UN CIERRE FAMILIAR
El Festival Canarias Dentro y Fuera culminó ayer en Tenerife con jornada para niños. Fuimos a ver las propuestas de Ian Garside y Juan León, y esto nos parecieron…
Texto_JUDIT GALLART
Tenerife, 5 de enero 2024
Puso fin ayer a su XXII edición el Festival Canarias Dentro y Fuera que, tras dos semanas de intensa actividad dancística en Santa Cruz de Tenerife, quiso dirigir su última tarde hacia el público más joven. Un doble espectáculo familiar que arrancó sobre el escenario del Teatro Guimerá con el dúo conformado por Ian Garside, coreógrafo y bailarín británico anclado en las islas, que ha pasado por compañías tan ilustres como DV8 Physical Theatre o Rambert, que bailó junto al reconocido actor de origen argentino Tomás Pozzi su nueva creación David & Goliat, una pieza que cuestiona la supuesta debilidad que parece envolver a los menos poderosos. Y así, con esta premisa, el tándem nos descubre un enorme recorrido circular, trazado por una cuerda, que rodea a una audiencia expectante ante la batalla que estaba a punto de presenciar. Y como si de un ring se tratase, Garside y Pozzi se adentran en este sugerente espacio para dar comienzo a una lucha consigo mismos, pero ejercida contra el otro a través de múltiples ataques compuestos por implacables cosquillas de las que brotan histriónicas carcajadas. Veinte minutos cargados de humor, humildad y empatía en los que por momentos resultó difícil identificar quién era el actor y quién el bailarín.
Había luego que desplazarse hacia el hall del Guimerá para presenciar la última función de la tarde de la mano del bailarín, profesor y coreógrafo Juan León (en la foto) con Favorite Thing. Se trata de una propuesta de corta duración, pero en la que su único intérprete logra dar cabida a lenguajes tan diversos como el de las danzas urbanas o el claqué antes de acercarse a movimientos más contemporáneos, evidenciando así la versatilidad y polivalencia que caracteriza al artista canario. Y si un pensamiento alegre de su creador es la fuente de inspiración de la que parte la pieza (la buena vibra de un perro como nos quiso confesar), sus últimos minutos quedan marcados por los pensamientos alegres de los allí presentes y a los que León daría cuerpo y movimiento. Y es que una cosa nos dejó clara, “para ser más felices, a la vida hay que agregarle ritmo”.





