EL BAILARÍN AL QUE LE FASCINA CAERSE
El creador tinerfeño Richard Mascherin ha pasado años investigando sobre el acto de la caída. Hoy y mañana nos muestra las dos más estrepitosas en el FAM de Tenerife. Nos lo ha contado…
Texto_ESTHER MORALES Fotos_ARANCHA BRANDÓN / PABLO LORENTE.
Tenerife, 07 de junio de 2024
Tiene una proyección imparable y un sentido de la creación fresco, cinematográfico y muy poético. Han pasado ya varios años desde que Richard Mascherin, natural de Tenerife, empezara a suscitar conversaciones en los círculos de danza por sus vídeos de caídas imposibles en Instagram. Desde entonces, su paso por festivales, teatros y centros de arte ha sido una constante.
Pero detrás de sus caídas se encuentra una inquietud muy profunda sobre el abismo emocional y sobre las posibilidades que ofrecen los universos audiovisuales y escénicos que le acompañan. Esta semana vuelve a su isla de origen para presentar sus creaciones más recientes en el XIV FAM (Festival de las Artes del Movimiento de Tenerife): Vacío Espiritual, esta tarde en la Plaza del Chicharro; y mañana He aquí un acto romántico, en el Espacio La Granja.
¿Cómo se cruza la danza en su camino? Un pueblo tan pequeño como Tijoco Bajo no ofrecería grandes oportunidades para los aspirantes a artistas…
Tuve la inquietud desde muy temprana edad. Con todo lo que me estaba pasando internamente de pequeño, en el colegio y en el pueblo, la danza apareció como vía de escape para canalizar las emociones y los sentimientos. En ese momento, en Tijoco Bajo (en el sur de Tenerife) el arte no era algo que te encontraras fácilmente. Luego me enteré de que la danza podía estudiarse y convertirse en una especialización. Entonces cumplí los 18 y me fui al Real Conservatorio de Danza Profesional Mariemma.
Tras formarse en Madrid y pasar por diversas compañías como intérprete (Sharon Fridman, La Veronal…), ¿cómo empezó a forjar su propia voz como creador?
Trabajar en compañías de danza que me apasionan, sentirme conectado a ellas y entregarme me ayudó a desarrollarme y a avanzar como intérprete. Tuve la suerte de estar en producciones donde había un gran equipo artístico y una estructura interesante, lo que me hizo aprender y enamorarme del teatro. Estar a las órdenes de coreógrafos destacados a nivel nacional e internacional, ver y explorar, me conectó con lo que deseaba como intérprete y como creador.
Ha pasado años investigando sobre el acto de la caída, sobre el dolor placentero, sobre el riesgo… ¿Cómo surge esta pauta y de qué forma se convierte en su sello?
Me di cuenta de que la caída como concepto estaba en todas las creaciones. Después de un suceso por una caída física (intencionada) en mi pueblo, que me dejó semanas sin caminar, sentí que había un motor que iba a detonar un universo. Dejé atrás el miedo a sentirme expuesto o juzgado por lo que iba a hacer. Conseguí residencias artísticas para investigar y crear, y sentí que a mucha gente le interesaba, que querían hablar de ello y que les tocaba lo que estaba haciendo. En cinco años he podido trabajar con muchos artistas que, de alguna manera, me han cambiado y dado una perspectiva diferente sobre este tema.
¿Choca esto con la idea de culto al cuerpo que cada vez es más habitual entre artistas de la danza? Queramos o no -aunque nos cueste hablarlo-, los bailarines siempre estamos expuestos a que ocurra algo con nuestro cuerpo: a las caídas, al dolor, a la lesión, a los accidentes… Constantemente, aunque nos cuidemos. Trabajamos con ello y es algo importante, pero la caída no solo está en lo físico, y eso es lo que más me interesa. Es decir, la caída emocional en la danza.
¿Con qué trabajos llega esta semana al FAM y qué momento ocupan en su trayectoria artística?
Traemos Vacío Espiritual, un solo con música en vivo que está teniendo una trayectoria interesante y un recibimiento inquietante. Trata de un cuerpo arrojado al vacío, donde entra en trance, con la idea de un personaje técnico cinematográfico (como un especialista de cine). Todo esto con un trabajo sonoro que me sigue y me impulsa para arrojarme y caer. Mañana estaremos con He aquí un acto romántico. Esta obra es muy especial, siento que es un paso firme en mi trayectoria. Abarca en profundidad la relación entre el amor y la violencia, con un enfoque hacia la toxicidad del amor romántico. Es una obra de danza teatralizada con los códigos del cine. Una obra muy cinematográfica, que sobrecoge por la trama que se expone a través de accidentes y ritos.
¿Tiene nuevos proyectos a la vista? ¿Cómo los afronta?
Siento que se cierra un ciclo con lo que va a venir. El equipo crecerá, y la trascendencia y la ascensión serán los temas para profundizar. La próxima obra será un contacto con lo extraordinario y con lo externo de este mundo, y tendrá que ver con el territorio en el que me crié. Trabajaré sin vergüenza, esta vez con los códigos cinematográficos y los del teatro. También seguiré ahondando en la lengua de signos como fuente de inspiración para la coreografía.