PERTURBADORA GISÉLE VIENNE
La creadora franco-austríaca estrena mañana en el Centro Condeduque madrileño su nueva e inquietante nueva producción ‘Extra Life’. Te lo contamos…
Texto_ALBA ANZOLA Foto_ESTELLE HANANIA
Madrid, 10 de enro de 2024
La coreógrafa, directora teatral, realizadora, artista plástica y titiritera franco-austríaca Giséle Vienne (Charleville-Mézièrs, 1976) comenzó a hacerse conocida en 2008 cuando llevó de la radio al teatro su monólogo salvaje llamado Jerk -escrito a medias con Dennis Cooper-, que conmocionó al público por perturbador e insoportable, pese a que se trata solamente de un actor, un largo relato y unos títeres que representan a los 30 niños y adolescentes que el asesino en serie apodado Candy Man (por los caramelos con los que atraía a sus víctimas) perpetró en los años setenta en Houston.
Años más tarde, pero sin apenas modificarlo, Vienne lo convirtió también en cine, ganando el premio a la Mejor Película en la Sección Noves Visions, del Festival de Sitges, en 2022. No obstante, la celebridad verdadera –al menos en el ámbito de la danza- le llegó con esa inclasificable coreografía, la mayor parte a cámara lenta, que es Crowd, que supone la radiografía de una rave, la puesta en escena de un insólito macrobotellón y la inspección con lupa de una juventud desbocada, desesperanzada y sin mayores alicientes que el placer de entregarse al trance de una fiesta.
Con su particular estilo, siempre de abrumadora densidad, ahora ha vuelto con un nuevo trabajo, Extra Life, que ha causado por igual fascinación y rechazo allí donde llega. Lo veremos mañana y pasado en el madrileño Centro Cultural Condeduque, en cuyo escenario aparcará ese coche en el que se reencuentran dos hermanos y un títere -cómo no- con un pasado violento de incesto y abusos sexuales. Mientras hablan y comen patatas fritas, un programa de radio sobre extraterrestres se oye de manera permanente.
La música de Caterina Barbieri, el trabajo sonoro de Adrien Michel y la sorprendente iluminación de neones y láser, tan naturalista y futurista a un tiempo, de Yves Godin, junto a un humo perenne, crean el marco y atmósfera de este trabajo que, una vez más, cabalga entre el teatro de abundante texto y una danza muchas veces ejecutada en cámara lenta, una práctica que va siendo característica de las propuestas de Vienne.
En un giro de ciencia ficción, la acción se ubica de manera simultánea en pasado, presente y futuro anticipado de los personajes. “Diseccionamos la experiencia a través de juegos de disociaciones dentro de un mismo cuerpo”, ha desvelado la creadora, que avanza así en su investigación de la deconstrucción de los marcos perceptivos y de las estructuras narrativas y psíquicas.
Adicionalmente, el Centro Condeduque proyectará en su Salón de Actos, la película Jerk, el próximo 24 de enero.