TABLAO DELUXE
Antonio Najarro, en su primera producción fuera del BNE, se reúne con El Yiyo para presentar, junto a Belén López e Inmaculada Salomón Zincalí en el Corral de la Morería desde el 23 de enero
Texto_OMAR KHAN
Madrid, 16 de enero de 2020
“En el riesgo está la evolución”, reflexionaba esta mañana distendido Antonio Najarro en el minúsculo escenario del mítico Corral de la Morería, de Madrid, en el que estrenará el próximo 23 de enero Zincalí, su primera creación fuera del Ballet Nacional de España, donde llevó la dirección artística durante los últimos ocho años. Pequeña en tamaño, dadas las dimensiones del legendario tablao madrileño de Las Vistillas, la producción es grande y ambiciosa en cuanto al talento reunido. Sobre el escenario, El Yiyo, joven fenómeno del flamenco racial, junto a dos veteranas de diferente índole: Belén López, famosa por sus interpretaciones para las óperas de Franco Zeffirelli, en la Arena de Verona, e Inmaculada Salomón, primera bailarina del Ballet Nacional de España. En la música, el compositor y guitarrista flamenco José Luis Montón, mientras que los trajes masculinos han sido un diseño exclusivo de Oteyza, “un creador de moda que lleva la vanguardia desde la raíz”, en palabras de Najarro. Los vestidos de ellas serán, en cambio, una selección de los trajes que luciera en su momento Blanca del Rey, artífice de la propuesta y directora artística de El Corral de la Morería.
La inspiración inicial de Zincalí, explica Najarro, viene del escritor, traductor y filólogo británico George Borrow que, en 1841, publicó su ensayo Zincalí. Los Gitanos de España, una aproximación a la cultura gitana española, con la que el escritor inglés quedó fascinado, llegando incluso a aprender caló para poder acercarse a este universo, sus gentes y su manera de ver el mundo. Quizá la elección de Borrow como punto de partida tenga mucho que ver con la presencia protagonista de El Yiyo, cultor de un flamenco en bruto, bastante antagónico a la danza estilizada de Najarro. “Lo que Borrow describe está en el corazón de El Yiyo. Yo hago danza estilizada con movimiento contemporáneo, algo muy diferente a lo suyo. No ha sido fácil pero al final, los movimientos son suyos, porque he querido dar libertad para que cada uno de los artistas que participan expresen su propia personalidad”.
En cualquier caso, para todos, Zincalí ha supuesto salir de su zona de confort y adecuarse a nuevas y diferentes exigencias. “Nunca, en toda mi carrera, bailé en un tablao”, confiesa Inmaculada Salomón. “Estoy acostumbrada a Antonio, su estilo va conmigo, y lo normal para mí es el teatro, lo que supone el escenario, así que es todo un reto enfrentarme a un espacio tan pequeño, bailar en un tablao, hacer algo tan diferente”.
Aunque el escenario es mínimo, Najarro ha expandido la propuesta, que se desarrolla en seis cuadros que se salen de la escena y abarcan todo el espacio, como metiendo a los espectadores dentro de este mundo de danza estilizada. Toda una innovación, incluso para la casa. “Me siento feliz de ver cómo, de alguna manera, este proceso me ha hecho volver a aquellos tiempos en los que Mario Maya, aquí mismo en el Corral de la Morería, se le ocurrió bailar Lorca sin camisa, todo un atrevimiento en ese momento, o cómo lo hacía Gades. Este lugar ha sido un crisol donde artistas de la época rompían y mucho. Hoy Antonio Najarro hace este espectáculo que me lleva a una juventud que ya no tengo”, declaraba Blanca del Rey, dama del flamenco que en este mismo escenario diminuto bailó por vez primera su ya legendaria Soleá del mantón.