SASHA WALTZ RENUNCIA AL STAATSBALLETT
El sueco Johannes Öhman, codirector con Waltz, de la importante casa de ballet de Berlín, también abandona el polémico cargo, que anteriormente fue ocupado por Nacho Duato. Duraron una temporada escasamente
Madrid, 25 de enero de 2020
Lo que mal empieza mal acaba. La estrambótica Ley de Murphy va más allá al vaticinar que lo que empieza mal acaba peor. Y es lo que se puede decir del accidentado nombramiento de Sasha Waltz y Johannes Öhman como directores artísticos del Staatsballett de Berlín, que vinieron a sustituir a Nacho Duato en el cargo y, tras apenas una temporada, han anunciado su renuncia en bloque esta semana generando un verdadero seísmo en el corazón de la agrupación de ballet más grande y relevante de Alemania. El comunicado oficial de la compañía, muy escueto, indica que Öhman, quien venía de ser el director del Royal Swedish Ballet y se suponía iba a ser el garante del ballet clásico dentro de la compañía berlinesa, renunciaba al cargo tras aceptar la dirección artística de Dansens Hus, la casa de vanguardia y danza contemporánea más destacada de Estocolmo, su ciudad. Ante la nueva situación, Sasha Waltz también renunció alegando que no quería quedarse sola dirigiendo al Statsballett y que prefería seguir con su famosa compañía, la Sasha Waltz & Guests, que nunca dejó de operar. No obstante, algunos medios internacionales citan como verdadero detonante de las renuncias una verdadera trifulca entre los bailarines y la dirección ocurrida a principios de enero, unas diferencias que se hicieron evidentes desde el principio.
Resulta curioso que el anuncio del nombramiento de ambos de se produjera en 2016, tres años antes de asumir el cargo, y que duraran apenas uno al frente de la institución. Dos en el caso de Öhman, que anticipadamente se instaló ante la renuncia del valenciano Nacho Duato, que decidió marcharse tras las nominaciones. Aparte de raro y poco diplomático, aquel precipitado nombramiento fue polémico. Por un lado, parecía una estrategia política de Michael Müller, entonces alcalde de Berlín encarando la reelección, por lo que intentaba complacer a una parte del electorado que se quejaba de que un español estuviese al frente de la casa de ballet más importante de Alemania. Lo cierto es que rara vez se nombra a un sustituto cuando el actual tiene todavía tres años de contrato por delante. Artísticamente, no le iba demasiado bien a Duato, de todas formas. Sus piezas eran recibidas con cierta frialdad por el público y la crítica. A Waltz y Öhman tampoco les fue muy bien.
Ante el precipitado nombramiento del tándem Waltz/Öhman, en 2016, los bailarines se hicieron escuchar y rechazaron de plano a Sasha Waltz. Consideraban que la coreógrafa no estaba capacitada para encargarse de una compañía de ballet, alegaban que su estilo, tan contemporáneo y en sintonía con la danza-teatro, no era el más adecuado para la formación, íntegramente entrenada en ballet clásico. Así las cosas, se produjo la salida de Duato, en 2017, y se comenzó con la transición. A su llegada, la creadora tuvo una larga reunión con los bailarines (en las que les formuló 50 preguntas, según dijo) y tras ella, declaró que se habían limado asperezas y se respiraba una buena atmósfera. El brevísimo período de Waltz trajo a renombrados coreógrafos contemporáneos, la mayoría ajenos al vocabulario clásico, como Jefta Van Dinther, Sharon Eyal o Alexander Ekman, al tiempo que Öhman trajo a reconocidos creadores del ámbito académico como el ruso Alexei Ratmanski, que les montó La Bayadera. Tanto Öhman como Waltz permanecerán en sus cargos hasta finales de 2020, mientras se produce esta nueva transición para la compañía..
