el futuro y la modernidad.
La respuesta, rotunda, es que sí. Por eso estaban ellas inaugurando la Fira y por eso la Fira, conducida bajo sabiduría por Jordi Fosas, existe y llena teatros como el Kursaal. La apuesta del director artístico de todo este evento, que se celebra hasta el domingo, por estimular un nuevo camino para el folclor que, sin violentar sus raíces y naturaleza, sepa y pueda adaptarse a nuestra sensibilidad del siglo XXI (y es que, además de exhibir, la Fira impulsa la creación), encuentra en Para cuatro jinetes una propuesta ejemplar de lo que, en general, pretende. Y si quedaban dudas de la posibilidad de conectar y entusiasmar a nuevas audiencias, el más de un centenar de espectadores que se lanzaron entusiastas y desmelenados anoche al escenario del Kursaal catalán para bailar el fin de fiesta con las muchachas, serviría de prueba irrefutable.






