SANTIFICARÁS AL MONSTRUO QUE LLEVAS DENTRO (O NO)
Estrenó ayer Mari Paula en el Palacio de Festivales de Cantabria ‘Fronterizas’, última parte de su trilogía antropófaga. Allí estuvimos y así lo vimos…
Texto_CAROLINA LÓPEZ
Santander, 29 de septiembre de 2022
Mari Paula, bailarina y coreógrafa de origen brasileño residiendo en Santander, ha estrenado ayer Fronterizas, última parte de su trilogía antropófaga conformada por Retrópica (2017) y Devórate (2019), a partir de su investigación centrada en la idea de un cuerpo antropófago (caníbal, para irnos entendiendo). La nueva creación fue estrenada en el marco del ciclo Miércoles Íntimos, que adelanta El Palacio de Festivales de Cantabria, donde Carlos Troyano e Isabel Ibarra, responsables de programación y producción, hacen loables esfuerzos por dar visibilidad a la danza.
Propone Mari Paula un ilustrado diario bailado (de su vida y su relación con la danza), que ha resultado más que contundente con esa reflexión a modo de sinopsis y sus diez mandamientos para llegar a la tierra prometida de la creación. Imposible olvidar el séptimo: Santificarás al monstruo que llevas dentro (o no).
Desde su filosofía, la pieza supone una deconstrucción que desmonta las estructuras preconcebidas de los espectáculos de danza, para derrumbarse en performance (abordando el tema de la migración) y tomar nuevas formas (fronterizas entre sí). Gracias al diseño de luces, de Carlos Molina, donde una galaxia espacial con destellos de lentejuelas cromáticas se ha fundido al todo; y a la composición sonora, de Jaime Peña, que ha sido la respiración animal, espontánea y necesaria, se ha conformado un eje, imaginario y real, de luz y música. Ambos son la envoltura para el cuerpo celeste, de trayectoria ecléctica, de la intérprete. Son una alineación planetaria donde la coreografía, como un meteorito, entra, pero también sale, con gran ímpetu. Y es que la pieza es a la vez una contradicción inesperada en la que el discurso narrado, en primera persona, no ha conseguido desbloquear al coreográfico. Con todo, hemos percibido muchas cosas: latidos dobles con desmontaje sorpresa o un atardecer dentro del propio sol en una playa de Brasil. Durante una hora hemos pertenecido a un universo en el que el tiempo se ha medido en pasos de samba. Mari Paula, con su baile que se alimenta de baile, no solo se ha salido de su propio cuerpo, sino que también nos has hecho salir del nuestro.