TRABAJO DE CÁMARA
Iratxe Ansa e Igor Bacovich estrenan mañana, dentro del ciclo Abierto en Canal, su nueva creación Dog Talks. De esta obra, de sus procesos y su personal metodología hablamos con ellos…
Texto_OMAR KHAN Foto_ALFREDO MARTÍN
Madrid, 9 de septiembre de 2019
Cuando, en 2010, decidió dejar el Nederlans Dans Theater (NDT) holandés, la bailarina vasca Iratxe Ansa había acumulado ya un incontable número de horas de escenario, incluyendo las de su fructífero paso por la CND de Nacho Duato. Se tomó un tiempo para pensar y reflexionar sobre lo que verdaderamente quería hacer. Y encontró un camino satisfactorio que le permitía hacer couching, seguir bailando y también creando. “He bailado desde niña, he hecho muchas galas, he estado en muchas compañías y en todo este tiempo fui ideando mis propias herramientas físicas de trabajo”, explica sobre la génesis de su personal metodología. Por el camino, hizo alianza con el bailarín y creador italiano Igor Bacovich, que se movía en sintonía con sus intereses, y juntos han emprendido un camino de emociones intensas que les ha llevado hasta Dog Talks, la pieza que estrenan mañana dentro del ciclo Abierto en Canal, en la Sala Negra, como producto de su residencia en los madrileños Teatros del Canal.
Con su personal metodología -el Metamorphosis Method-, producto de sus propias experiencias, viajan por todo el mundo. Hacen couching, ofrecen formación y también crean, siempre con grupos muy distintos de bailarines. En España, sin ir más lejos, han creado recientemente Travellous, para el Conservatorio Mariemma de la capital y han estrenado su coreografía Jián con la Compañía Nacional de Danza, en 2018. Para Dog Talks, un proyecto más personal, convocaron audiciones porque, por lo pronto, no se plantean tener una compañía propia. “Creo que nos interesa más la idea de crear una cantera. Nuestra inspiración es muy física y necesitamos bailarines que estén muy en forma. Sé lo que significa mantener una compañía y por ahora no es lo que queremos. Nos movemos mucho, conocemos mucha gente diferente. El año pasado estuvimos en Lisboa, luego Oporto, de allí a Jerusalem, vinimos y entonces residencia en Canal y El Escorial, luego Corea. Entre medias, montamos las piezas para la CND y Mariemma”.
Conversaciones de perro
Es duro en el día a día pero se han hecho un nombre en un amplio circuito internacional. Cuando convocaron audiciones para Dog Talks vino gente de puntos geográficos muy distantes, bailarines todos que ya conocían su metodología y querían repetir la experiencia con ellos. El tipo de trabajo que hacen con los bailarines les proporciona las herramientas e ideas que luego nutren sus coreografías. “Los proyectos nacen de la necesidad de hacer crecer lo que trabajamos con el cuerpo en el estudio”, admite Igor Bacovich, que ha desarrollado su carrera principalmente en Holanda bailando para creadores como Krisztina de Châtel o Bruno Listopard. “La razón de crear no empieza por el concepto. Nos interesa el lenguaje, lo que le pasa al intérprete, la experiencia que vive en el escenario, el trabajo continuo, lo que ocurre con el cansancio, generamos una estética viva”.
A partir de allí van generándose las ideas que conformarán el discurso. Y entonces todo parece válido. Bacovich, que estuvo durante un tiempo haciendo trabajo social, en contacto directo con realidades de esas que no queremos ver, siente que la experiencia ha sido savia para su creatividad. “Tengo este bagaje acumulado de experiencias que no son de danza y eso me ha ayudado a crear. No lo veo desconectado. Después de esto, salía de mi danza algo que antes no estaba”.
Tanto él como Ansa, también se han aproximado en distintas ocasiones al mundo audiovisual. Y de las reflexiones generadas por estas incursiones en un mundo limitado por el visor de una cámara nace Dog Talks. “Para esta pieza hemos echado mano de nuestra experiencia en el trabajo de videocreación y visuales, cómo se trabaja la cámara y todos los conceptos relacionados al lenguaje audiovisual, así que nos preguntamos qué pasaría si tratáramos de trasladar esa estética y lenguaje al escenario sin utilizar el medio. Sobre esa base comenzamos a trabajar con los bailarines, pero también nos reunimos con el compositor [Liu Yiwei] y el escenógrafo [Yoko Seyama] para direccionarlo todo hacia esta idea. No tenemos los recursos infinitos de una producción audiovisual pero queremos explorar la idea de que se vea todo como se movería la cámara. Lo que ocurre es que no hay cámara”, concluye.