CANARIAS BAILA EN SEVILLA
La sección Carta Blanca del Mes de Danza permite a un creador programar en el festival sevillano. Este año Roberto Torres, del Teatro Vitoria de Tenerife, se lleva la nueva danza canaria a Sevilla
Texto_OMAR KHAN Fotos_MIGUEL BARRETO / JESÚS CABRERA
Madrid, 31 de octubre de 2019
Durante dos días, la nueva danza canaria se alojará en Sevilla. Serán intensas jornadas dentro del Festival Mes de Danza, que este año ha otorgado su Carta Blanca a Roberto Torres, legendario director del Teatro Victoria de Tenerife, al que María González, a su vez directora del encuentro sevillano, le ha permitido diseñar esta sección de su programación, que traerá parte del vibrante talento canario a la capital hispalense del 2 al 5 de noviembre, permitiendo a los sevillanos acercarse al universo creativo de artistas de las islas. Paloma Hurtado, Paula Quintana, Carlota Mantecón, Carmelo Salazar, Teresa Lorenzo, Élida Dorta, Carmen Macías, Laura Marrero, Daniel Morales y Carmen Fumero ocuparán así distintos espacios públicos y teatros sevillanos estos días.
Ante la ampulosidad del Auditorio de Tenerife y su diseño futurista, el Teatro Victoria contrasta con su edificio más bien pequeño encajado en la pacífica calle Méndez Nuñez, de Santa Cruz. La grandiosidad, en cuanto a la danza, se la ha dado lo que allí ha ocurrido desde mayo de 1999, cuando Roberto Torres, soñador nativo, decidió contra todo pronóstico de éxito volver de un exilio voluntario en Barcelona y poner su teatro al servicio de la danza. De la suya y de la de decenas de artistas en ciernes. “Esto empezó como un espacio de exhibición”, rememora escondido en un rincón oculto del teatro, donde se permite fumar sin ser visto. “En 2000 monté aquí Viaje a ras de sueño. Haces un espectáculo, construyes un grupo, ves que funciona y eso te hace preguntarte ¿y si lo hago compañía? Así nació, al unísono, mi compañía Nómada. Esto creció, llegué a tener seis bailarines pero entonces, en el 2009 con la crisis, volví a mi soledad. Hacer Dulces bestias, en 2018, supuso volver a retomar la idea de compañía por producciones. No como antes, que tuve un elenco estable. Lo que ocurre es que yo tengo esta infraestructura, un lugar desde donde gestionar. Y eso me ha permitido no parar. El Victoria es un lugar que aglutina, han pasado todos por aquí. He visto crecer a unos, he visto desaparecer a otros”.
Ni miente ni exagera. El Victoria ha sido la casa de la danza de las islas cuando allí no había nada. Ha sido como un mechero que encendía sensibilidades de jóvenes bailarines y coreógrafos en potencia que pronto emprendían vuelo fuera de las islas, donde ya no podían crecer más. Hasta ahora. “Un obstáculo para la danza canaria radica en que somos islas. El hecho de que la danza hoy se centre en Tenerife tiene que ver con que el Cabildo está apostando. Hay una apuesta pero no sabemos qué va a pasar. Solamente hemos abierto puertas, aún no hemos demostrado nada porque demostrar requiere tiempo. Los resultados todavía no se ven. Y estoy expectante”.
Café y danza
El Victoria es el lugar al que todo bailarín, coreógrafo o docente canario históricamente ha acudido. No solamente para actuar y mostrar su trabajo sino para ver el de otros, formarse, para hacer un ensayo técnico, informarse, relacionarse, para recibir una clase o un consejo, para tomar un café y hablar de danza. “Aquí se ha luchado por mantener un vínculo vivo y activo entre todos. He querido hacerles sentir que tienen un lugar. Aquí ha empezado todo para muchos. Para Daniel Abreu, para Paula Quintana, yo vi aquí a Carmen Fumero cuando tenía seis años bailando entre cien niñas y me llamó la atención. A los 17 seguía por aquí y la animé para que se hiciera profesional. Muchos de ellos se han ido fuera de Canarias pero siempre vienen por Navidad a ver a sus familiares. A mí me saldría carísimo traerlos a actuar pero no si los tengo aquí, así que de esa circunstancia nace el Festival Canarios dentro y fuera”.
También desde hace ocho años Torres lidera un festival en Garachico, que es todo un fenómeno. “En Canarias hay público para la danza”, asegura convencido. “Lo hemos generado aquí, en el Victoria y lo veo en otros lugares. Te impresiona la cantidad de público que convoca Garachico. No existirá un público mientras la gente no sienta que la danza le pertenece. Y eso tiene que ver con el conocimiento y la educación. La exhibición sola no es suficiente. El éxito de Garachico, que son unos días, tiene que ver con la actividad de talleres y labor de difusión que hacemos durante todo el año”.
Gestor, productor, promotor, programador (“Ser programador requiere ser visionario”, asegura), Torres es también artista de dilatada trayectoria. Acumula un largo catálogo de obras entre las que se encuentran Historia de un soldado, Paseo con la danza, Andanzas imaginarias, Paisajes de la memoria y la más reciente, Dulces bestias. “Como creador me gusta hablar de los opuestos. Luz y sombra. Dentro y fuera. Por la razón que sea me gusta trabajar en la contradicción. Me encanta lo que muestro pero también lo que escondo. Yo empecé como actor y siempre ha sido importante para mí la dramaturgia del personaje, aunque sean animales como los de Dulces bestias”.
En Sevilla
La selección de Roberto Torres para el Mes de Danza de Sevilla intentará ofrecer una panorámica rápida pero certera de lo que ocurre en las islas con el siguiente programa: Lamajara, proyecto catalán en el que participa Paloma Hurtado, una de las promesas de la nueva danza canaria, presenta Labranza (2 de noviembre a las 12.30 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo), la ascendente creadora Paula Quintana llevará su solo Sueño 3. Latente (2 de noviembre a las 13.30 en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y a las 19h en el Hotel Petit Palace Santa Cruz), Carlota Mantecón lleva su solo Gimnástica Off (2 de noviembre. 16.30 Centro Andaluz de Arte Contemporáneo), Carmelo Salazar estrena Fin del mundo Beauty (2 de noviembre 17.30 Centro Andaluz de Arte Contemporáneo) y Teresa Lorenzo irá con Pájaro (3 de noviembre. 12.30 Casino de la Exposición). Los días 4 y 5 en la Sala Manuel García de La Maestranza será el turno para un programa mixto con obras de Élida Dorta, Carmen Macías, Laura Marrero, Daniel Morales (en la foto sobre estas líneas) y Carmen Fumero.
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