BAILAN LAS EMOCIONES
Blanca Li ha reconvertido en coreografía ‘Dido y Eneas’, la ópera que montó el año pasado con Les Arts Florissants. Este viernes, irrumpe con su compañía parisina en el Festival de Granada, antes de visitar el de Mérida en verano. Nos lo ha contado…
Texto_JUDIT GALLART Fotos_PABLO LORENTE
Madrid, 18 de junio de 2024
Irrumpe Dido & Eneas este viernes 21 en los imponentes Jardines del Generalife, dentro del Festival de Música y Danza de Granada, tras el éxito indiscutible que se marcaron el año pasado Teatros del Canal y el Teatro Real madrileño, con la ópera-ballet que convertiría en aliados a la granadina Blanca Li y al experto en música barroca William Christie, director en París de la aclamada orquesta Les Arts Florissants. Desde la base de danza que creó para esta ópera, ahora la creadora presenta con su compañía parisina esta versión completamente coreográfica, convirtiendo a la danza en el vehículo expresivo del borbotón de emociones contenidas en la desgarradora música de Purcell.
“El año pasado cuando montamos Dido y Eneas creé un lenguaje propio para los bailarines que estaba basado en las emociones y partía siempre de los movimientos del diafragma” nos explica Blanca Li. “Luego el uso del agua ofrecía la posibilidad de deslizarse en escena, pero la ópera tiene muchos elementos que deben ser respetados, por ejemplo, los músicos. Y yo quería tener a la orquesta en el escenario porque encuentro bellísima la música barroca, pero estaban también los bailarines y juntar todo eso y que funcionara era muy complejo porque si una gota de agua caía sobre un violín del siglo XVIII, era un drama”.
Pero el juego con el agua, que ya estaba en la puesta de la ópera, y las ideas para el desarrollo de la danza con sus bailarines seguían bailando en su cabeza. “Me encantó la experiencia con la ópera y le dije a William que me había enamorado de lo que habíamos creado y me apetecía seguir con ello”, prosigue Li, que acaba de dejar el cargo de directora de Teatros del Canal, en Madrid, y casi a un tiempo, ha tomado el cargo de directora en la Grande Halle de la Villete, en París.
Dido baila
Es así como, a partir de una grabación musical realizada durante la última representación de la pieza en el Gran Teatre del Liceu (Barcelona), y contando con la innovadora iluminación de Pascal Laajili, la creadora ha montado este ballet ampliando de 6 a 10 la plantilla de bailarines para que se apropien por completo de la escena. “Hemos trabajado a partir de la grabación, porque la música en sí es un espectáculo y les Arts Florissants probablemente sea la orquesta barroca más importante del mundo, hay una calidad y una precisión increíbles”, señala. “Pero lo que he querido hacer ahora es profundizar más todavía en la emoción y no tanto en la narración de la historia. Yo no soy mucho de narraciones, considero que ésta ya está en los cantantes y en la emoción que hay en la voz”.
Nos cuenta que lo que le gusta es contar las emociones de lo que está ocurriendo en la danza, “eso que no se cuenta ni se oye, pero que sí se puede ver”. Asegura que la obra no pierde nada en absoluto con respecto a su predecesora, y subraya que la salida de la orquesta ha sido una oportunidad para comenzar a pintar un lienzo en blanco a partir de las múltiples oportunidades que se le abren a la danza. “Lo que comparten ambas piezas es su precisión sobre las emociones humanas, hablan de cosas que son completamente intemporales. En muy poco tiempo la música hace que pases de las mariposas en el estómago, a la seducción, al dejarse llevar por ese amor hasta el momento de su consumación, pasando por la traición y llegando al suicidio”.
El gran valor para ella es que en una hora se pasa por todas las emociones posibles que hay entre el amor y la muerte, “y eso en una ópera, musicalmente es increíble”, asegura convencida. “Por eso lo importante ha sido conseguir crear todas esas fases de las emociones a través del movimiento, situando la danza en el centro”.
Tras su paso por Granada, la coreografía que tuvo su estreno el pasado 07 de junio sobre el escenario de la Ópera de Dijon, será llevada este verano hasta Mérida para su representación el día 6 de agosto, en una emplazamiento inigualable como es el Teatro Romano de esta ciudad, justo antes de regresar a Francia, país en el que iniciarán un larguísimo recorrido, que incluye el Théâtre de Liège o La Villete, que ahora dirige, para abrirse al mundo con fechas cerradas, incluso en México.
(*) Las imágenes son de la ópera montada por Blanca Li con Les Arts Florissants