UN POCO DE CUBA EN TERRASSA
El destacado docente cubano Rodolfo Castellanos arranca en Cataluña un curso de Alto Rendimiento en Ballet. Del curso, de su vida y del ballet hablamos con él…
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Texto_OMAR KHAN
Madrid, 1 de junio de 2020
“Yo soy un campesino cubano que se hizo bailarín a los ocho años”, dice en medio de una risotada el exbailarín de Alicia Alonso y todavía docente Rodolfo Castellanos (Villa Clara, Cuba, 1955), ahora entusiasmado con el inminente arranque del curso de Alto Rendimiento en Ballet, que estará dirigiendo en el Centro Cultural Terrassa. Y es que el ballet ha estado siempre con él. La tradición de La Habana se impregnó en su piel, ingresando niño al Ballet Nacional de Cuba y saliendo de allí en calidad de principal en 1992 (bailando Giselle, con Aurora Bosch, en la foto inferior). Dejó de bailar en su tierra pero sabía que podría acertar como maestro en otras. Sin embargo, las ganas de estar en el escenario nunca se han ido del todo. “Te queda el bichito, ese bicho no se te muere nunca. Extrañaba lo de bailar pero no es igual tener 25 que 35, me daba cuenta de que no podía ofrecer la misma calidad y por eso me retiré… indagué luego en otro tipo de movimiento más contemporáneo y aprendí muchísimo. Pero desde Cuba ya tenía ese interés por la docencia. Carlos Acosta, entre muchos otros, fue alumno mío”.
Se echó entonces al mundo. Tuvo experiencias en Inglaterra, en Italia, en Suiza con Béjart, en Madrid con Carmen Roche, pero nunca olvidaba las dos giras que había hecho con la compañía cubana al Teatre El Liceu y la buena impresión que Barcelona dejó en él. Se casó con una bailarina y apenas tuvo oportunidad se instaló la capital catalana. Ricardo, su segundo hijo, con padres gatos, caza ratones. Es bailarín destacado en Noruega y su progenitor ha sido también su maestro. “Le exijo más que a cualquier otro. Es tu hijo, quieres que lo haga bien, pero no es fácil. Aunque debo decir que es de los mejores alumnos que he tenido”. Y ha tenido una buena cantidad.
Alto Rendimiento
Muchos más alumnos le vendrán ahora. “El curso es único en España y en muy pocas ciudades del mundo se oferta una oportunidad así para jóvenes bailarines”, señala convencido Castellanos, que no oculta su entusiasmo por el inminente arranque –a pesar del coronavirus- del curso de Alto Rendimiento en Ballet que está promoviendo en Cataluña el Centro Cultural Terrassa, desde donde sorpresivamente le llamaron para ofrecerle la dirección artística.
Se trata de un curso intensivo de ballet que, aunque dará comienzo el 31 de agosto y se extenderá hasta junio del año próximo, ya está prácticamente en marcha. Esta misma semana concluirá el proceso de audiciones que, debido a la pandemia, el aspirante ahora podrá hacer también online. Y al unísono, desde la próxima semana, el maestro cubano estará ofreciendo clases virtuales gratuitas a modo de promoción (toda la información detallada en pardansa.com).
“Lo acepté porque todas las condiciones estaban dadas y he contado con todo el apoyo para arrancar este programa para ayudar a dar el salto profesional a esos bailarines de clásico que, entre los 16 y los 20 años, están en un limbo. Ya no son estudiantes pero aún no los han cogido en ninguna compañía. El objetivo es prepararlos para bailar en escenarios, para asistir preparados a las grandes competiciones internacionales”, apunta este ex bailarín y maestro, que atesora una larga experiencia docente en instituciones de probado prestigio como el Royal Ballet, la escuela del English National Ballet o It Dansa, la compañía del Institut del Teatre, de Barcelona.
Asegura Castellanos que en Terrassa se desmarcarán de la dinámica de la academia de ballet, fomentando la actividad escénica. En intensas jornadas de 44 horas a la semana los participantes tendrán oportunidad de vivir y formar parte del proceso de las producciones propias del Centro Cultural Terrassa (un programa mixto, en noviembre, una versión de Cascanueces, en diciembre, y una nueva Coppélia en marzo), estar cerca y recibir clases de las estrellas invitadas y al mismo tiempo hacer el seguimiento a las clases regulares con profesores todos reconocidos, además de participar en talleres dictados por personalidades. De hecho, José Carlos Martínez, ex director de la Compañía Nacional de Danza, ya se ha comprometido. Adicionalmente, dispondrán de la potente infraestructura del Centro Cultural Terrassa.
Afortunadamente, dice Castellanos, él es un fiel portavoz de la escuela cubana que se ha contaminado. Reconoce y admite la existencia de un estilo ineludiblemente cubano, del que él sorbió, pero agradece haber estado en contacto y haber podido asimilar otras tendencias y corrientes. “Cuba generó un tipo de bailarín que se mueve diferente, que es más dinámico y responde mucho a la idiosincrasia del cubano. Es una escuela porque forma a sus propios bailarines, que son todos locales y no se nutren de otras escuelas, lo que les da una manera específica de bailar, pero si salen de allí y vienen a Europa, primero necesitan refinarse y contaminarse de otras formas y otros estilos”. Justamente, como hizo él.
