ARIDEZ
Nomad, pieza sobre el desierto y los errantes que lo habitan, trae de nuevo a Sidi Larbi Cherkaoui hoy y mañana, al Teatro Central, de Sevilla. Te lo contamos...
Texto_CARLOS A. GÓMEZ Foto_FILIP VAN ROE
Madrid, 23 de octubre de 2020
Sevilla podrá ver esta noche y mañana, en el Teatro Central, Nomad, pieza reciente del creador belga-marroquí Sidi Larbi Cherkaoui para su propia compañía East-Man, que dirige simultáneamente con el Ballet de Flandes.
Los que conocen el trabajo de este creador, que ha sido habitual en el escenario sevillano, sabrán la debilidad que tiene, quizá por su propia experiencia de chico nacido en Amberes en una casa donde se cultivaba la cultura marroquí, por los temas relacionados con la identidad, las fronteras, la inmigración y la condición del inmigrante, la pluriculturalidad y la globalización, a los que vuelve en Nomad, que convierte el escenario en un árido desierto y a sus diez bailarines en los nómadas errantes que lo habitan.
El calor, la erosión física y emocional, la sed, la aridez en general, se apropian del escenario, que se mueve al ritmo de música electrónica y cantos sagrados sufíes con inspiración en Oriente Medio, del compositor Felix Burton, integrante de Basement Jaxx, que por tercera vez pone música a una obra de Sidi Larbi (Outb y Mosaic fueron las otras). También repite el diseñador de moda Jan-Jan Van Essche en el vestuario, inspirado en los tejidos para combatir el calor que usan los habitantes del desierto.
Como es usual en los trabajos del coreógrafo, Nomad es obra de contrastes. Su puesta en escena, con vídeos panorámicos, su danza ecléctica que sorbe de distintas fuentes y su ambientación exótica responden a las formas escénicas de nuestro tiempo, pero al mismo tiempo, su tema, es universal y habla de la naturaleza humana, de ese tiempo sin tiempo que es el desierto, que ha creado una cultura entre los pocos humanos que lo recorren, en la que no hay referentes de pasado, presente o futuro.