DANZA BESTIAL
Victoria P. Miranda está emocionada con el arranque de su compañía The Colectivo, que estrenará Besta este sábado en el marco de Surge Madrid. Del animal que tiene dentro hablamos con ella…
Texto_OMAR KHAN Fotos_DANILO MORONI & JUAN CARLOS TOLEDO
Madrid, 22 de octubre de 2020
Algo salvaje e indómito sale de ella cuando baila. Parece no poder evitarlo. Victoria P. Miranda está más lejos del lirismo que la Tierra de Neptuno. Fuera del escenario es tierna y encantadora pero cuando sube allá arriba algo se desborda, saca su animal oculto. Se convierte en una masa humana de batientes pelos rojos que dispara energía en todas direcciones. “Los seres humanos somos bestias a las que nos han ido domando pero tenemos la naturaleza de la bestia”, dice con dulzura sorbiendo un café para explicar las motivaciones de Besta, la coreografía con la que debuta su nueva compañía The Colectivo, en el marco del Festival Surge Madrid, con funciones los días 24 y 25 de octubre en la Nave de Cambaleo, en Aranjuez.
El ejercicio, esta vez, ha consistido en sacar de paseo esa bestia que convive dentro de sus cinco jóvenes bailarines, porque ella no baila. “Me he pasado todo el proceso tentada de meterme”, confiesa, pero ha preferido quedarse fuera de la jaula controlando a sus animales. “Yo soy muy física, y con ellos he querido ir al extremo de la resistencia, que la pieza se desborde, que tenga fuerza, que sea enérgica. Los he llevado al límite porque cuando físicamente ya no hay energía y están hechos polvo, es cuando desaparecen los adornos y queda la esencia”.
La preocupación no es nueva. Ese descontrol de la energía ha sido la base de muchos de los trabajos que esta bailarina de origen vasco ha venido creando en sus propios solos (lleva varios) y como coreógrafa freelance en distintos lugares del mundo. Ha sido muy nómada y ha estado encantada con ello, pero el año pasado sus circunstancias cambiaron. Ganó una plaza docente en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila, en Madrid, con la que da rienda suelta a su fascinación por la enseñanza pero pone freno a esa movilidad internacional a la que tan acostumbrada estaba. Negándose a renunciar, se ha aventurado a crear compañía propia en plena pandemia.
¿Qué bestia tienes dentro?
De hecho, el coronavirus abortó el proyecto de montar una coreografía en Galicia y Victoria P. Miranda trasladó la idea que ya tenía a su novísimo equipo. El título, Besta, se quedó en gallego, pero alude a las mismas bestias. “No hay un hilo narrativo, son escenas, episodios, donde con frecuencia surge el absurdo”, explica. “Aquí se habla mucho y en distintos idiomas porque bestias hay en todo el mundo. Eso sí, nada de dramatismos, me apetece que la gente venga y se ría. Vamos a romperles la cuarta pared, nos acercaremos a ellos para que también saquen su bestia y se vayan a casa preguntándose qué tipo de bestias son. Pero sobre todo, quiero que vengan y vean danza, que vean gente moviéndose”.
Y es que para ella la danza es danza. Es moverse, sudar, doblegar el cuerpo. Es lo que le motiva, lo que la mantiene conectada. En sus siete años de bailarina para Carmen Werner, que la incorporó al elenco de su compañía madrileña Provisional Danza en 2000, hizo siempre trabajos muy físicos y extenuantes, experimentó con la danza vertical y tuvo mucha actuación en la calle. “Yo soy muy de bailar en la calle”, confiesa. “Me gusta que te vea gente que usualmente no va al teatro. Besta está pensada para sala pero ya tengo una selección de fragmentos que los voy a llevar a la calle”.
Se confiesa nerviosa ante el arranque de The Colectivo pero parece feliz. Lo que sí tiene claro es que, aunque en esta no baile, ella seguirá siendo intérprete. En piezas suyas o de otros. “Yo he bailado para vivir, lo he hecho mucho y me ha gustado. Me gusta trabajar para otros y no tener más responsabilidad que la de bailar. Y seguiré haciéndolo, hay ciertos coreógrafos que me vuelven loca. La Werner me llama y allá que me voy. Me iría a Grecia, ya no a bailar, sino a ponerle el café a Dimitris Papaioannou si me dejara estar en sus ensayos, si me dejara ver que tiene en la cabeza para hacer esas cosas increíbles que hace”, concluye.
