CUERPOS MUSICALES
Los participantes del Programa PAR, impulsado por LaFACT Terrassa, vivieron su momento estelar este fin de semana pasado luciéndose en el estreno de ‘Las cuatro estaciones’, del creador ruso Ilya Jivoy…
Texto_OMAR KHAN
Terrassa, 08 de mayo de 2023
Acertada elección la versión coreográfica de Las cuatro estaciones, del creador ruso Ilya Jivoy, para ser bailada por el joven y comprometido equipo de bailarines de PAR, el programa de Alto Rendimiento en Danza, impulsado desde LaFACT Cultural de Terrassa. Tuvieron estreno el sábado pasado en la ciudad catalana, con función adicional el domingo en Sant Cugat. Aunque no exenta de solos breves y dúos y tríos intensos, se trata de una propuesta esencialmente coral, que cabalga serena sobre la obra de Vivaldi, reinterpretada a su vez desde una perspectiva contemporánea por el compositor alemán Max Richter. Una opción musical interesante, que parece más en sintonía con una propuesta coreográfica que no oculta sus guiños y debilidades por el clásico y el barroco, pero que se posiciona claramente como un ballet de nuestros días, tanto en estética como en sensibilidad.
La coreografía, exigente en la técnica pero sin grandes virtuosismos ni piruetas, lo que de verdad requiere para ser eficaz es un equipo compacto y compenetrado, con conciencia de grupo, que sea capaz de resolver la sincronización, el unísono, la simetría y el canon, con constantes entradas y salidas de los bailarines, recursos sobre los que Jivoy articula toda la obra, que discurre con la serenidad sin exaltaciones que Richter impone a la conocida partitura. El equipo de jóvenes en transición a la vida profesional del programa PAR estuvo a la altura de las exigencias y se comportó como una compañía de bailarines capaces, entregados y comprometidos. Pudieron con la delicadeza de la pieza, su rasgo más resaltante.
Jivoy, treintañero, montó originalmente esta creación para el legendario Mariinski, de San Petersburgo, cuando ocupaba allí la posición de coreógrafo residente. Hoy, fuera de su país y abiertamente contrario a la guerra en Ucrania, va dándose a conocer por Europa. A juzgar por la coreografía vista este fin de semana en Terrassa, se mueve en un territorio claramente marcado por la elegancia y musicalidad de los cuerpos. Hay también esmero y cuidado en la iluminación, que con su ciclorama de colores vivos para cada estación, otorga sugerentes cualidades cromáticas a la pieza. Hay además buen gusto y sentido de la composición coreográfica en la resolución de las distintas etapas que, articuladas por breves interludios de música electrónica, pasan de la belleza de la primavera a la roja efervescencia veraniega, quizá la más brillante del conjunto, para dar paso a la melancolía del otoño y finalmente, a la blanca monotonía invernal.