UN NUEVO RETO PARA SERGIO BERNAL
El próximo jueves 29 arranca en Teatros del Canal su propia compañía. Nos lo ha contado…
Texto_OMAR KHAN Fotos_PITU SÁNCHEZ / GRAHAM SPICER-GRAMILANO
Madrid, 27 de octubre de 2020
Arrancar con una nueva compañía de danza no es tarea sencilla. Hacerlo en este momento, con una pandemia en expansión y en medio de este clima de incertidumbre, parece tarea titánica pero Sergio Bernal (Madrid, 1990), talentoso bailarín que hasta hace una temporada brillaba como estrella del Ballet Nacional de España (BNE), le resta importancia y le insufla mucho ánimo a su proyecto, la Sergio Bernal Dance Company, que tendrá función inaugural este jueves 29 en Teatros del Canal, con representaciones hasta el 1 de noviembre.
“No hay buen ni mal momento para hacer las cosas”, asegura distendido. “Acababa de salir del BNE, dejaba una casa en la que me he sentido arropado y apoyado. Es verdad que sales de ahí al abismo, no solamente económico sino artístico, pero quería conocerme, ver cómo me manejaba en una situación así y en medio de todo esto aparece la pandemia. Creo que ahora lo importante es llegar a la meta: subir al escenario y enamorar al público”.
Se trata de un espectáculo ecléctico, conformado por un puñado de coreografías cortas que quieren ser carta de presentación y seña de identidad de la naciente compañía. Ser, obra que da título al espectáculo, fue creada a cuatro manos entre Ricardo Cue, codirector, y el mismo Bernal. Tiene música de Beyoncé y en ella baila el destacado bailarín junto a Aitor Hernández y Alba Dusmet, integrantes de su equipo.
“Habrá también un paso a dos con Aitor, con música de Vivaldi, que es más contemporáneo, y como artista invitada Aida Gómez, a quien he admirado y he tenido siempre como referencia. Luego está El cisne, de Ricardo, que es un desnudo de espíritu y alma, en un estilo más Forsythe. El hilo conductor de todas estas piezas es la emoción y la búsqueda de la belleza”.
Llama la atención que Bernal firme la mayoría de las obras: Obertura, Jealous, Griega y otra vez junto a Cue, A bailar, que cierra el espectáculo. “Coreografiar ha sido un intento por conocerme un poco más. Al salir del BNE quería probarme a mí mismo, saber qué movimientos y vocabulario conforman mi lenguaje y ver hasta dónde podía llegar. Siempre con apoyo de Ricardo, la idea era sumar a su movimiento y lenguaje, para dar una visión amplia de ambos”, confirma. “El perfil de la compañía se sustenta en el lenguaje de la danza española, en su técnica, los zapatos, la percusión de pie… pero acudimos también a la limpieza del ballet y a la libertad de la danza contemporánea”.
Planes y proyectos a futuro no le faltan. Crecer -en número de integrantes, en ambición y perspectivas-, entre ellos. “Por ahora estamos con el estreno. Sabemos que a partir de aquí, tarda en empezar a moverse, pero tenemos en marcha un espectáculo sobre la vida y obra de Yves Saint Laurent, para el que ya tenemos un sponsor en Inglaterra pero es un momento caótico y habrá que esperar. También prevemos la creación de una Fundación de ayuda a jóvenes talentos. Yo he tenido mucha ayuda y me han sabido aconsejar, y quiero que otros también lo tengan”.
“El ecenario te da poder”
Hoy se ve al frente de su propia compañía pero todo esto empezó cuando era niño. Entre medias, una carrera de éxito. Fue principal en la compañía de Rafael Aguilar, giró con el proyecto de Carlos Saura y ha bailado un repertorio de importancia y envergadura desde que entró al BNE como solista en 2012, alcanzando el rol de primer bailarín en 2016.
“Comencé a bailar por casualidad”, relata este hijo pródigo del madrileño barrio de Usera. “Mi madre, cansada del trabajo y necesitada de un poco de tiempo libre, nos apuntó a mí y a mi hermano gemelo en flamenco y sevillanas en una asociación de mi barrio. Mi hermano decidió que no era lo suyo y yo seguí… y seguí. Hoy no lo cambio por nada. El escenario te da poder, porque emocionar, tocarle el alma y el espíritu al público es un poder y también un regalo”.
Brilla en su currículo una lista larga de premios pero no los verás colgados en sus paredes. “Yo los tengo guardados porque no me pegan con la decoración de mi casa. Los premios sirven para confirmarte que haces un buen trabajo y para animarte a que hay que seguir. Pero un premio importante para mí es que después de la función un espectador te pare y te de las gracias por lo que le has hecho vivir”.
La prueba de su gusto por la emoción que le procuran los retos está en que nada más finalizadas las primeras funciones de su nueva compañía, subirá al escenario del Teatro Real (19 al 21 de noviembre) como bailarín invitado de Joaquín de Luz, acompañando a la Compañía Nacional de Danza, en el rol titular de Apolo. “Ponerme las mallas blancas y sumergirme en Balanchine es todo un reto”, admite. “Yo soy de danza española, por lo que la base rítmica es lo más importante para bailar, pero Balanchine es otra cosa. Es dinámico, veloz, virtuoso… no ha sido fácil pero por eso me gusta”, concluye.
