LA DANZA VASCA EXHIBIÓ MÚSCULO EN DFERIA
Culminaron en Donostia las cuatro intensas jornadas que ratificaron el buen estado de salud de la danza vasca. Allí estuvimos y así lo vimos…
Texto_OMAR KHAN
San Sebastián, 20 de marzo de 2021
Iratxe Ansa, Premio Nacional de Danza, e Igor Bacovich, cerraron el pasado jueves 18 de marzo en el gran escenario del Teatro Victoria Eugenia, de Donostia, la XXVII edición de dFeria. Aunque seguimos cercados por los ataques de la pandemia, la gran feria escénica donostiarra apostó por la cultura segura, con todas las medidas y precauciones, encontrando gran receptividad por parte de distribuidores, programadores y directores de teatros y festivales que, pese a la situación, acudieron en busca de espectáculos, lo que por otra parte, es señal de esperanza de cara a una inminente normalización de la situación. No hubo, desde luego, demasiada presencia internacional entre los acreditados pero ya se contaba con ello.
La danza, como viene siendo usual, tuvo relevante participación y dFeria fue nuevamente oportunidad de lucimiento para la producción vasca, que exhibió músculo, energía y creatividad en funciones que, limitadas de aforo, llenaron casi todas las funciones en cuatro días frenéticos. Para la galardonada Iratxe Ansa, que consolida junto a Bacovich, en Madrid, su joven Compañía Metamorphosis, fue ocasión de bailar en uno de los escenarios más importantes de su tierra y mostrar parte de sus logros, en la visualmente potente Al desnudo (foto superior), una obra en sintonía con la estética y maneras de su joven agrupación.
Se trata de un dueto, tremendamente sofisticado, en el que la fiscalidad extenuante y perfeccionista de los dos bailarines-creadores, aparece enmarcada en un contexto visual de apariencia tecnológica, que pone un espacio limpio y aséptico en constante movimiento y transformación. Se inicia como un dueto lírico convencional, que mueve a los bailarines al ritmo repetitivo e inequívoco de Philip Glass. Los convencionalismos terminan donde empieza la intervención del artista visual Danilo Moroni que, en persona, discreta pero decididamente va transformando el espacio, básicamente desde la manipulación de la luz, un elemento de gran relevancia (no solamente en esta coreografía sino en todo el trabajo de Metamorphosis). Artilugios lumínicos como salidos del estudio de un fotógrafo profesional, tubos led de colores intensos, el uso de proyecciones en real-time, neones sugerentes y una inteligente progresión del color se responsabilizan de una atmósfera de una cierta frialdad, en la que incesantes y perfeccionistas, los dos bailarines ejecutan un complejo entramado de movimiento, que también es seña de identidad de su agrupación.
Cuatro mujeres
El espacio es también preocupación de Judith Argomaniz, directora de su Compañía Lasala, que estrenó en el contexto de dFeria su nueva creación Dead (foto sobre estas líneas), en Gazteszena, espacio donostiarra en el que tiene sede su agrupación. Cuatro mujeres bailan en un lugar impreciso, blanco y neutro, que pronto se desvelará como una especie de limbo, una antesala al mundo el que les tocará vivir. Una suerte de oráculo, encarnado por Puy Barral, lee textos desde una cabina, en los que vaticina el futuro que espera a cada una de las cuatro. Atravesado el torniquete que da acceso a la vida terrenal, cada una carga con sus vaticinios como mejor puede. El carácter de la propuesta es femenino y viene a decirnos que no esperes mucha sorpresa si naces mujer en este mundo. Habrá siempre un hombre que quiera aprovecharse, habrá siempre mucha lucha y mucha dificultad, hasta que llegue la muerte, no como final sino como transición.
Por su parte, Jon Maya, director de Kukai, uno de los colectivos vascos más exitosos del momento, ha decidido mirar atrás, y volver a los orígenes con la reposición de Hnuy Illa, una obra que montó en 2008 en alianza con Tanttaka Teatroa, cuando Kukai no gozaba de la proyección que hoy tiene. A partir de los poemas de Joseba Sarrionandia, despliega una poética y emotiva coreografía, en la que su lenguaje tan específico, que es fusión de las danzas tradicionales vascas -de las que proviene- con distintas formas del contemporáneo, parecía más inclinado a reproducir los complejos bailes populares, más apegado a las tradiciones que representan. El uso constante de proyecciones sobre una tela traslúcida y la manera simple y directa de abordar temas como el amor, la solidaridad y la amistad, convierten a Hnyu Illa en un trabajo entrañable y quizá algo ingenuo, pero que es ya heraldo del mucho más sofisticado estadio de la creación, al que les han llevado los reputados coreógrafos que suele invitar a trabajar con ellos.
Sorprendió también Iker Karrera, en Gazteszena, con su creación No Pleasure, ya reseñada en nuestras páginas ( IKER KARRERA / DFERIA (susyq.es) . Amaia Elizarán, Eva Guerrero y Emekumeak compartieron programa femenino de piezas cortas, al tiempo que el Certamen Burgos-Nueva York organizó dentro de dFeria un variopinto programa con cuatro obras internacionales ganadoras de su concurso, entre las que destacaron el solo reivindicativo Black, del africano Yao Dapre, y el delirante y divertido cuarteto de danza urbana Space, por Frantics Dance Company.
Fueron cuatro días intensos pero muy creativos en dFeria, espacio que vino a ratificar este año la buena salud de la nueva danza vasca.
