CÁDIZ FUE EL ESCENARIO
Ayer fue domingo de danzas en las calles de la capital gaditana. Nos hicimos el itinerario urbano-marítimo propuesto por el Festival Cádiz en Danza y esto nos ha parecido la experiencia…
Texto_OMAR KHAN Fotos_LOURDES DE VICENTE
Cádiz, 10 de junio de 2024
El sentimiento de pertenencia de los gaditanos hacia su festival, el Cádiz en Danza, ya con 22 años de andadura, se hace sentir principalmente en su amplia programación en el espacio público. Cada vez más creciente es el número de espectadores que se aglutinan alrededor de cada una de las propuestas de calle. Ayer, justamente, fue día de danza callejera en este evento que se extenderá hasta el próximo sábado 15 cuando Marcos Morau y La Veronal lo clausuren por lo alto con su muy aclamada Sonoma.
El espacio Entrecatedrales, plaza diáfana y blanca con el mar de fondo, quizá sea uno de los lugares para danza en espacio urbano más bonitos de toda España. Allí se lucieron ayer el dueto Pies de gallina, de Luna Sánchez & Ana Melero (en la foto), y Júpiter + Jaguar, de los ascendentes valencianos de EYAS Dance Project.
Sánchez & Melero delimitan su espacio con cinta aislante y prácticamente in situ, con muy poco desplazamiento, y un tremendo entendimiento y complicidad corporal entre ellas, ejecutan Piel de gallina, que se inicia en un tierno abrazo que resulta inacabable e inabarcable, hasta que prácticamente deviene en combate. Sacan partido enorme las dos bailarinas de sus profusas cabelleras que se baten, enredan y desenredan en el aire, juntas y por separado, y de sus propios cuerpos, desdoblados y desdibujados en este abrazo largo y complicado que, como ellas explican, se mueve entre lo instintivo y lo racional.
Dejaron paso entonces a Júpiter + Jaguar, una pieza para calle muy eficaz que ha venido a ser la carta presentación de la joven compañía valenciana EYAS Dance Project, que lideran Carlos González & Seth Buckley, quienes ya han recorrido media España con esta coreografía, siempre con éxito, quizá porque su diseño festivo de colores estridentes, música pegadiza y esos dos cuerpos felinos y sinuosos que se atraen y repelen, no solo son aptos y propicios para la calle sino que tienen suficiente fuerza y encanto para obrar el milagro de detener, seducir y enganchar a transeúntes desprevenidos.
Helena & Carmen
Un poco más allá, en los alrededores de la playa La Caleta, las veteranas Meritxell Barberá e Inma García, directoras también en Valencia de su compañía Taiat Dansa, presentaron un díptico que reinventa y revisita dos amores míticos de la literatura, en los que las coreógrafas redimensionan a sus protagonistas femeninas, en dos duetos contrastados pero complementarios. Por un lado, Helena & París, aquí con el agregado de gaviotas que revoloteaban sobre las cabezas de los bailarines, que desvela el flirteo primero y el conflicto después, de un amor llamado a desatar una guerra y por otro, una Carmen desafiante frente a un supuesto Don José, que se nos presenta alejada del estereotipo y adueñándose de su destino.
Al final de la tarde de este domingo de danzas callejeras en Cádiz, el extremeño Álvaro Murillo nos trajo su intenso, sentido y, en algún modo, bellísimo solo 8 kilómetros en mula (en la foto), que alude a la distancia que recorrieron la novia fugada y su amante gañán en Bodas de sangre, de Lorca. Es un unipersonal íntimo y desgarrado que requiere una atención y concentración que la calle dispersa, sobre todo, si como es el caso compite con el mar al fondo. Pero es que, encima, la enorme cantidad de público congregada alrededor impidió a la mayoría ver los pies del entregado bailaor que zapateaba feroz sobre una minúscula tablita, elemento clave para acceder a su coreografía. Una pena, porque las condiciones sumadas al calor sofocante –el bailaor sudaba cataratas- no fueron, en absoluto, las más idóneas para aproximarse a este solo al que, no obstante, se le intuye un potencial emocional desbordante.
