Alegre
Arranca este 5 de junio el Festival de las Artes del Movimiento (FAM) de Tenerife. Iniciamos una serie de entrevistas dedicadas al Talento Canario comenzando con Paula Quintana, que inaugura el festival isleño con el estreno de LLAA / Las Alegrías
Texto_OMAR KHAN / Foto_JOAQUÍN PONCE DE LEÓN
Tenerife, 3 de junio de 2019
“Soy una ensalada”, suspira risueña Paula Quintana. “Lo que hago en danza es un fiel reflejo de mi formación como artista. Mi familia es andaluza y yo de Tenerife. Hice clásico y contemporáneo. Me pasé luego al teatro y a Madrid me fui a estudiar cine. Entonces me salió un trabajo de flamenco contemporáneo y me obsesioné porque soy así. Me pasé dos años metiéndome de lleno en el mundo flamenco madrileño. Pero tampoco dejé de hacer teatro y bailé de todo. Me sumergí por completo en el boom del off madrileño, que era donde había trabajo”. Como también es actriz, algunas películas cayeron. Y en medio de esta vorágine, va desarrollando su propio trabajo creativo. Su primera propuesta Sueño3 giró en el circuito Acieloabierto, y a ésta siguieron creaciones como Latente, Amarga Dulce, Siempre, en algún lugar y Pieles, con la que visitó el Festival Meyabe, del Congo, que resultó para ella una experiencia humana significativa. Tanto, que es el origen de su nueva creación LLAA / Las alegrías, que tendrá su estreno este miércoles 5 de junio, inaugurando el Festival de Artes del Movimiento (FAM) en el Teatro Leal y se verá luego, en otoño, en los Teatros del Canal, de Madrid.
“La alegría vital que tiene la gente de Kinshasa, en las condiciones que vive, fue una cachetada directa. En nuestra sociedad o recuperamos la alegría o vamos mal. No se trata de la fiesta ni de la felicidad sino de recuperar esa sensación de cuando estás alegre. Esa actitud de yo me como el mundo. Reafirmar esa alegría que ocurre cuando la gente junta toda su energía en una manifestación, un concierto o defendiendo que el miedo no nos lleva a ningún sitio”.
Este pensamiento, positivo y vitalista, se hace danza en LLAA / Las alegrías, una obra para la que Quintana ha contado con el apoyo dramatúrgico de Javier Cuevas, y en la que despliega sus múltiples habilidades escénicas dirigidas todas a sembrar alegría de la auténtica en su audiencia. Incluido el flamenco. “Cada vez menos”, corrige. “Lo he bailado pero sé que no soy flamenca. Yo lo que intento es ser honesta con lo que estoy haciendo. Voy con zapatos de flamenco pero no los uso de la manera convencional. Yo el flamenco lo traigo dentro aunque me empeño en desprenderme. Es una información que tengo en mi cuerpo pero nunca pienso que estoy fusionando. No me preocupa que se me encasille. Me preocupa que venga alguien esperando flamenco y salga decepcionado, me preocupa que condicione al espectador. En Palma me dijeron que era una provocación al género llevar zapatos flamencos. Pero yo no pongo el género, lo pone el que lo ve”, dice encogiéndose de hombros.
