FUNERAL INNOVADOR
CienfuegosDanza celebra sus 20 años de vida con una reinvención personal del Requiem, de Mozart
Texto_OMAR KHAN Foto_ALEXSANDRA DMITRIEVA
Madrid, 2 de diciembre de 2019
Nueve bailarines, un cuarteto de cuerdas, una actriz, proyecciones de vídeos, una aproximación más bien personal a la danza española, Mozart intervenido y contaminado, la muerte en primer plano... Hace 20 años Yoshua Cienfuegos (Oviedo, 1973) no hubiese imaginado que una obra así de ambiciosa sería suya, pero tras dos décadas y mucha experiencia escénica con CienfuegosDanza, su propia compañía y otras tantas donde ha sido invitado, ha llegado la hora del vuelco de timón que, inconscientemente o no, le da a su línea de trabajo cada diez años. La celebración del décimo aniversario de su compañía valenciana, hoy cabalgando entre Valencia y Madrid, supuso el período de verificación y puesta en marcha de su tesis doctoral Programa de Optimización del Movimiento (PrO-M), que ofrece herramientas para la ejecución y creación coreográfica. “A los diez años me planteé este cambio total de registro y ahora, a los 20, vuelve la necesidad de un cambio estructural y de vocabulario, nuevas formas de generar la dramaturgia, darle la vuelta a todo, que sea renovador”, comenta este artista asturiano de nacimiento, valenciano de corazón y desde hace poco también hijo adoptivo de Madrid, donde ejerce como profesor en el Conservatorio María de Ávila.
Y es que renovador promete ser su Requiem, que se estrenará en el Teatro Principal (con funciones del 6 al 8 de diciembre). Lleva más de dos años dándole vueltas. Se sumergió en las notas y connotaciones de Mozart pero también en el pensamiento de Nietzsche o Artaud. El tema de la muerte, desde luego, y el del fervor religioso por los que se van también, aunque matizado. “La idea de Dios está presente pero minimizada. En nuestra creación, el ángel anunciador equivaldría a esa muñeca flamenca que se ponía sobre el televisor como adorno. Pierde la carga y significado original y pasa a ser parte del planteamiento estético”.
Pero sin abandonar la danza contemporánea, base de su trabajo, también incursiona en la danza española, después de coqueteos varios que incluyen experiencias con Juan Carlos Lérida, Marco Flores, Sara Cano y otros abanderados del Nuevo Flamenco. Y no será solamente en lo formal sino también en lo conceptual, lo que otorga además un sentido político a su nueva creación. “Estará relacionado con la memoria histórica, es algo personal, en mi familia hubo reclusiones por ideas políticas y una parte emigró a Venezuela. Recuerdo comentarios y conversaciones pero no historias completas, así que he recatado esos trozos de memoria sobre el asunto que me quedan”, concluye.