"QUIERO MOSTRAR LA VERSATILIDAD DE LA CND"
Joaquín de Luz afronta su primer reto importante esta semana en el Teatro Real, con un programa triple que va desde Balanchine, pasando por Ratmansky hasta Nacho Duato. Te lo contamos…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ALBA MURIEL
Madrid, 17 de noviembre de 2020
Aunque la nueva producción de Giselle, que estrenará este diciembre en el Teatro de la Zarzuela, será el primer gran título del repertorio que montará Joaquín de Luz al frente de la Compañía Nacional de Danza (CND), el triple programa que presenta esta semana en el madrileño Teatro Real -del 19 al 21 de noviembre-, supone “una declaración de principios”.
Así lo ha definido hoy por la mañana en rueda de prensa, subrayando la progresión de estilos implícita en las tres obras: la cercanía al clásico que se puede verificar en Apolo, de Georges Balanchine (foto sobre estas líneas), el neoclásico festivo de Concerto DSCH, del creador ruso Alexei Ratmansky, quien fuera director artístico del Bolshoi, y el contemporáneo riguroso (y en este caso específico desgarrado) de Nacho Duato, en su muy alabada White Darkness, obra que estrenó hace casi 20 años para esta misma compañía, cuando era su director artístico.
“Es un programa que me permite enseñar la versatilidad de la compañía” destaca de Luz. “No quiero que esté dividida en dos, con los clásicos por un lado y los contemporáneos por otro. Los quiero versátiles y este programa lo permite. Son tres piezas innegables, en las que la música es muy relevante. Es algo muy importante para mí, soy muy cuidadoso con la musicalidad”.
Es cierto. La música parece indisociable de estas tres piezas, que coinciden en apoyarse de manera decisiva en la composición. Lo hace Balanchine con Stravinsky, lo hace Duato con Karl Jenkins, y Ratmansky con el Concierto para piano Nº 2 de Shostakóvich, que será interpretado en directo por el pianista Luis Fernando Pérez con la Orquesta Titular del Teatro Real, bajo la batuta de Manuel Coves.
Ha querido Joaquín de Luz formalizar la participación de bailarines invitados en sus programas. En esta ocasión, alternarán el rol de Apolo, Sergio Bernal (día 20) y Gonzalo García (segunda función del día 21). “Por ahora quiero traer a la CND a algunos de los tantos españoles que están fuera. Es un momento difícil y hay que tender la mano. Me ocurrió a mí. Que José Carlos Martínez [cuando era director de la CND] me invitara a bailar Don Quijote, fue importante. Yo vivía en Estados Unidos, bailaba para el New York City Ballet y visitábamos escenarios muy relevantes, pero nada más emocionante que bailar en casa”.
Reencuentro
La presencia del aragonés Gonzalo García (que ya puestos, bailará también el rol de Albrecht alguna noche de la inminente Giselle de la CND) será propicia para revivir un momento importante en la trayectoria de Joaquín de Luz. Para ellos dos montó Ratmansky, en 2008, su Concerto DSCH (foto sobre estas líneas), la segunda coreografía que el ruso hizo para el NYCB (es residente del American Ballet Theater ABT). Fue un éxito y ahora los dos intérpretes volverán a bailarla juntos, en la función del día 19.
Joaquín de Luz recuerda que su intención inicial no era bailar para la CND, aunque sí se mostraba convencido de su interés por la coreografía. “Los planes de los bailarines son efímeros”, suspira. “No sabes si mañana vas a estar en el escenario. Tuve una lesión y me dijeron que no podría bailar nunca más. Pero al final pude, así que desde entonces siento cada función como un regalo. Cuando me vine a la CND mi plan no era bailar. Al principio dije que puntualmente y ahora creo que bailaré más. Y en cuanto a la coreografía, no me considero coreógrafo, me gusta más el término curador. Pero admito que me está gustando muchísimo reinventar Giselle”.
Donde si no hay coincidencia es en las temáticas y motivaciones de las tres obras que conforman este triple programa. Apolo es obra temprana de Balanchine y su punto de partida es la transición hacia la madurez del joven dios griego, guiado por las musas. “Se estrenó en 1928 y parece que fue hecha ayer. No tiene tiempo, caducidad ni un ápice de anticuada”, destaca de Luz. Concerto DSCH, a su vez, es un ballet festivo y brillante, que supone la quintaesencia del exigente vocabulario neoclásico de Ratmansky. Por el contrario, White Darkness es una obra dramática, que aborda desde la belleza en términos absolutos, el horror del mundo de las drogas. Una obra rotunda que fue uno de los éxitos de Duato durante sus 20 años al frente de la compañía. “No concibo la CND sin Nacho Duato. Y que haya vuelto no es mérito mío, yo solamente le abrí la puerta. Por ahora, hemos retomado estos trabajos suyos [Remansos también ha sido remontada] pero va a hacer una nueva creación para la compañía”, vaticina.
