ARDE EL TEATRO REAL
Mañana se presenta la Compañía de Antonio Gades en el Teatro Real, con Fuego, la imponente versión de El amor brujo realizada por el maestro en 1987. Te damos detalles…
Texto_OMAR KHAN Fotos_ANTONIO DEL REAL
Madrid, 21 de octubre de 2020
Por gentileza del vil coronavirus, el Teatro Real inaugura mañana su temporada de danza con Fuego, la única obra grande de Antonio Gades (Elda, 1936 – Madrid, 2004) que faltaba por presentarse en ese escenario. Las cuatro funciones madrileñas (del 22 al 24, con sesión doble este último día) las deberían estar viendo unos chinos. Y nosotros de lo que deberíamos estar disfrutando sería de la Giselle, del Ballet de Múnich. Pero ni unos ni otros han podido escapar de las drásticas consecuencias de la pandemia, que se ha dedicado a trastocar programaciones en teatros de todo el planeta. Los alemanes decidieron no venir por la emergencia sanitaria y la Compañía Antonio Gades, por el mismo motivo, se tuvo que quedar en Getafe, dionde reside, al cancelarse sus actuaciones previstas en Alemania y China. La circunstancia ha permitido así, que Gades vuelva a bailarse en casa.
Basada en El amor brujo, de Manuel de Falla, esta historia de fantasmas y fuegos fatuos, cerró en 1987 el proyecto más ambicioso de Antonio Gades: la trilogía cinematográfica que creó con el realizador Carlos Saura, iniciada con Bodas de sangre (1981) y continuada con Carmen (1986). Como fue norma en este tríptico, primero vino la película y posteriormente el ballet. Pero Fuego, la versión escénica estrenada con éxito en el Teatro Châtelet, de París, nació en medio de un mal momento personal del célebre coreógrafo, que ya venía de un retiro largo de los escenarios y no estaba del todo activo, por lo que la obra giró muy poco. Sorprendentemente, ni siquiera fue estrenada en España en su momento, por lo que su reconstrucción por parte de la Fundación Antonio Gades, encargada de preservar su legado, es el esfuerzo más complejo e importante de la institución, que fue asumido por la que fuera bailarina de Gades, Stella Arauzo, hoy directora artística de la compañía.
“Fuego es una obra muy particular”, asegura Eugenia Eiriz, viuda de Gades y presidenta de la Fundación. “Se ubica como transición entre Carmen, que fue muy popular, y Fuenteovejuna, que es el culmen de la danza española. Era un momento muy difícil en la vida del coreógrafo. Su padre había muerto el año anterior, atravesaba la ruptura con su esposa Pepa Flores y su hermano Enrique, que bailaba para la compañía, había muerto acuchillado en la Plaza de Santa Ana, aquí en Madrid. Y esto se refleja en la primera escena de Fuego, que es justamente un acuchillamiento, y supone el momento más realista de toda la obra, que luego se desarrolla en un tono más onírico y fantasmal”.
Aquel mal gitano
José (interpretado por Juan Pedro Delgado), “aquel mal gitano” como lo define en un momento la canción, es el acuchillado de esta primera escena, que se transforma luego en el espectro que acosa y aterroriza a Candela (Esmeralda Manzanas), la protagonista, que quiere rehacer su vida con Carmelo (Álvaro Madrid) pero el fantasma maligno y celoso del que fuera su novio no la deja. “Como toda la obra de Gades, Fuego es también un homenaje a la mujer" prosigue Eiriz. "Tiene esas escenas costumbristas en las que se ve a las mujeres del pueblo que van juntas y se apoyan entre ellas”.
Estrenada en cines como El amor brujo, Gades decidió llamar Fuego al posterior ballet, quizá porque a diferencia de Bodas de sangre y Carmen, ésta vez hay enormes diferencias entre film y coreografía. “La versión escénica es muy diferente de la cinematográfica”, reconocía entonces el fallecido creador. “Carlos y yo contamos otra historia. Nos servimos de la banda sonora del filme, cantada por Rocío Jurado con la Orquesta Nacional de España dirigida por el Maestro Jesús Lopez Cobos y de los trajes y espacio escénico de Gerardo Vera [por los que el también realizador, recientemente fallecido, obtuvo el Goya aquel año] pero cambiamos el orden de los extractos a los que ahora he añadido más flamenco y numerosas músicas populares que no figuran en la película”.
La reconstrucción que mañana llega al Real, con su elenco de 26 bailarines, es fidedigna a la que el maestro estrenó en París. Stella Arauzo, que la bailó en su estreno cuando tenía 24 años, ha sido cuidadosa en la compleja tarea de remontarla, ya con el coreógrafo fallecido. Confiesa que lo ha hecho entendiendo que su misión es la de “transmitir la filosofía, estética y forma de sentir de Gades a estas nuevas generaciones de bailarines”.
Además del indiscutible mérito artístico de la coreografía, recuerda Arauzo la importancia y relevancia que ha tenido esta trilogía cinematográfica en la difusión y reconocimiento del flamenco a nivel internacional. “Había muchas compañías antes de Gades que ya llevaban el flamenco por el mundo. Pero a partir del éxito en cines de la trilogía, se abrió este universo al mundo. Creó una afición y un entusiasmo impresionantes en Asia y América Latina. No son pocos los bailarines de esos países que nos han confesado que después estas películas, muy especialmente Carmen, aprendieron danza española, abrieron escuelas de flamenco y se creó una afición”.