DANZA ESPAÑOLA PARA NEÓFITOS
El BNE y la Fundación Juan March ponen en marcha un espectáculo didáctico para entender y valorar la danza española. Nos colamos esta mañana con un grupo de adolescentes y así lo vivimos…
Texto_OMAR KHAN Fotos_MERCHE BURGOS
Madrid, 07 de mayo de 2024
Esta mañana, sobre las 10, un nutrido grupo de adolescentes uniformados bajaba en orden, silencio y cara de ¿qué estoy haciendo aquí? las escaleras de la Fundación Juan March, en Madrid, camino al Auditorio, que terminó abarrotado de jóvenes de instituto. Apagadas las luces, Irene Tena, en funciones de narradora-bailaora, lucía convincente en el verbo y deslumbrante en el baile, mientras explicaba y bailaba a un tiempo qué es y cómo se identifica la danza española, acompañada desde el contrabajo por un virtuoso, Pablo Martín Caminero, quien esmerado interpretaba notas familiares de El Amor brujo, de Manuel de Falla. Arranque prometedor para una velada que deparaba maravillas a su joven e inexperta audiencia.
Danza española: folclore, flamenco y sentimiento es propuesta escénica que sella una alianza entre el Ballet Nacional de España (BNE) y la Fundación Juan March, para poner en marcha este cuidado e inusual proyecto didáctico, que forma parte de lo que no se ve y poco se sabe de la compañía pública dirigida por Rubén Olmo. Es la materialización en grande de la seguramente letra pequeña de unos estatutos que dicen que entre los objetivos del BNE, figura la difusión de la danza española en todas sus formas y variantes.
La estructura y dramaturgia del espectáculo, con textos de Antonio Canales, es simple y eficaz como toda la propuesta, que no obstante consigue espectacularidad, principalmente desde los trajes, todos coloridos, detallistas y abundantes. Tena y Caminero, anfitriones de nivel, explican una a una las cuatro formas de la danza española: la escuela bolera, el folclor, el flamenco y la danza estilizada. Y al mismo tiempo, una docena de bailarines del BNE las van interpretando.
Ruido de labor silenciosa
El programa encadena un buen puñado de llamativas coreografías, casi todas creadas para la ocasión por Rubén Olmo, en una velada de una hora que culmina brillante ilustrando nuestra danza estilizada con la coreografía, elegante y seductora, Danza Española de La Vida Breve, de Miguel Ángel Corbacho. Una cachucha del siglo XIX desvela la gracia de la escuela bolera. Un encadenado de muñeiras, jotas, seguidillas y aurresku, muy bien bailados en grupo por el colectivo, da fe de este folclor rico y variado. Con músicos en directo, cantaor incluido, toda la fuerza y estruendo del flamenco, en tres de sus palos clásicos: soleá, alegrías y seguiriya.
Hay muchas maneras de explicar a un neófito la danza española, siendo la aburrida en un aula la más recurrida y montando un espectáculo profesional de fuste y calibre como éste, la más excepcional. Se huyó del manido encuentro al final entre los artistas y los estudiantes invitados pero sus profesores se llevaron una exhaustiva guía didáctica firmada por Elna Matamoros y Patricia Bonnin Arias, muy fácil de leer pero tremendamente documentada, con propuestas para desarrollar en clase, con vínculos a audios y vídeos, y muchos ejemplos, anécdotas y, sobre todo, información y datos.
La parte silenciosa de la gestión de Rubén Olmo al frente del BNE se ha demostrado ruidosa, con verdadero interés en hacer propaganda, promoción y difusión de la danza española más allá de los vistosos estrenos. Hace días apenas, el pasado 14 de abril, en el madrileño Auditorio Nacional de Música, abarrotado aquella mañana, el BNE se sumaba al ciclo En Familia, de la Orquesta Nacional de España (ONE), en una función familiar de El Amor Brujo, que contó con narrativa y mucho baile, interpretado por un grupo selecto de solistas del BNE, que terminó con el mismísimo Olmo bailando en un bis aquello de los fuegos fatuos.
Esta mañana, pasadas las 11, un nutrido grupo de adolescentes uniformados subía en orden, poco silencio y cara asombrada de ¿qué maravilla es la que he visto? las escaleras de la Fundación Juan March. Sobresalían por encima giratorias manos aflamencadas y se escuchaban zapateos entre risas. Algo les había ocurrido. De todo ese grupo a lo mejor a una, esta mañana le cambió la vida, y sin ella ni nosotros saberlo, se estaba colocando así la primera piedra de una carrera de brillante bailaora en un futuro no tan lejano… ¿quién dice que no?