DANZA EN LA UCI (I)
Ofrecemos la primera entrega de un reportaje que recoge las voces de algunos agentes de la danza e intenta sacar una instantánea de la difícil situación actual. INAEM, FECED o FESTIVAL GREC se pronuncian. Léelo…
Texto_BEGOÑA DONAT
Valencia, 24 de abril de 2020
Los teatros fueron los primeros en cerrar con motivo de la crisis sanitaria y serán los últimos en abrir. Compañías y profesionales de las artes escénicas afrontan desde el confinamiento un futuro incierto, en el que la exhibición tomará un tiempo en volver a la normalidad. En la danza, la preocupación es incluso mayor por su naturaleza singular: en su mayoría conformada por pequeñas unidades de creación con un nivel de precariedad y desprotección ya de por sí muy elevados antes de la crisis.
Hemos reunido las voces de varios agentes de las artes del movimiento para realizar una radiografía del sector, inventariar sus problemas actuales y plantear sus soluciones a fin de aspirar a un horizonte más halagüeño.
La directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Amaya de Miguel, asegura estar trabajando mano a mano con el Ministerio de Hacienda para que las medidas acojan las singularidades laborales del sector cultural. La representante del organismo autónomo del Ministerio de Cultura considera la temporalidad e intermitencia laboral como una de las grandes demandas y aspiraciones de los artistas y técnicos de las artes escénicas. De Miguel recuerda que el Estatuto del Artista fue pactado por unanimidad por todos los grupos políticos en la pasada legislatura. “Necesitamos, en cualquier caso, el acuerdo de distintos ministerios y un consenso político general, por lo que me parece muy positivo el precedente que se estableció con la reunión entre Rodríguez Uribes [actual Ministro de Cultura] y María Jesús Montero [Ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno] con los representantes de las artes escénicas y la música”.
Tras la decepción con la primera y criticada comparecencia del ministro de Cultura, el encuentro al que ahora se refiere de Miguel, le provoca desazón al director del Festival Grec de Barcelona, Cesc Casadesús: “Me parece muy triste que las autoridades políticas solo se muevan cuando hay ruido alrededor. Un responsable político ha de ir por delante, defendiendo al sector, y no reaccionando ante las protestas, sino acompañándolo en esta situación tan difícil. Me resulta desolador que tengamos un nivel tan bajo de respeto a la cultura en este país”.
Como tantos otros festivales, el Grec, que originalmente se celebra cada julio, baraja distintas alternativas, pero la falta de transparencia impide tomar decisiones que son apremiantes. Por ello, Casadesús pide claridad de fechas al Gobierno, y cita el ejemplo de Francia, donde el 13 de abril, el presidente Emmanuel Macron prohibió todos los festivales y eventos públicos hasta mediados de julio. Esto es, las citas culturales hasta esta fecha se han cancelado por instrucción estatal. “El plan de desconfinamiento debería anunciarse lo más pronto y lo más claro posible para poder hacernos un escenario lo antes que se pueda, porque programar implica crear, planificar, ensayar y tener que organizar los tiempos”, advierte el director del festival barcelonés.
A este respecto, desde el INAEM responden que para llevar a cabo la desescalada, deben ceñirse al criterio y las indicaciones de las autoridades sanitarias a fin de garantizar la seguridad de artistas, técnicos, trabajadores y público. “Soy partidaria de que se siga la política de reprogramación que estamos realizando en nuestras unidades, de modo que podamos recuperar la mayor parte de lo que se cancele. Los directores de nuestras unidades ya están trabajando en la reformulación urgente de la próxima temporada. Creo, además, que nuestra responsabilidad con nuestras unidades artísticas es intensificar la presencia de los creadores e intérpretes españoles como fórmula de paliar, en lo posible, este parón obligado e imprevisto”, aconseja Amaya de Miguel.
Paralización
Esta pandemia paralizante e imprevisible ha hecho doble mella en la comunidad de las artes del movimiento, que como el común de la ciudadanía, afronta los bretes físicos y mentales del encierro, pero a esa inquietud se suma la detención en seco de su actividad profesional.
Tal y como recogen los estudios longitudinales de la investigadora cultural Fátima Anllo encargados por la federación de empresas de danza (FECED), en los últimos años las economías de los profesionales de las artes del movimiento se sostienen por la explotación de sus obras y derivadas, y por la realización de otras actividades transversales que complementan sus ingresos. “Todo ello se ha detenido como consecuencia de la crisis y las medidas de confinamiento y contención. No somos ni de lejos un sector subvencionado, pero sí realizamos nuestro trabajo en una fuerte relación de dependencia de las administraciones públicas”, aclara Javier Cuevas, creador y gestor que en la actualidad ocupa la dirección de FECED.A día de hoy, según datos recogidos por la federación, la danza acumula 2,5 millones de euros en pérdidas por cancelación y suspensión de actividades.
Antes de la salida del confinamiento, Cuevas valora como fundamentales ayudas estructurales, específicas y a fondo perdido a los artistas. “No es un capricho, es una emergencia ante la necesidad de conservar esas estructuras y de cuidar a un sector que pierde salud, oportunidades y, cada día que pasa, apoyos, capacidad de recuperación”. Así mismo, insta a abonar todas aquellas actividades contratadas y acordadas y que no se puedan realizar en el periodo de confinamiento y en los meses posteriores, “tengan o no opción a ser reubicadas”.
Amaya de Miguel alega que desde el INAEM están“muy sensibilizados con la particular vulnerabilidad del sector de la danza”, y declara estar dedicándole una especial atención en este contexto lesivo. En este sentido, se ha acordado la ampliación del circuito Platea [plan de apoyo a la difusión en territorio nacional del INAEM] para que se extienda hasta el 14 de marzo de 2021 y su modificación para que se permita, excepcionalmente, programar representaciones pertenecientes al catálogo de Platea 2020 en los festivales sectoriales organizados por las entidades locales acogidas al programa.
A esa medida ya anunciada adelanta estar trabajando en la convocatoria de unas ayudas extraordinarias y en la reformulación de las subvenciones que ya gestiona directamente el INAEM para ponerlas al servicio de la urgencia del momento.
Por lo pronto, el Instituto va a mantener las partidas presupuestarias de este año, “con las que adaptaremos y reestructuraremos nuestro sistema de ayudas para que responda de forma adecuada a la actual situación”, completa de Miguel. Respecto al próximo ejercicio, reconoce que nadie sabe todavía cuáles serán los presupuestos que se manejarán para 2021, “pero sí que nuestras subvenciones serán sensibles a la adaptación a las circunstancias”.
La directora del organismo autónomo avanza una reunión de trabajo de carácter técnico con los responsables de artes escénicas de las comunidades autónomas y las entidades locales, “con el fin de abordar de qué manera debemos afrontar las circunstancias actuales, desarrollar posibles iniciativas conjuntas o nuevos sistemas de coordinación para mejorar los apoyos a la creación y a la difusión de las compañías de danza en España”.
Por último, se hallan ultimando el borrador de la orden ministerial de creación del Centro Nacional de Difusión de la Danza, que seguirá un modelo semejante al del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), “cuya finalidad será ayudar a promover la danza de los creadores e intérpretes españoles por todos los rincones de nuestro país y en el extranjero y colaborar con muchas instituciones para vertebrar programaciones estables que fomenten la contratación de compañías privadas y la circulación de espectáculos de calidad”.
Javier Cuevas añade que el futuro Centro ha de ser una herramienta que impulse una Plataforma Nacional para la Danza y las Artes del Movimiento en España, lo que se traduciría en “una misión inversa para la danza con una fuerte mirada, también, a los circuitos y redes internas”.
El presidente de FECED va más allá y demanda “un Centro Nacional de Danza que impulse la creación y que genere lazos carnosos, poderosos y cargados de potencia entre artistas, públicos, ciudadanía y estructuras nacionales”.
Esos lazos con los espectadores están hoy rotos por el miedo al contagio. Para recuperar la confianza de la ciudadanía y fomentar su vuelta a los teatros y a los espacios de exhibición una vez se recupere la normalidad, de Miguel considera necesario “diseñar una campaña de concienciación, revitalización y apoyo al sector”.
