RECORDANDO A LA ARGENTINA
Tras ganar el Giraldillo Revelación 2020, Paula Comitre vuelve a la Bienal de Flamenco de Sevilla para estrenar mañana ‘Après vous, madame’ con una bata de cola hinchable. Nos lo ha contado…
Texto_BEGOÑA DONAT
Madrid, 23 de septiembre de 2024
Antonia Mercé ‘La Argentina’ (Buenos Aires, 1890-Bayona, 1936) es una de las grandes figuras de la danza española y el flamenco, una eminencia presente en el temario de los estudios de baile, «aunque no tenga la fama que se merece», apostilla Paula Comitre (Sevilla, 1994).
A la creadora andaluza siempre le había llamado la atención su trayectoria, la de una joven que partió sola hacia París para forjarse una carrera, con la firme intención de incorporar a artistas de otras disciplinas a sus piezas. Para cerrar aquellas colaboraciones con músicos, folkloristas y diseñadores de vestuario recurrió al correo.
Hace tres años, el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y la Música (CDAEM), en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicaba una recopilación de las cartas enviadas por la bonaerense a lo largo de más de dos décadas, La Argentina. Epistolario (1915-1936). Entre los escritos, los había dirigidas a Manuel de Falla, Ignacio Zuloaga, André Levinson, Ernesto Halffter, Meg Villars-Catusse, Cipriano Rivas Cherif y Artur Michel.
De entre las 200 misivas, telegramas, postales y tarjetas, hay una que acompaña a Mitre desde su lectura. Se trata de unas palabras de ánimo enviadas a una compatriota que estaba empezando, María Ruanuova, que llegó a brillar como primera bailarina del Ballet Ruso de Montecarlo.
“Le daba consejos que eran aplicables a todas las personas que se dedican a las artes. Le decía que no fijara la mirada en los demás, que no perdiera fuerza ni energía en creaciones que estuvieran a la moda, sino que se centrara en sí misma y siguiera su instinto. Destacaba el sacrificio y la convencía de que el trabajo la iba a llevar a buen fin”.
Aquella correspondencia fechada hace un siglo contagió su energía a esta renovadora del flamenco que mañana, en el contexto de la Bienal de Sevilla, estrena en el Teatro Central Après vous, madame, su particular tributo a la responsable de trabar el neoclasicismo y la vanguardia en el baile español.
Como Antonia, Paula Comitre también ha viajado a París en busca de un crecimiento profesional. En concreto, fue becada para una residencia artística de medio año en la Academia de las Bellas Artes de Francia: «Fue un punto muy a favor, porque no existía la presión de hacer un estreno como muestra de la residencia. No pedían nada a cambio, así que no tuve que estar en el estudio todo el tiempo. El hecho de que la estancia no estuviera ligada a un resultado final me permitió combinar las clases de danza contemporánea con la asistencia a espectáculos. En caso contrario, hubiera dado igual estar en París o en otra ciudad».
En la época en la que Antonia se trasladó a la ciudad de la luz, la capital francesa era el epicentro de la explosión cultural en Europa. Para la sevillana, sus propias vivencias en París también han sido estimulantes.
«Al llegar, tomé conciencia de que el mundo de las artes del movimiento es de tal amplitud que resulta imposible abarcar las creaciones de todas las personas. Tomé referencia de dónde se sitúa el flamenco dentro de esa gran bolsa del mundo de la danza», celebra.
Bata de cola inflable
Aunque no tenía obligación alguna, al término, como tenían material adelantado con los dos artistas con los que ha trabajado más estrechamente en la pieza, el pianista Orlando Bass y la artista plástica María Alcaide, hicieron una muestra en el Centro Nacional de la Danza de París.
De igual forma que la española nacida el siglo pasado en Buenos Aires se interesó por la música de Joaquín Nin, Comitre estuvo indagando hasta dar con un compositor de música contemporánea, Bass, que en la pieza toca con un piano preparado, en el que coloca caucho, tornillos e imanes que va retirando y colocando, haciendo que cambie el sonido del instrumento.
En el caso de su atuendo, una bata de cola inflable que es una obra de arte en sí misma, Alcaide, que nunca antes había trabajado en vestuario para danza, buscó dar una vuelta de tuerca. Como La Argentina en su día, que modificó el talle del vestido y alargó el escote de la espalda, ella jugó con los volúmenes y entallado el cuerpo.
«Más que ir a detalles concretos y hacerlos nuevos, hemos cogido sus ganas de ir más allá, sus inquietudes y su impulso», describe la bailarina, que estrena espectáculo en la Bienal por segunda vez y tras ser también reconocida en 2020 con el Premio Giraldillo Revelación.
Entre las creaciones de su antecesora, destaca el ballet inspirado en El amor Brujo de Manuel de Falla. Aquel montaje de 1925 es valorado por Paula Comitre como «un paso al frente en su lenguaje de danza: aparte de en los aspectos estéticos y en el vestuario, al englobar en su cuerpo danzas populares y flamenco».
Su homenaje, sin embargo, se inspira en Serenata andaluza, con música compuesta por de Falla; Danza Ibérica, obra de Joaquín Nin, y la Danza de la gitana. En el primer caso, anhelaba plasmar la relación de admiración mutua entre ambos artistas. En el segundo, quería introducir un elemento de music-hall, y en el último caso, la pieza forma parte de una obra llamada Sonatina, que Mercé interpretó con su compañía Les Ballets Espagnols en su primera gira mundial.
Como remate a Après vous, madame, Comitre también incorpora referencias al flamenco, ya que su objeto de veneración estuvo en tablaos de Barcelona y Sevilla, como también ella misma en un último juego de espejos.