TAIWÁN Y CUBA TRIUNFAN EN MASDANZA
Además, la creadora Paloma Hurtado, de Canarias, se hace con el premio a la Mejor Intérprete en el certamen, que desde este año se celebra en Las Palmas. Te damos detalles del palmarés…
Texto_OMAR KHAN Fotos_JESÚS ROBISCO
Las Palmas, 24 de octubre de 2021
Divergence, dueto de tensión y gran precisión del taiwanés Chien-Chih Chang, se hizo con el primer premio a una coreografía en la XXVI edición del Festival Masdanza, que desveló su palmarés anoche en la elegante gala de clausura celebrada en el Teatro Pérez de Galdós, de Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que desde este año acoge el prestigioso evento, siempre dirigido con acierto por Natalia Medina. El cubano Niosbel González, con su poético unipersonal Continuum (en la foto superior), se hizo con el primer premio del apartado de solos.
El premio a la mejor interpretación se quedó en casa, obteniéndolo Paloma Hurtado, de Tenerife, por su participación en el sereno y sugerente dueto Ina.0, creado a cuatro manos junto a Daniel Morales. Una decisión extraña del jurado, dado que el dueto se basa en la perfección de un unísono en el que los dos intérpretes, casi que a la manera de clones, realizan exactamente lo mismo, y a fe que lo resuelven con igual sensibilidad y perfeccionismo. La fórmula exaequo hubiese sido perfectamente lícita, más equilibrada y justificada en este caso.
El Premio del Público, siempre muy apreciado y valorado en este Certamen, recayó en el dueto Cuando somos, de las catalanas Carla Cervantes y Sandra Egido, al tiempo que en la categoría de solos, el respetable se decantó por la muy depurada Time X, de Eduardo Vallejo, director de la compañía madrileña Ogmia, que fue interpretado con elegancia por la bailarina italiana Michela Lanteri. El preciso dueto Talk about Death, de la coreana Nan-Hee Yook, y la muy estéticista Delicious overdose, de los italianos Beatrice Carrino y Cristian Cucco, se hicieron respectivamente con el segundo y tercer premio del apartado de coreografía, en tanto que las misma posiciones en el apartado de solos, las obtuvieron Richard Mascherín, de Santa Cruz de Tenerife, por Caer, caer, caer, y la obra Legaxy XX, de la alemana Breanne Saxton.
Suele ser recurrente que los solos, opción coreográfica de gran dificultad pero la más viable económicamente para jóvenes creadores, terminan siendo un vehículo para el lucimiento del intérprete, una llana exhibición de cualidades y capacidades técnicas en el desempeño, pero raramente se consiguen propuestas coreográficas de verdadero calado e interés para un único bailarín. No ha sido excepción el 26Masdanza, que tuvo en su capítulo de Solos aspirantes de altísimo nivel técnico e interpretativo pero muy escasas propuestas sólidas o por lo menos, con un interés que trascendiera la ejecución.
REALIDADES CONTRASTADAS
Un rasgo característico de Masdanza es que durante los días que dura el evento, crea comunidad entre los artistas participantes, que se quedan durante todo el festival y tienen ocasión de ver el trabajo, compartir e interactuar con homólogos que vienen de países y realidades muy distintas. En ocasiones surgen alianzas para proyectos conjuntos y como poco, amistades duraderas basadas en la experiencia que han vivido juntos en Canarias. Fue así en los 25 años que el certamen estuvo residenciado en Maspalomas y, visto lo visto este año, sigue siéndolo en Las Palmas.
Los contrastes pueden llegar a ser brutales. La joven bailarina y creadora Filipa Amorin, que ha presentado al certamen su creación autobiográfica Self-portrait, nos cuenta que, moviéndose entre dos países europeos, ha vivido las dos caras de la moneda. “En Portugal la danza va creciendo por el esfuerzo de los artistas pero el gobierno ni promueve ni da apoyo, y los bailarines trabajan en pésimas condiciones, pero Alemania es lo opuesto, están muy bien organizados, hay un interés y una apuesta por la cultura, que se traduce en ayudas económicas, becas y posibilidades”.
El testimonio del bailarín taiwanés Sent-Ho Chang, que ha bailado en la coreografía triunfadora Divergence, de Chien-Chi Chang, pasa por generar envidia sana de parte de casi todos los participantes. “Vengo de un país muy abierto en el que hay mucha danza, muchos estilos y formas, donde tenemos mucho apoyo y respaldo oficial. Es muy efervescente, tenemos a lo largo del año numerosos festivales de gran importancia que nos traen información y hacen muy diversificado el panorama de la danza”.
Con cara atónita le escucha la joven Danya González, de México, que ha presentado a concurso en Masdanza su unipersonal comprometido con la causa de la mujer Mientras el félido duerme, en la que supone la primera participación mexicana en la historia del certamen. “En México vivimos una muy difícil situación para la danza, que ha sido ahora acrecentada por el covid. No hay ayudas… la danza ha estado muy dispersa, pese a que somos muchos los bailarines que queremos trabajar y dar proyección a lo que hacemos. La única garantía que tenemos es hacer un trabajo continuo y de calidad para poder llegar al reconocimiento”.
Pese a vivir y trabajar en Europa, casi en la misma línea ubica a Italia Cristian Cucco, que ha venido a Masdanza con su dueto poético Delicious overdose (en la foto sobre estas líneas), que se llevó el tercer premio de coreografía. “Hay muchos problemas en Italia para la danza y la covid los ha engrandecido”, se queja. “Es verdad que hubo ayudas por la situación de la pandemia pero en general, la danza en Italia está abandonada a su suerte por parte del gobierno”.
