GERMAINE ACOGNY SE HACE CON EL LEÓN DE ORO
La Bienal de la Danza Venecia anunció la decisión ayer, que también incluye el León de Plata a la irlandesa Oona Doherty. Lee más…
Texto_REDACCIÓN Foto_ANTOINE TEMPÉ
Madrid, 17 de febrero de 2021
Germaine Acogny, la llamada madre de la danza contemporánea africana, se hizo ayer con el León de Oro a una trayectoria, la máxima distinción que otorga la prestigiosa Bienal de la Danza de Venecia que, covid mediante, espera poder realizarse en julio próximo en la ciudad de los canales. El segundo galardón en importancia, el León de Plata a un joven creador ascendente, ha recaído en la coreógrafa irlandesa Oona Doherty. El actual director de la vigésimo quinta edición de la Bienal italiana, el coreógrafo británico Wayne McGregor, ha destacado las aportaciones de ambas creadoras y ha incluido en su programación el reciente solo de Acogny, Somewhere at the beginning, que hace pocas semanas cerró el ciclo de danza del Museo Universidad de Navarra, en Pamplona, y de Odoherty su nueva creación Hard to Be Soft-A Belfast Prayer.
Germaine Acogny es, sin lugar a equívocos, la personalidad más relevante de toda la danza contemporánea que se hace, se ve y se aprende en todo el continente africano. Es el referente, la artista pionera que todavía hoy mantiene su prestigioso centro educativo, la École des Sables, en Senegal, que es sede además de su compañía Jant Be, con la que ha montado obras muy ingeniosas, algunas de carácter político y combativo, otras muy espirituales y profundas.
Fue destacada bailarina del Ballet del Siglo XX, la legendaria compañía belga de Maurice Béjart, a quien astutamente logró convencer para montar en Senegal una réplica de Mudra, su encumbrada escuela. Desde 1977 hasta 1982, Mudra Afrique trajo información y creó un tejido de danza inexistente, no ya en Senegal, sino en todo el continente, lo que le ha convertido en un insoslayable referente.
El cierre del centro, en los ochenta, no supuso el cese de los esfuerzos y luchas de Germaine Acogny que, años más tarde, consolidó su École des Sables, que sigue dando formación y oportunidades a un gran número de jóvenes bailarines procedentes de distintos países del continente. En paralelo, ha desarrollado una técnica de danza (muy apreciada por occidentales) que combina los principios de la danza contemporánea con los de las danzas populares y tradicionales africanas.
Su proyecto más reciente –por ahora fastidiado por la pandemia- supone una alianza con la Fundación Pina Bausch que le ha permitido montar la célebre Consagración de la primavera con bailarines africanos y que se espera como una de las producciones que más repercusión tendrá cuando se calme la crisis sanitaria y se normalicen las programaciones de teatros y festivales de todo el mundo. Al mismo tiempo, Acogny ha cultivado una relevante trayectoria como bailarina y coreógrafa, aportaciones todas que le reconoce el importante galardón de Venecia, el mismo que en la edición pasada fue concedido a la creadora de vanguardia española La Ribot.
Lazarus
En otro ámbito de la creación, Ooona Doherty, a sus 34 años, se ha convertido en muy poco tiempo en emblema de la nueva danza irlandesa. Su primera obra, el solo Hope Hunt and the Ascension into Lazarus, que fue visto en el Festival Mes de Danza de Sevilla, la catapultó como cabeza visible del incipiente pero prometedor movimiento de danza que se se gesta hoy en Belfast. Mimetizada con esos jóvenes decepcionados y sin futuro que pululan sin oficio por las calles de la capital irlandesa, Doherty crea esta pieza inquietante en la que aborda asuntos candentes como género y religion, alcohol y violencia, desde la mirada de estos seres invisibles para el sistema y la sociedad. Hard to Be Soft-A Belfast Prayer supone la segunda parte de esta creación.