AND THEN WE DANCED
En Febrero del próximo año, la distribuidora Avalon estrenará en nuestro país Solo nos queda bailar, historia de amor homosexual en el marco de una compañía de danza tradicional georgiana. Está nominada al Oscar y es fuente de polémica en su país. Lee más…
Madrid, 28 de noviembre de 2019
Solo nos queda bailar será el título en español que tendrá en nuestro país la emocionante y al unísono polémica producción sueco-georgiana And then We Danced, que tiene su fecha de estreno fijada para el día 7 de febrero del próximo año. Desde su premier en la famosa sección Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, la película de Levan Akin ha venido acumulando galardones (lleva más de quince), lo que ha desembocado en la nominación al Oscar a Mejor Película Extranjera por Suecia este año. Los festivales de Chicago, Sevilla y Lesgaicinemad ya la han distinguido. También recibió en la pasada Seminci de Valladolid el Premio al Mejor Actor para su joven protagonista, Levan Glebkhiani, y el Premio Espiga Arco Iris que premia en este festival producciones sensibilizadas con la diversidad sexual y de género.
Justamente este aspecto encendió la polémica a inicios de este mes en Georgia, donde la Iglesia Ortodoxa Georgiana y grupos religiosos radicales emprendieron un boicot a su estreno por lo que llamaron “la promoción de aberraciones”, cuando la realidad es que se trata de una historia de amor homosexual que surge en el marco de un estricto grupo de danzas tradicionales georgianas, compañías que históricamente han alardeado de la virilidad de sus virtuosos intérpretes. "La mafia mundial de los partidarios de Sodoma y Gomorra quiere que Georgia caiga en sus redes, pero no lo vamos a permitir", bramaba el líder de la asociación ultraderechista Sociedad de Protección de los Derechos de los Menores, días antes de la premier. El incidente, reseñado por la prensa occidental, volvió sobre la fuerte represión y censura que vive la comunidad LGTBI de Georgia, donde un grupo de radicales religiosos disolvió a palos y pedradas la celebración del Día Mundial de la Homofobia hace pocos años.
Pero hay algo más en Solo nos queda bailar. Permite una aproximación cercana y vivencial a un mundo de danza ajeno, que es tan estricto y exigente como cualquier compañía de ballet. Porque la danza, con su fuerza y energía, es en la película de Lavan Akin la otra gran protagonista.