PEEPING TOM DA MIEDO
Finalmente la compañía belga podrá estrenar al completo Triptych, su nueva trilogía, esta semana en el Teatro Central sevillano. Gabriela Carrizo nos lo cuenta en entrevista exclusiva…
Texto:BEGOÑA DONAT Fotos_VIRGINIA ROTA
Madrid, 25 de enero de 2021
Tuvieron que afrontar los ensayos en pleno confinamiento. De las tres piezas que conforman el montaje, sólo alcanzaron a ultimar dos para su estreno en el Festival Grec, de Barcelona, en verano del año pasado. La representación del tríptico definitivo se ha cancelado en la Ópera de París, así será el Teatro Central de Sevilla el espacio que acogerá, al fin, el estreno integral este viernes 29 de enero, en horario covid a las 15h y al día siguiente a las 12 m, de Triptych, conformada por las creaciones The Missing Door, The Lost Room y The Hidden Floor, una trilogía ideada originalmente por encargo para el NDT, ahora reinventada en los cuerpos de su propia compañía.
Medio en serio, medio en broma, tratando de alcanzar un equilibrio mental del impredecible 2020, la creadora argentina Gabriela Carrizo, que dirige el colectivo belga junto al francés Franck Chartier, se refiere a los obstáculos que enfrenta su nuevo montaje como una re-conceptualización de la propuesta que llevaría por título El estreno pendiente. Que dejará de estar pendiente esta semana en el escenario andaluz, donde son habituales.
LA PANDEMIA TAMBIÉN HA SUPUESTO LA CANCELACIÓN DE VUESTRO ESPECTÁCULO KIND, EN CIUDADES COMO AMBERES, MADRID, VALÈNCIA Y LILLE. ¿CÓMO ESTÁIS LIDIANDO EN LO PERSONAL LOS ESTRAGOS DE LA COVID-19?
Es una situación difícil de manejar en un grupo, porque aparte de todos los riesgos que enfrentamos como compañía, hay ciertas personas que no se quieren exponer al virus, como una cantante que sufre un pánico terrible. Esta sensibilidad de nuestro elenco frente al contagio crea cuestiones éticas también complejas de manejar. Por un lado, sentimos que los estamos exponiendo, pero por otro, cada vez que podemos actuar es increíble, porque es una alegría volver a encontrar al público. Así lo vivimos en el Grec.
TRIPTYCH SUPONE LA REVISIÓN DE TRES PIEZAS CORTAS QUE CREASTEIS PARA EL NEDERLANDS DANS THEATER (NDT) ENTRE 2013 Y 2017. ¿YA ERA VUESTRA INTENCIÓN PLANTEARLO COMO TRILOGÍA EN EL MOMENTO EN EL QUE LO CONCEBISTEIS?
Los trípticos son muy característicos de Peeping Tom, ahí están Le Jardin, Le Salon, y Le Sous Sol, y Madre, Padre e Hijo. Una historia te lleva a la otra y como creador, te entran ganas de saber qué les pasa después a los personajes que has creado. En este caso, sin embargo, no fue así. The Missing Door fue un encargo del NDT que iba a formar parte de un programa con otros coreógrafos. La idea del tríptico nació cuando a Franck le extendieron una segunda invitación. Entonces decidió continuar con el mismo grupo de protagonistas.
¿CÓMO OS INFLUYÓ CREAR PARA EL NDT?
Fue una experiencia muy linda porque yo admiraba a esa compañía, los bailarines tienen una técnica impresionante, así que en ese sentido hubo que ser muy específicos. En este tríptico no hay tanto texto como en otras obras. The Missing Door es completamente física y en The Lost Room hay un poco, pero no responde a un diálogo, sino que es más visual. En el tríptico hay una mezcla entre lo técnico, lo teatral y lo humano.
Larga vida al tríptico
¿A QUÉ RESPONDE LA RECUPERACIÓN DE ESTE PROYECTO?
NDT giró el tríptico en Holanda, pero nos dio pena que no se viera más, que el decorado quedase arrumbado en un depósito. Es como concebir un bebé y despedirte para siempre de él. Así que hicimos audiciones en Bruselas y en Barcelona, escogimos a bailarines cercanos a cada rol y la readaptamos con gente nueva.
EL MATERIAL DE VUESTRAS OBRAS TAMBIÉN SE NUTRE DE LAS APORTACIONES DE LOS INTÉRPRETES. CON EL CAMBIO DE ELENCO… ¿HA HABIDO ALGUNA MODIFICACIÓN CON RESPECTO A LAS PIEZAS ORIGINALES?
Cuando encaramos una creación de varios meses, ellos mismos indagan y crean el material como parte del proceso creativo. Esta vez fue más limitado en el tiempo y hemos escogido a los bailarines adecuados para roles específicos. La estructura de la obra en sí no se ha modificado, pero sí los movimientos y la interpretación para adaptarlos a la especificidad en la manera de moverse de cada uno. La obra ahora ha de crecer, el intérprete necesita tiempo para hacer al personaje suyo al confrontarlo con el público. Esperamos tener la suerte de poder girar para seguir afinando cosas, porque ese proceso se nos ha truncado un poco.
LA ESCENOGRAFÍA SIEMPRE ES EL PUNTO DE PARTIDA DE VUESTRAS CREACIONES, ¿CÓMO CONDICIONÓ EL FORMATO CORTO LA PUESTA EN ESCENA?
Como había que pensar en algo más pequeño, que fuera fácil de montar y desmontar para dar paso a la siguiente propuesta, en The Missing Door plantee un set cinematográfico que Franck retomó. Las tres escenografías se van desarrollando frente al espectador. Todo el cambio de decorados es visible: se ve a los técnicos y a los propios bailarines introduciendo modificaciones en el lugar. Y eso lo hace muy lindo. El resultado es un tríptico, como esos cuadros que se despliegan y en los que vamos pasando de uno a otro.
VUESTRAS OBRAS ABORDAN CONCEPTOS COMO LA LIBERTAD, EL CONFINAMIENTO Y LA NATURALEZA REBELÁNDOSE CONTRA LOS SERES HUMANOS. ¿PENSÁIS QUE LA PANDEMIA HA RESIGNIFICADO VUESTRAS OBRAS?
Temas recurrentes en nosotros como la deriva, la muerte, la búsqueda de una salida, los encierros mentales y la incertidumbre, tienen hoy día una repercusión lógica. Nos gusta crear mundos donde la realidad se va hacia algo extraño, fantástico. Son escenarios donde lo real puede ser visto desde otra perspectiva o amplificado hacia un extremo donde esa realidad se transforma. En Triptych hay puertas que se cierran y al abrirse, seguimos en el mismo lugar. Hay fuerzas naturales que nos llevan, pero no sabemos hacia dónde. Tienen algo de angustiante. Cada uno encontrará el eco de su propia historia.
DE HECHO, SIEMPRE HA AFIRMADO QUE EL MIEDO ES UN GRAN MOTOR DE CREACIÓN.
Lo que pasa es que el miedo puede tomar diferentes formas, puede ser paralizante, una manera de opresión o de manipulación, pero en nuestro caso, lo que siempre nos ha unido desde que empezamos a trabajar juntos, ha sido la búsqueda de lo que está escondido: indagar en la intimidad de las personas, en los tabúes. Por eso nuestras historias parten siempre de lo pequeño, de las relaciones familiares. En ese núcleo hay una complejidad que luego se amplía y nos lleva a temas universales. De ahí el nombre de nuestra compañía, el voyeur curioso que busca revelar aspectos ocultos de la mente humana. Abordamos los miedos conscientemente.
Gesto cinematográfico
¿CUÁNTO TIENE QUE VER ESA ATENCIÓN AL DETALLE CON EL SELLO CINEMATOGRÁFICO EN VUESTRAS OBRAS?
Lo que hacemos es muy cinematográfico por necesidad: es un medio que consta de herramientas que nos permiten hacer un zoom y acercarnos, ir a un detalle, amplificar un sonido, hacer un primer plano… Así conseguimos adentrarnos en el personaje, saber qué está pensando, lo que le está pasando por dentro aunque esté realizando otra acción, cuáles son sus miedos, sus deseos. La mezcla de expresiones, el uso de danza, teatro y cine, nos permite revelar la complejidad del ser humano. La poesía, por ejemplo, nos facilita explicar mucho del subconsciente. Yo no creo mucho en las fronteras.
TAMBIÉN PRACTICÁIS LA MEZCLA DE GÉNEROS, LA COMEDIA CON EL SUSPENSE. ¿EL HUMOR ES UNA VÁLVULA DE ESCAPA INTENCIONADA?
El humor siempre es una catarsis. No obstante, no es algo que busquemos, sino que va surgiendo de situaciones contradictorias, que al yuxtaponerse se vuelven absurdas como la vida misma, así que solo nos queda reírnos. Esta obra la hemos representado pocas veces para poder analizar el peso del humor o su percepción por parte del público. También es una historia de amores perdidos, de pequeñas muertes, de pequeños accidentes que llevan a que a veces las cosas se detengan y busquemos nuevas salidas.
¿OS MOLESTA LA ALUSIÓN CONTINUA A DAVID LYNCH?
Lo que pasa es que cuando uno aborda lógicas no lineales y sueños, siempre se le asocia a Lynch. Nuestra intención es revelar los procesos de pensamiento humano: las personas no tenemos siempre un pensamiento lineal, estamos haciendo cosas al mismo tiempo que otras, pensamos cosas profundas y al mismo tiempo superficiales. Hay otros elementos que quizás lleven a espectadores y crítica a asociar nuestro trabajo al de David Lynch, como el suspense, el montaje cinematográfico o el uso del sonido.
¿CUÁLES SON ENTONCES VUESTROS REFERENTES?
La literatura latinoamericana, Borges, especialmente, con sus laberintos, sus dobles y paralelos. En la fotografía, el estadounidense Gregory Crewdson, que nos ha inspirado mucho en cuestiones de escenografía e iluminación para plasmar esos mundos intermedios, que han pasado o están por pasar. En cine, tenemos muchas referencias, directores enormes, como Cassavetes, Bergman y autores japoneses.
¿QUÉ TIENEN LOS LABERINTOS PARA RESULTAR TAN ATRACTIVOS E INFLUYENTES?
Siempre me han fascinado. Imagino que es la invitación a perderse y la conexión con el imaginario de la infancia. En toda creación, el autor se dispone a perderse y afronta una disyuntiva, porque da mucho miedo no encontrar la salida, pero al mismo tiempo es estimulante no saber qué vas a encontrar. Cuando trabajamos con los bailarines les transmitimos que no han de tenerle miedo al miedo. Uno tiende a ir muchas veces a lo conocido, donde se siente seguro, a hacer movimientos que le den confianza, pero hay que lanzarse a descubrir otros mundos.
