CASA NUEVA PARA LA DANZA ESPAÑOLA
Inaugura mañana el Ballet Español de la Comunidad de Madrid. Jesús Carmona, su director, nos cuenta detalles de cómo será esta agrupación naciente que residirá en Teatros del Canal...
Texto_OMAR KHAN Fotos_ANA YAÑEZ
Madrid, 11 de octubre de 2024
“Yo desde mi juventud he luchado por ser coreógrafo, no intérprete. Siempre me he sentido más creador que bailarín”. Lo confiesa Jesús Carmona (Barcelona, 1985), el mismo que en 2022 fue condecorado como bailarín con el Benois de la Danse, equivalente dancístico del Oscar, y simultáneamente Mejor Bailarín en los Max, por lo que fue señalado con el (a lo mejor hiperbólico) calificativo de mejor bailarín del mundo.
Hoy se reafirma en su condición de creador, al ser colocado al frente del recién creado Ballet Español de la Comunidad de Madrid, nuevo ente artístico tutelado por el gobierno regional, que de alguna manera viene a sustituir al ya desaparecido Ballet de La Comunidad de Madrid Víctor Ullate. También tendrá sede en Los Teatros del Canal y adicionalmente, dispondrá del Auditorio de El Escorial para los ensayos técnicos.
La nueva compañía cuenta con un elenco de 23 miembros (16 bailarines, tres meritorios, más los músicos) y abre fuego mañana (con funciones hasta el día 27) en su nueva casa, los Teatros del Canal, con un programa doble conformado por Suite Española, a partir de Albéniz, con coreografías de Eduardo Martínez, Arantxa Carmona y el mismo Jesús Carmona, quien firma también Epifanía de lo flamenco, segunda parte del programa.
De familia humilde –madre ama de casa, padre repartidor de cervezas en un almacén-, Jesús Carmona se formó en danza española en el Institut del Teatre, de su Barcelona natal. No había terminado la carrera cuando el tándem Miguel Ángel Rojas y Carlos Rodríguez, entonces al frente del hoy extinto Nuevo Ballet Español, que era la compañía de danza española más chic y sofisticada de principios de este siglo, le ofrecieron venirse a bailar para ellos en Madrid. Tenía apenas 16 años. “Me vine aquí con una mano delante y otra detrás porque éramos muy humildes y somos cinco hermanos, que ya les vale a mis padres, así que solamente me pudieron ofrecer pagarme dos meses en un hostal de Callao y la factura del teléfono por un año”, rememora.

Crisis y dudas
No le fue mal. Aquí llegó a ser solista del Ballet Nacional de España, pero su empeño en convertirse en coreógrafo no cesó y lo llevó a la fundación de su propia compañía en 2012, con la que ha estrenado espectáculos siempre originados en sus vivencias personales, en sus crisis, dudas y reflexiones sobre la vida en general y la suya en particular. Del hecho de convertirse en padre, surgió El salto, de su experiencia durante la pandemia, Baile de bestias, y de sus reflexiones posteriores a una depresión, la más reciente Superviviente, un solo íntimo que esta misma temporada estrena en el marco del ciclo Museo en Danza, del Museo Universidad de Navarra, de Pamplona, porque una de las condiciones que le puso a la Comunidad de Madrid para hacerse cargo de la nueva compañía, fue no cerrar la suya.
“Mis espectáculos fuera del Ballet Español serán el lugar al que voy a ir a reconocer quién soy y serán los que permitan que, a la vuelta, pueda seguir siendo productivo. Claro que no voy a hacer un ballet de veinte bailarines con mi compañía, eso no sería positivo, sino obras pequeñas. Solos, un paso a dos como mucho”.
¿Qué puede decirnos del programa con el que dejará inaugurada la nueva compañía?
Parece muy loco arrancar con un programa doble, pero quería esta división. Por un lado, una obra como Suite española, que recoge las formas redondas de la danza estilizada, la escuela bolera y la estilización del folclore, enmarcada en una visual más contemporánea encapsulada en una suite que, por volumen, ya ninguna compañía privada puede hacer, salvo quizá la de Antonio Najarro, y luego, contrastando, Epifanía de lo flamenco, donde quería un espectro muy amplio y que se creara a partir de las personalidades de cada bailarín, potenciando lo magnifico de cada uno. Va desde los cantes de ida y vuelta, la milonga y la goajira hasta la seguiriya o el zapateao para terminar, como no podía ser de otra manera en una compañía de Madrid, con unos caracoles con bata de cola.
¿Y qué bailará la compañía en temporadas venideras?
Mi proyecto ha sido firmado para un período de cuatro años. Estamos ya trabajando en un especial para Navidad y más adelante, me gustaría hacer un homenaje a un artista muy relevante y muy poco valorado y conocido, que aún no puedo desvelar, y luego un espectáculo en el que quiero una visión más rupturista y personal, uno en el que el potencial de todo mi imaginario vuele y que me gustaría sea el que ponga a la compañía en el plano de la danza contemporánea mundial, pero para llegar allí necesitamos tener recorrido y peso.

En línea y objetivos parece coincidente con el Ballet Nacional de España…
Siempre que me hacéis esta pregunta yo tiendo a compararte a ti con mi hijo… que tiene el mismo objetivo de vida que tú, con la diferencia que tú lo tienes cumplido y el suyo está por ver qué golpes le da vida para llegar a la meta. Obviamente tenemos unos fines similares, si no iguales, pero también diferencias. Una de ellas el elenco, porque hemos querido huir de la uniformidad de pesos y alturas, prefiriendo mostrar cuerpos reales donde caben altos y esbeltos pero también bajitos con más peso. Como decía Antonio, la danza viene del pueblo, no de un señor muy guapo bailando bien. Aquí verás gotas de agua con mucha identidad que crean una marea preciosa. Yo recuerdo cuando hacía audiciones que veía a bailarines muy buenos que se quedaban fuera porque no tenían suficiente altura o tenían un poco de sobrepeso y me daba rabia, porque estaba claro que eran mejores que todos los que habíamos venido a hacer la audición, así que me propuse huir de eso en esta compañía.
No ha establecido categorías dentro del elenco…
Las audiciones son muy traicioneras y no quería sacar de allí una estrella. He preferido que eso vaya surgiendo. No será lo mismo dentro de dos años, cuando alguien lo merezca por el trabajo que ha hecho. Ahora mismo no dejaría de ser una decisión personal señalar a alguien como la estrella de la compañía.
¿Habrá espacio para jóvenes creadores en el Ballet Español de la Comunidad de Madrid?
Para mi coreografiar es como respirar, y no creo que sea la edad la que valida ese conocimiento sino la autenticidad del trabajo hecho. Dicho esto, creo que sí, que dentro de esta compañía debe haber espacio para los creadores emergentes. Ahora mismo no le daría la compañía a un joven pero para proyectos específicos, como el de educación que desarrollaremos el año que viene para tener presencia en los colegios de la Comunidad de Madrid, sí lo pienso, incluyendo bailarines nuestros que tengan inquietudes creativas, que yo sospecho que supera el 90% del total… eso es lo que nos hace ser un ballet con mucha identidad
¿Saldrá de gira la nueva compañía?
Se moverá, sí. Hay ya un reclamo muy potente de teatros, festivales y programadores, incluso internacionales, algo que realmente me sorprende por lo difícil que es mover un ballet hoy. Si todo va como tendría que ser, casi diría que desde el primer semestre del año próximo estaremos ya dando vueltas.
En términos generales… ¿se siente satisfecho con su obra como coreógrafo?
Cada producción es diferente. Conforme pasa el tiempo estoy más satisfecho con mi trabajo. Y es que poco se habla de la importancia de la producción dentro de la creación. Créeme que no es lo mismo ensayar en un zulo de dos metros cuadrados imaginándotelo todo, a cuando tienes tu estudio con toda tu gente allí, que cuando necesitas en escena algo que debe bajar de arriba, realmente tengas algo que baja de arriba… al empezar es todo más precario y resulta muy difícil acertar. A día de hoy me siento satisfecho pero es verdad que los artistas somos muy vulnerables a la opinión, y al menos en mi caso, aunque parezca muy fuerte, me afecta mucho lo que se diga de mi trabajo.






